Ilusionar con magia de forma altruista

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La Rioja cuenta con una asociación llamada Círculo Ilusionista Riojano (CIR) cuyos miembros, todos ellos magos apasionados por la magia, ofrecen cada año docenas de representaciones altruistas a públicos muy especiales como niños, ancianos o enfermos.

La asociación se fundó hace 20 años, en 1992, y hoy tiene 37 miembros todos de distintas edades y profesiones, niños, adultos, ancianos, ingenieros o mecánicos, pero todos unidos por la afición a la magia, explica a Efe su presidente, Cid Peña.

Los objetivos del CIR, además de hacer representaciones gratuitas a determinados colectivos, pasan también por fomentar este arte escénico entre la población y así organizan cursos e impartes clases entre gente que demuestra su sincera afición por la magia.

“Porque también hay gente que viene por puro cotilleo”, afirma Cid Peña, para quien los trucos de los magos son absolutamente secretos y no se pueden desvelar sino a personas muy determinadas que tengan verdadera vocación.

A los “cotillas” Cid les recomienda que se compren libros de magia que se pueden conseguir en cualquier librería, porque la asociación cuida las vocaciones e, incluso, tiene una sección juvenil de magos con trece miembros de seis a trece años.

Por supuesto que el CIR, que es una organización sin ánimo de lucro, pertenece a la Sociedad Española de Ilusionismo y a la Federación Internacional de Magos, y el año pasado organizó en Logroño una Semana Nacional de Magia en la que participaron más de cien profesionales y contó con apoyo institucional.

Cid Peña, que es ingeniero informático de profesión, reconoce que algunos miembros del Círculo redondean sus sueldos con actuaciones de pago en bodas, bautizos y comuniones y que también actúan en cumpleaños y otros actos sociales.

Junto con su compañero Diego Calavia, Cid Peña ha fundado la organización Magos Solidarios Abracadabra y actúa con asiduidad ante los niños enfermos del departamento de Pediatría del Hospital San Pedro, a quienes hacen felices durante un rato y a los ancianos de la residencia de Lardero, en otras muchas instituciones.

Para Cid Peña un mago no sólo hace magia sino que necesita dominar otras muchas artes escénicas como el canto, el mimo o la imitación porque entretener, hacer reír, o divertir al público es una actividad difícil.

El ilusionismo, cuyo patrón es San Juan Bosco un maestro que usaba la magia para enseñar, se tiene que practicar siempre “desde la humildad” el gusto y el respeto, según Peña, para quien los trucos que nunca fallan, al menos entre los niños, son aquellos en los que aparecen animales, normalmente conejos o palomas.

El utiliza un conejo que, según cuenta, tiene ya seis años y se ha hecho muy grande lo que aumenta la dificultad de los trucos en los que aparece, que dejan boquiabiertos a niños y grandes.

El presidente de los magos riojanos elogia el nivel de los profesionales españoles y califica a Tamarit de auténtico monstruo, reconocido mundialmente como uno de los mejores, pero cita también a Piedrahita o Yunque como ilusionistas admirables en sus respectivas especialidades.

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