El verano diferente de una joven de La Rioja en la selva de Perú

Cada día miles de personas se ofrecen como voluntarios, hoy para conmemorar el Dia Internacional del Voluntariado os contamos la experiencia de Marta, una joven de Logroño de 27 años, estudiante de Grado en Comunicación, que a sus 22 años, decidió pasar el mes de agosto en Perú, concretamente en la Provincia de Satipo (Selva central de Perú).

Viajó junto a Don Pedro Rosales, presidente de la ONGD Kaipacha Inti, de Lardero y un grupo de voluntarios riojanos, entre ellos los doctores Ramón del Campo y José Antonio Alba, quienes apoyaron en el Hospital Manuel Arakaki y crearon una historia médica de todos y cada uno de los estudiantes del Cetpro La Rioja.

Marta junto a sus compañeros Rafa, Idoya, Andrea y Arturo visitó y entrevistó a los alumnos que ya se habían graduado en el Cetpro La Rioja.

Es una forma curiosa de pasar el verano ¿cómo surgió esta experiencia de voluntariado en Perú?

Siempre me ha gustado viajar, conocer otras culturas, la gente y sus diferentes costumbres... y si encima te ofrecen la posibilidad de aprender y sentirte útil ayudando a otros, ni te lo piensas.

En mi caso todo surgió en una comida familiar, cuando entre plato y plato les dije que ese verano me quería ir de voluntaria, mi tío me comentó que conocía una ONGD en Lardero que realizaba voluntariado y sin pensármelo me puse en contacto con ellos, cinco meses después estaba haciendo las maletas.

¿Cuáles eran las labores sociales que realizabas?

Nuestra labor principal era ayudar a los doctores que viajaban junto a nosotros con los exámenes médicos de cada estudiante del Cetpro La Rioja y realizar un seguimiento de los antiguos alumnos.

En esos seguimientos les entrevistábamos y realizábamos un pequeño reportaje de cada uno, conociéndolos y conociendo cómo eran sus vidas después de sus estudios en el Cetpro La Rioja.

¿Habías viajado antes a Perú? ¿Cómo eran las instalaciones en las que te alojaste?

Era la primera vez que viajaba a este país y me enamoré de él. Nos alojábamos en la casa que tiene habitada la ONGD Kaipacha Inti al lado del Cetpro La Rioja, un centro de formación de estudiantes de cocina y mecánica.

Compartía habitación con mis compañeras Andrea e Idoya. La casa contaba con todo lo necesario una cocina, un baño y colchón donde poder dormir.

¿Cómo fue tu experiencia?

Para mí fue una experiencia inolvidable. Tras un viaje eterno llegamos por fin a Satipo, el primer día nos encontramos con una huelga de cafeteros y no se podía salir a la calle, empiezas a darte cuenta de que ya no estás en casa, la experiencia comienza a ser real.

Desde el primer momento la ONGD deposita en ti mucha confianza y tienes una gran responsabilidad. Cuando la huelga cesó comenzamos a descubrir las maravillas del país a la vez que su pobreza. La felicidad de aquellos que no contaban ni tan siquiera con agua potable, algo tan común para nosotros, te hacía ver la vida de otra forma. Lo importante es viajar con la mente abierta y con ganas de aprender.

Descubrimos lugares increíbles, como Cheni, una comunidad Asaninka en medio de la selva peruana, visitamos haciendas, tribus… aprendimos sus bailes, probamos su magnífica gastronomía y sobre todo conocimos personas maravillosas.

¿Te dio tiempo a viajar por el país?

Sí, no todos los días viaja uno a Perú, así que la última semana la utilizamos para impregnarnos de la cultura Inca visitando sus zonas más turísticas, Cuzco, Machu Pichu, El Valle Sagrado, Lima…

¿Recomendarías esta experiencia?

Por supuesto, conocer otras culturas, otras gentes, abre nuevos horizontes y te ayuda a crecer como persona y a conocerte mejor. Si tenéis la oportunidad yo os digo que no lo penséis dos veces, os aseguro que no os arrepentiréis.