El parking y la esencia del consenso

El Parlamento de La Rioja ha conseguido lo que parecía imposible. Ha puesto de acuerdo a PP, PSOE, IU y VOX. Sí, así es. Flipa, ¿no? Y usted lector que aseguraba que era imposible. ‘Imposible is nothing’ cuando se trata de nuestros amados líderes. Eso sí, no han alcanzado un acuerdo en Sanidad para incrementar los médicos de Atención Primaria o descongestionar Urgencias. Tampoco en Educación para que por una vez comience el curso con profesores suficientes o para acordar un plan de reindustrialización de la región con empresas sostenibles -sostenibles en todos los sentidos-; ni siquiera para que el acceso a la vivienda sea realmente un derecho constitucional. No, se han puesto de acuerdo -lo han renovado exactamente- en el parking.

Concretamente en la contratación de 33 plazas de aparcamiento para que sus señorías -los diputados del Parlamento de La Rioja me refiero- no sufran el suplicio de caminar tres manzanas para llegar hasta la Cámara riojana. No sé si fue Aristóteles, Maquiavelo, Bismarck o Churchill quien dijo que la “política es el arte de la imposible” -los cuatro se apuntan frases en internet que probablemente pronunció un quinto-, de lo que no tengo duda es que gracias al Parlamento regional en Logroño lo posible es, por fin, aparcar gratis. Gratis para 33 personas a costa de los impuestos de todos. 

No se crean, la medida tiene su lógica. Piénselo, si nuestros diputados se pusieran a caminar por las calles correrían el riesgo de descubrir lo que siente un ciudadano normal al buscar aparcamiento en Logroño, y la empatía está muy sobrevalorada. Además, podrían tener contacto con la realidad social, económica y cultural de la sociedad de 2025 y eso podría ‘conducirles’ -pillan la ironía- a proponer debates sobre leyes que en verdad beneficiaran a los ciudadanos. 

Es cierto que caminar podría llevarlos a perder la única grasa que mantienen en forma que no es otra que la de la mayoría de sus intervenciones parlamentarias. Todos sabemos que lo único que realmente ejercitan nuestros diputados es el brazo al levantarlo para votar en función de lo que marque el líder de su partido. Un poco como el cuerpo de baile de una verbena. Disciplina de partido lo llaman debatan sobre impuestos, la pobreza energética o un genocidio.

Los diputados riojanos disponen de aparcamiento reservado en un parking sean de Logroño o Calahorra o Haro; vivan dos calles más allá de la plaza del Parlamento, tengan coche o no. 

Lo llamativo y sorpresivo es que el acuerdo firmado por partidos políticos tan dados a utilizar latiguillos de moda -recuerdan cuando todo era multidisciplinar- no incluye cláusula alguna de sostenibilidad. Los diputados no apuestan en su acuerdo por la sostenibilidad. No obligan ni invitan, ni siquiera incitan, a estacionar coches eléctrico en esas plazas que se han reservado, ni siquiera híbridos. En Logroño -el Ayuntamiento continúa retrasando la instalación de puntos de recarga- la transición energética y ecológica es como el AVE, siempre llega a otras ciudades. Aunque quizá una ‘electrogasolinera’ no genere tanto consenso político como 33 plazas de aparcamiento.

Los diputados regionales se profesionalizaron la pasada Legislatura y su sueldo debería ser suficiente para buscarse la vida para aparcar sus coches, como todo hijo de vecino, si no gustan del placer de caminar. La excusa de que así no se retrasan a plenos y comisiones tampoco vale. A un logroñés que se retrasa en su trabajo lo penalizan o despiden. Así es la vida, así es la realidad en la calle. La vida real lo llaman.

Los diputados riojanos ya pueden dormir tranquilos, además de sus dietas, sus coches también están bien protegidos. A fin de cuentas, todo indica que las colas para obtener cita con el médico les preocupan menos que las de aparcamiento. ¿No contarán con seguros privados? No, ¿no?

Demasiadas veces, en política da la impresión qué todo se discute, salvo lo verdaderamente importante y los acuerdos siempre se alcanzan en asuntos que nada tienen que ver con los ciudadanos. Aparcar el utilitario de su señoría es la nueva esencia del consenso.