La historia de Pedro Aceña
1. “Te llega a doler tanto el cuerpo que te la suda”.
Pedro Aceña (Gualdamez, 1955) cumple mañana 59 años. Hace cuarenta, en las últimas bocanadas del franquismo, fue perseguido, detenido, torturado y secuestrado. Estuvo en la cárcel de Carabanchel junto a Marcelino Camacho, el primer secretario general de Comisiones Obreras, “que era el que leía el periódico y las noticias”. Allí estaban también los etarras que pusieron el atentado contra Carrero Blanco, “que casi se lían a hostias con los del Partido Comunista”.
2. “Estaba helado, sin comer, sin dormir... sólo pensaba en aguantar”.
Corría el año 1974, Pedro Aceña tenía diecinueve años, era miembro de la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) pero aún no estaba fichado. Pasaba desapercibido. Vivía en casa con su familia. Todo cambió el 9 de febrero en la madrileña Avenida de Fátima, donde había acudido para protestar contra la condena a muerte del joven Salvador Puig Antich (fue ejecutado el 2 de marzo en un garrote vil). No eran buenos momentos para protestar contra las decisiones del régimen si es que alguna vez los hubo menos malos. La dictadura tenía que mostrar firmeza tras el reciente asesinato de Carrero Blanco (20 de diciembre de 1973). Allí, en el barrio de Carabanchel, cambió la vida de Aceña cuando fue detenido.
3. “Me cogieron del pelo y gua, gua, gua, empecé a tragar agua en la pila”.
Entre detención y detención, un secuestro. Fue en septiembre de 1975, cuando Pedro Aceña había pasado ya tres veces por la Dirección General de Seguridad, un sitio que visitaría una vez más de la mano de Billy el Niño. Por desgracia, el jefe de la Brigada Política Social no era lo más peligroso con lo que un miembro de la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) podía toparse. Los Guerrilleros de Cristo Rey (grupo parapolicial de ideología ultraderechista) mataban gente. Había que andarse con cuidado para no acabar en una cuneta.
4. “¿Para esto he peleado yo?”.
“Alguna vez pienso que tengo que ir a Navalsaz a escribir un libro sobre todo lo que me pasó”, dice Pedro Aceña, tras recordar sus vivencias durante la última época de la dictadura franquista. Llega el momento de las reflexiones, de comparar aquella lucha con la actual. Un pero, no haber contado antes estas historias públicamente. “No lo contabas porque creías que iba a ser poco creíble. Tú mismo te reprimes. Hemos tenido esto oculto durante mucho tiempo porque parecía que era contar batallitas de cómo estabas en la cárcel, qué te hacían, si te habían torturado… nosotros mismos hemos evitado contar una realidad de este país”.
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