“¿Quién va a querer contratar a un hombre de 50 años?”
Varón, 50 años, trabajador de la construcción y en el paro. Este es uno de los perfiles que de forma más común podemos encontrar en las colas del paro. Y es que la crisis ha hecho que muchos trabajadores de la construcción pasen a engrosar las listas del desempleo.
La crisis que nos rodea se puede percibir en todos los sectores. Sin embargo, uno de los que más se han resentido desde el principio de esta temida crisis ha sido, sin duda, la construcción.
Actualmente estamos viviendo las consecuencias del boom inmobiliario que comenzó en nuestro país hace más de diez años. Pero ahora, cuando las dificultades económicas afloran en la sociedad, este ha sido uno de los sectores donde más ha repercutido la pérdida de empleo.
Antonio González es uno de tantos hombres de casi 50 años que debido a esta crisis ha perdido su empleo en la construcción. “No hay dinero para construir, no hay obras, no hay trabajo y por eso le sobramos todos al jefe”, confiesa resignado a pasar a engrosar las listas del paro.
Antonio se encuentra en una situación difícil. La constructora en la que trabaja como peón está en la quiebra, todos los bienes se encuentran embargados y lleva dos meses pagando sólo la mitad de la nómina a sus empleados. Un banco se ha hecho cargo de la obra que están terminando, pero el futuro que les espera es desalentador. Dentro de unos meses, Antonio estará en el paro con 50 años.“¿Quién va a querer contratar a un hombre de 50 años?”, se pregunta, “tengo una edad muy mala”. A esto se une la dificultad para cobrar el finiquito. La empresa les ha ofrecido pagar 20 días por año trabajado, pero todavía no saben cuándo podrán recibir este dinero.
A esto se añade que su vida laboral cuenta tan sólo con tres empresas: una de aluminio, una fábrica donde pasó más de 25 años y 7 años en la construcción, una experiencia laboral limitada a varios sectores de trabajo. Según el responsable de selección de Adecco, la única salida que le queda a estos trabajadores es una fábrica, empresas que ahora mismo están en crisis y casi no solicitan plazas, por lo que se hace mucho más complicada la búsqueda de empleo.
Aunque dentro de lo que cabe, su situación no es extrema, como la de otros compañeros que lo tienen realmente difícil. La mujer de Antonio trabaja, no tiene hipoteca y ajustando un poco los gastos incluso puede llegar a ahorrar. Sin embargo, otros compañeros de obra lo tienen más complicado: con la misma edad, con hipoteca y siendo el único miembro de la familia que lleva dinero a casa.
Hace casi diez años, cuando Antonio contaba con 43 años ya vivió esta difícil situación de encontrarse sin empleo. Sin embargo, por aquel entonces, la solución a todos los problemas estaba en la construcción. El que más y el que menos podía tener una vía de escape al desempleo en este sector. Ahora, el panorama es desolador, puesto que con diez años más a las espaldas, la desventaja de tener estudios básicos y de contar con limitada experiencia profesional, el hecho de encontrar un empleo se hace realmente complicado.
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