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Condena de un año y medio de cárcel a un policía municipal de Madrid por pegar una paliza a un menor de edad

Dos agentes de la Policía Municipal de Madrid en una imagen de archivo.

Alberto Pozas

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Un agente de la Policía Municipal de Madrid ha sido condenado a un año y medio de cárcel por romper la mandíbula de una paliza a un menor de edad en las fiestas del Barrio del Pilar de 2019. El policía, según declara probado la Justicia, llevó al joven a unos setos alejados junto con otro agente no identificado para agredirle después de que el chico le hubiera dicho las siguientes palabras: “Con una placa todos somos graciosos”. La sentencia a la que ha tenido acceso elDiario.es absuelve a otro policía municipal que también fue juzgado y condena al Ayuntamiento de Madrid como responsable civil subsidiario ya que el agente forma parte del cuerpo policial y estaba trabajando cuando le pegó la paliza al menor.

Los hechos, según declara probado la Audiencia de Madrid en una sentencia que todavía es recurrible, ocurrieron de madrugada en las fiestas del Barrio de Pilar en octubre de 2019. Varios agentes de Policía Municipal patrullaban la zona donde se habían celebrado los festejos, y vieron a un grupo de jóvenes que intentaban saltar la valla para volver al interior. Los policías pararon a uno de ellos, que tenía 17 años y en el transcurso de la discusión les dijo: “Con una placa todos somos graciosos”.

Uno de los agentes, según la Justicia, se fue al coche patrulla para rellenar una denuncia contra el chico por faltarles al respeto en base a la conocida como 'Ley Mordaza'. Fue entonces cuando el policía municipal condenado y otro no identificado arrastraron al joven hasta unos arbustos apartados, agarrándole cada uno de un brazo, y le pegaron una paliza. Golpes en el abdomen y la cara que se tradujeron en una fractura en la mandíbula.

El tercer policía municipal volvió del coche, entregó al chico el boletín de denuncia y todos se marcharon de allí. La víctima no dijo nada a sus padres hasta el día siguiente, cuando fue llevado al hospital e intervenido de urgencia en la mandíbula. Tuvo que estar tres días hospitalizado, pasó además 45 días de convalecencia tras su paso por quirófano y el resultado es una placa de metálica de por vida en la mandíbula.

Dos agentes fueron llevados al banquillo de la Audiencia Provincial de Madrid acusados de un delito de lesiones con agravante de motivos racistas: la víctima era el único joven negro del grupo que intentaba volver al recinto de las fiestas. Uno de ellos es el autor de la paliza y el otro el policía que volvió al coche para rellenar el boletín de denuncia. El Ayuntamiento de Madrid pidió la absolución de los dos durante el juicio.

El tercer agente municipal que, según la Justicia, participó en la agresión, no ha podido ser identificado. La sentencia sí identifica tanto el número de patrulla de estos dos agentes y su indicativo y no explica por qué no ha sido posible identificar a un tercer agente.

La Audiencia Provincial de Madrid ha decidido condenar a uno de ellos a una pena de año y medio de prisión por un delito de lesiones, además de el mismo tiempo de inhabilitación para ejercer un empleo público mientras dure su condena. También tendrá que indemnizar a la víctima con un total de 7.467 euros por las secuelas del ataque. Una cantidad de la que tendrá que responder el Ayuntamiento de Madrid como responsable civil subsidiario, dicen los jueces, “al ser Policía Municipal el acusado y encontrarse en el ejercicio de sus funciones cuando cometió los hechos”.

La “incuestionable” culpabilidad del Policía

La Audiencia de Madrid, en una sentencia recurrible, incide en la “incuestionable” culpabilidad del agente de Policía Municipal. “Ninguna duda cabe de que sufrió fractura del ángulo mandibular izquierdo como consecuencia de la agresión de que fue objeto por parte del agente, y de otro funcionario de policía que no ha podido ser identificado”, relatan los jueces. El adolescente lo relató “de forma contundente y elocuente” frente al relato del policía, que se limitó a negar la agresión.

Los magistrados de la sección 30ª de la Audiencia entienden que es normal que, por su juventud, la víctima ocultara en un primer momento la agresión a sus padres hasta que el dolor fue insoportable. El segundo policía queda absuelto porque, según los jueces, estaba en el coche patrulla formalizando la denuncia por falta de respeto contra la víctima y no supo que había sido víctima de una paliza por parte de dos de sus compañeros.

Tanto la Fiscalía como la víctima habían pedido que el autor de la agresión fuera condenado por un delito de lesiones pero también con una agravante de discriminación por motivos racistas ya que, como relató la propia víctima, era la única persona negra del grupo de jóvenes que intentaba entrar al recinto. “Esto no constituye más que una conjetura, una reflexión”, dicen los jueces.

A la hora de imponerle una condena de año y medio de cárcel, los magistrados atienden no solo a las lesiones sino también a que los policías “buscaron un lugar oscuro y con vegetación” para ocultarse y que “es especialmente significativo que los sujetos activos del delito sean policías municipales”, dejando caer que podría haberse solicitado otra circunstancia agravante que no fue planteada por las acusaciones: por “prevalerse del carácter público que tenga el culpable”, en este caso la placa y uniforme de la Policía Municipal de Madrid.

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