Logroño, capital de la buena vida
“Se come bien en Logroño, se bebe mejor (vino de Rioja, naturalmente) y se camina de maravilla”. Así describe la Guía Repsol a la capital riojana, en un completo reportaje en el que propone un recorrido por la ciudad y por sus lugares más característicos durante 48 horas. “La ciudad es pequeña y está llena de verdes paseos por la ribera del Ebro y calles peatonales por las que los peregrinos pasan muy despacio, casi a cámara lenta, tratando de capturar el aroma de los asadores y las tabernas”.
Así, el recorrido comienza en el ayuntamiento, obra de Rafael Moneo, aunque también aconsejan visitar el edificio que albergaba el antiguo consistorio, el palacete Los Chapiteles, del siglo XVI. Siguiendo por la calle Portales, el siguiente punto es la concatedral de Santa María la Redonda, que recibe este nombre por la iglesia románica sobre la la que se construyó en el siglo XVI, que sí que era redonda. Alberga un cuadro de la Crucifixión atribuido a Miguel Ángel.
Desde aquí atravesamos la plaza del Mercado para salir, por la calle Carnicerías, a la de Sagasta, en cuyo número 8 se encuentra Botas Rioja, uno de los últimos talleres de España que aún fabrica estos pellejos para beber. Otra reliquia es el Café Moderno, en la plaza Francisco Martínez Zaporta.
Continuando el paseo por Portales se llega, subiendo por Capitán Gallarza, al Mercado de San Blas, un bonito edificio de 1930 en cuya planta baja se exhiben los mejores productos de la huerta riojana. La Guía Repsol también recomienda visitar el Palacio de Espartero del siglo XVIII, en el que se encuentra instalado el Museo de La Rioja y el Cubo del Revellín, junto al que se encuentra la Oficina de Turismo.
La gastronomía también tiene su hueco en el reportaje, donde se mencionan varios establecimientos como Tondeluna o pastelería Viena y, cómo no, las calles Laurel, San Juan y San Agustín, con un completo repaso a los pinchos más apetitosos. La mañana se completaría con la visita a varias bodegas, como Darien, Campoviejo o Franco-Españolas, así como a los tradicionales calados y al Centro de la Cultura del Rioja.
Después de comer un menú típico riojano con caparrones y chuletillas, la guía propone acercarse a conocer el Parlamento y la Iglesia de Santa María de Palacio, para pasar a disfrutar de una tarde de compras por las Cien Tiendas.
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