Talento riojano en Japón

Talento riojano en Japón

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Detrás de cada fuga de talento hay una historia personal, un balance de pérdidas y ganancias y también, claro, una distancia. La de Guillermo Juárez Fernández (Logroño, 1988) asciende a más de 10.650 kilómetros, que son los que separan Madrid, donde reside actualmente, y Kioto, la ciudad japonesa a la que se traslada este miércoles. El biólogo riojano ha recibido una beca del gobierno nipón para investigar durante dos años el retrovirus HTLV-I, que prevalece sobre todo en países tropicales y causa un tipo de leucemia altamente mortal.

La vocación de Juárez por la biología se remonta a su época de estudiante de bachillerato en el IES Comercio de Logroño, cuando ya sobresalió como ganador de la I Olimpiada de Biología y representó a La Rioja en el concurso nacional. Después se trasladó a Madrid para licenciarse en biología por la Universidad Autónoma de Madrid y cursar un máster en microbiología en la misma universidad. Y mientras se formaba como biólogo, Juárez empezó a estudiar japonés por casualidad. “En el colegio mayor coincidí con un compañero japónes y empezó a darme algunas clases. No aprendí demasiado, pero el idioma me gustó mucho y al año siguiente ya me puse en serio”, recuerda el joven riojano.

En enero recibió la noticia de que el gobierno japonés le concedía una beca 'Monbukagakusho' para desarrollar sus investigaciones en la Universidad de Kioto y, aunque tenía trabajo en Madrid en un laboratorio de análisis clínicos, Juárez no ha dudado ni un momento en hacer las maletas. “Siempre he querido dedicarme a la investigación y, además, vivir en Japón es una oportunidad muy estimulante”. En España, en cambio, las perspecivas no son halagüeñas para los jóvenes científicos. “La investigación pública retrocede año a año y nos ponen imposible iniciar aquí nuestra carrera”, lamenta Juárez.

Aunque en los últimos años sus investigaciones se han centrado en la virología, el currículum de este biólogo riojano incluye una pequeña incursión en la genética de la vid. En 2012 realizó su proyecto fin de carrera en en el Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino, un centro conjunto del CSIC, la Universidad de La Rioja y el Gobierno de La Rioja, donde participó en el análisis genético y molecular del cambio de color de una variedad de uva tempranillo.

Ahora su trabajo en la Universidad de Kioto se centrará en un retrovirus, el HTLV-I, que prevalece sobre todo en los países tropicales y provoca un tipo de leucemia altamente mortal a una pequeña proporción de los infectados (entre el 1 y el 5%). Esta leucemia, “de células T adultas”, se inicia entre 20 y 40 años después de la infección y presenta una tasa de mortalidad del 95%. El virus se contagia por las mismas vías que el VIH (de madre a hijo, por contacto sexual y por vía sanguínea) y está presente en África ecuatorial, el Caribe, el Sur de Japón, Papúa Nueva Guinea, Siberia y algunas zonas de Sudamérica. “Nosotros vamos a estudiar el mecanismo que utiliza el retrovirus para inhibir la respuesta del sistema inmunológico”, detalla Juárez.

El joven investigador riojano prepara estos días las maletas para iniciar a partir del miércoles una nueva etapa de su vida a más de 10.650 kilómetros de distancia y unas 15 horas de avión. “Tengo sensaciones encontradas: ilusión por el proyecto y la nueva experiencia, pero también vértigo ante la incertidumbre de cómo será el día a día en Kioto”.

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