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Isabel Serra: “Podemos necesita otro modelo organizativo y debe ser más cooperación que competencia”

La candidata y portavoz de Unidas Podemos en Madrid, Isabel Serra. / Olmo Calvo

Sofía Pérez Mendoza / José Precedo

Es la cara de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid. Isabel Serra (Madrid, 1989) dio un paso hacia la primera línea política al frente de una candidatura improvisada en menos de dos meses después de que Íñigo Errejón decidiese saltar de ese cartel electoral al de Más Madrid y Pablo Iglesias anunciase en las redes sociales que sí habría lista a la Comunidad: “Iñigo no es Manuela”.

El 26M su partido bajó de 27 a 7 diputados y Serra asume que la izquierda seguirá en la oposición y que “Esperanza Aguirre se ha vuelto a sentar en el trono” en Madrid, a través de Isabel Díaz Ayuso. La que será portavoz parlamentaria en la Asamblea de Madrid pide a su partido repensar el modelo organizativo porque el actual, a su juicio, no “genera espacios de confianza” y da por hecho que “los shows de Podemos han hecho daño” a la organización. Se ve los próximos cuatro años de parlamentaria pero no de sucesora de Ramón Espinar al frente de Podemos Madrid. “Creo que no hay que tratar de concentrar el poder en una única persona”, dice en una entrevista en eldiario.es un día después de la constitución de la Asamblea de Madrid, que escenificó el pacto de las tres derechas en el parlamento regional.

Unidas Podemos ha pasado de tener 27 escaños en la Asamblea de Madrid a solo siete y durante el recuento se llegó a pensar incluso que no iban a llegar al mínimo para tener representación ¿Qué ha pasado?

Quien se presenta a unas elecciones para ser una fuerza determinante en el futuro de la Comunidad de Madrid, y no consigue esos objetivos debe asumir que la principal culpable del resultado es quien ha asumido esa responsabilidad y que se ha presentado, por ser sinceros con la realidad que hay. Ahora, yo creo que también en el reto que teníamos por delante había una serie de dificultades o límites objetivos. Independientemente de haber cambiado algunas cuestiones en la campaña con nuestro margen de maniobra, estaban ahí.

Tiene que ver en primer lugar con la falta de tiempo, empezamos dos meses antes de las elecciones generales a poner en marcha una candidatura y eso tiene más importancia en tanto que tenemos que reconstruir una candidatura con Izquierda Unida, con Madrid en Pie, que parecía que estaba rota y que tuvimos que negociar, debatir y llegar a acuerdos. Luego creo que hay un límite que tiene que ver con no tener una candidatura al Ayuntamiento de Madrid. Hay unas elecciones en las que se concurre al mismo tiempo a las autonómicas y municipales y la mitad de la población de la Comunidad de Madrid vota también al Ayuntamiento de Madrid. No tener una candidatura clara por la que apuestes y que permita hacer ticket tiene efectos negativos en el voto.

Además, la alianza con Izquierda Unida era una alianza a nivel autonómico pero no a nivel municipal en muy pocos municipios hemos ido conjuntamente con Izquierda Unida y eso tiene implicaciones para la campaña. No puedes hacer una campaña en las elecciones municipales en algunos territorios conjuntamente si no tienes una alianza en ese municipio. Y además yo me presento a dos meses sin prácticamente conocimiento por parte de la población frente a una serie de candidatos que son conocidos a nivel estatal desde hace mucho tiempo, eso ha tenido muchos efectos.

Además, en algunas ocasiones, demasiadas, se ha contado nuestra candidatura hacia fuera como si respondiese a una especie de bronca entre Pablo [Iglesias] e Íñigo [Errejón]. Eso puede ser error nuestro, el no haber tenido la capacidad de transmitir que lo que estábamos haciendo era defender un proyecto político, que es el de Unidas Podemos, y que tiene una influencia a nivel estatal fundamental para el futuro de este país. Que tenía una responsabilidad y que la sigue teniendo en la Comunidad de Madrid. Después de los resultados y a pesar de ellos, es fundamental que nos hayamos presentado. Porque si no, estaríamos hablando de que en la Comunidad de Madrid no habría Unidas Podemos y por eso creo que hemos hecho lo que teníamos que hacer, aún con todas las dificultades.

¿Por qué accedió a ser candidata en una circunstancia tan complicada como la que acaba de describir?

En primer lugar, por el proyecto político. Unidas Podemos, que es el proyecto del partido del que formo parte, es un proyecto que permite aglutinar un montón de anhelos y de voluntades a partir del surgimiento en 2014. Hasta ahora yo no he visto un proyecto político que tenga la misma capacidad de aglutinar a una mayoría, en ese sentido, de intereses. Era fundamental defender la existencia de este proyecto en la Comunidad de Madrid. Si no, supondría su desaparición en tanto que representación institucional, no organizativa. Es muy importante en los años que tenemos por delante tener peso en lo institucional.

En segundo lugar porque he vivido cuatro años en la Asamblea de Madrid. Creo que hay que defender esa otra forma de hacer política y que no solamente la política institucional, pero he visto también la necesidad de seguir en las instituciones y de tratar de llegar al Gobierno para cambiar un nivel de desigualdad inhumano e insufrible en una región que es la más rica de este país. Creo que asumir esa responsabilidad era difícil pero necesario en este momento.

Imagino que al postularse también piensa en el riesgo de que Íñigo Errejón saque con su candidatura un mejor resultado. ¿Cómo se explica que Más Madrid les doble en escaños?

Nuestro objetivo fundamental era echar a la derecha del Gobierno de la Comunidad de Madrid. No lo hemos conseguido. Yo creo que quien ha ganado el 26 de mayo es Esperanza Aguirre, que se ha vuelto a sentar en el trono del Gobierno de la Comunidad de Madrid y lo vimos el martes también en la Asamblea de Madrid. Nuestro principal objetivo era echar al Partido Popular después de 24 años de gobierno de corrupción, de desigualdad, de privatización de los servicios públicos, y evidentemente la defensa de un proyecto que yo creo que tiene que ser determinante en la Comunidad Madrid y en el Estado.

Yo creo que eso en campaña lo hemos hecho y lo hemos sabido explicar: nuestra guerra no era con Íñigo ni con Más Madrid. También se ha visto cómo el hecho de que vayamos separados no ha conseguido superar los resultados de 2015 por lo menos. Pero, ¿por qué ha doblado? En primer lugar por estos factores que creo que son límites objetivos a nuestra candidatura. Y en segundo porque yo creo que Íñigo es una persona con mucho conocimiento y una persona referente del espacio del cambio desde el surgimiento de Podemos y es evidente de cara al conjunto de la población. Insisto, también por la vinculación con Manuela Carmena. Creo que a mucha gente a la que se le ha generado confusión y no tenía claro a quién votar le ha dado un poco igual quién era Manuela Carmena e Iñigo Errejón, si eran de Podemos o de Más Madrid. Eran referentes del espacio del cambio en estas elecciones.

En la autocrítica que hacen habla de poco tiempo y de poco conocimiento de la candidata. ¿En la ecuación no falta el deterioro de la marca Podemos? Hubo un tiempo en el que Podemos podía preparar una candidatura con dos meses de antelación, con más o menos conocimiento, y que la marca tirase de esa candidatura. No parece que esté pasando ahora mismo.

Yo creo que la Comunidad de Madrid es una situación excepcional. No es la misma situación que en el conjunto del Estado y por eso hemos bajado más, porque al lado teníamos una candidatura que era la de Íñigo con Más Madrid que se ha llevado buena parte del voto de Podemos. Yo no creo que la marca de Podemos en ese sentido esté debilitada. Simplemente creo que el conjunto de los resultados a nivel estatal tampoco son lo que nos gustaría que fuesen.

Yo creo que responde más a lo que ha pasado durante estos años: no estamos en una fase de movilización como la que estábamos justo antes del surgimiento de esa apuesta electoral institucional, ha pasado Catalunya entre medias, el hecho de que hayamos echado a Mariano Rajoy de La Moncloa y hayamos puesto a Pedro Sánchez con una moción de censura sin pedir nada a cambio. Eso era lo que teníamos que hacer, desde luego, pero para una fuerza de transformación como Unidas Podemos tiene dificultades evidentes, a la hora de transmitir un proyecto con un Gobierno de Pedro Sánchez de nueve meses en el que no se han podido ver los resultados. Yo creo que los resultados de Podemos en estas elecciones tienen que ver tanto con una falta de implantación territorial como con la estabilización de un voto al Partido Socialista. Y analizarlo solamente desde los elementos internos de Podemos no es real. ¿Qué ha pasado en nuestro país en este tiempo? Han pasado muchas cosas y eso ha afectado inevitablemente a Unidas Podemos.

Y ahora se sienta en la Asamblea con esos siete escaños, ve a Isabel Díaz Ayuso con toda probabilidad de presidenta de la Comunidad de Madrid con nuevos socios- Vox por un lado y Ciudadanos, que ya estaba. ¿Cómo se afronta en cuatro años así?

Es una situación difícil, que requiere cooperación entre las fuerzas de izquierdas. El martes [en la sesión constitutiva de la Asamblea de Madrid] no vimos nada nuevo. Era una mayoría de las derechas y yo no tenía ninguna esperanza en que de Ciudadanos se pudiese esperar algo diferente a que llegase a una alianza con Vox y con el Partido Popular. Porque creo que Andalucía no era la excepción, sino que era la norma y que además esto Ciudadanos no lo hace por una cuestión de sillones, que también, sino porque realmente comparte un proyecto político con Vox y con el Partido Popular que tiene que ver con profundizar en la desigualdad, con aumentar esa precariedad vital de la mayoría de los madrileños y con sumarse a esa ola reaccionaria contra las mujeres que están en la calle defendiendo los derechos de todas para avanzar hacia una sociedad mejor.

Es una respuesta reaccionaria a la crisis social y política en la que estamos. Creo que frente a ese bloque de las derechas, lo que tenemos que hacer es seguir estando en las instituciones defendiendo los intereses de la mayoría de los madrileños pero también ser conscientes de que solos no podemos y de que lo tenemos que hacer con una sociedad civil que se mueve y se organiza. Desde un proyecto político que no solamente quiere estar en las instituciones sino que entiende que su objetivo es el cambio político. Creo que en los próximos años cuatro años sin elecciones en la Asamblea de Madrid nos toca hacer su trabajo hacia fuera y que los debates que tenemos que hacer sobre la situación de la izquierda los hagamos con la gente y con la sociedad civil organizada.

Hablaba del necesario entendimiento de las fuerzas de izquierdas. ¿Se va a dar en el Parlamento regional después de todo lo que se ha vivido, sobre todo entre Más Madrid y usted? ¿Cree que se va a poder recomponer ese entendimiento de las fuerzas de izquierda para hacer oposición a lo que viene?

Creo que sí, lo tengo bastante claro. Puede ser que la realidad nos diga que no dentro de un tiempo, pero espero que sí. Creo que con la sintonía programática que hay es difícil pensar que nosotros no vayamos a votar conjuntamente en la mayoría de iniciativas. Habrá algunas cuestiones en las que tengamos diferencias políticas y eso supondrá un voto diferenciado que creo que no es ningún problema si estamos en proyectos diferentes y así los vamos a defender de cara a la ciudadanía. Pero sí creo que vamos a hacer un trabajo de cooperación.

¿Entre sus planes está ser la portavoz del grupo, como es lógico por la lista?

Esto era algo que ya estaba hablado antes de asumir la responsabilidad y que creo que evidentemente tendremos que tener una reunión de grupo para decidir las funciones formales de la Asamblea de Madrid, pero, sí, asumir la responsabilidad de portavocía.

¿Ese grupo parlamentario de siete personas está cohesionado o hay algún riesgo de que se produzcan fisuras entre los dirigentes de Izquierda Unida y los de Podemos a lo largo de estos años?

Creo que está cohesionado. Tenemos mucho trabajo por delante. Un grupo de siete personas para la cantidad de comisiones que hay supone muchísimo más trabajo por cada diputado pero creo que estamos en disposición y con ánimo de hacerlo asumiendo la realidad. Me hubiese gustado echar al Partido Popular, creo que era y sigue siendo necesario para los madrileños, pero a partir de las fuerzas que tenemos, que es lo que nos ha dado la ciudadanía, vamos a seguir trabajando. No nos vamos a rendir y vamos a seguir intentando convencer de que este es un proyecto político que va a beneficiar a una mayoría de madrileños.

Aunque dice que confía en que la izquierda empuje para hacer la oposición al Gobierno de la Comunidad de Madrid, la sesión constitutiva del martes ya evidenció tensiones. Usted misma dijo que PSOE y Más Madrid habían incumplido lo que se había acordado a la hora de votar la Mesa. ¿Es una primera fisura que demuestra que no es todo tan sencillo?

Yo creo que lo del martes no tiene importancia porque básicamente que hubiésemos votado conjuntamente no hubiese implicado un cambio. La derecha si quería podía arrasar como arrasó y contradecir la voluntad de la mayoría de los madrileños controlando un 70% de la Mesa de la Asamblea de Madrid. Podríamos haber votado conjuntamente. Nosotros respetamos ese acuerdo que habíamos hecho, pero bueno creo es una pregunta se le podría hacer a los otros.

A nosotros nos parecía que era importante aparecer conjuntamente en una votación frente al bloque de la derecha haciendo esa alianza, pero en todo caso creo que eso no va a hacer que a partir de ahora no trabajemos conjuntamente porque tenemos claro y, sobre todo desde Podemos, que lo importante es el programa. Lo importante es hacer una buena labor de control al Gobierno de la Comunidad de Madrid, de ese gobierno en el que nos tememos que vaya a estar Vox, y también hacer una propuesta de iniciativas que nos permitan hacer lo que tenemos la capacidad de hacer en unas instituciones con esta relación de fuerzas para avanzar en mejorar las condiciones de vida de los madrileños.

Asume que será la portavoz parlamentaria. ¿Implica eso que va a optar también al liderazgo del partido en la Comunidad de Madrid cuando se ponga fin a la gestora o contempla la posibilidad de una bicefalia?

Creo que las bicefalias son buenas. Creo que no hay que tratar de concentrar el poder en una única persona y en la Comunidad de Madrid en Podemos siempre ha sido así: la persona que asumía la responsabilidad de ser portavoz no era la que tenía la secretaría general del partido y yo creo que debemos continuar con ese modelo. Es el que hace que no sean los cargos institucionales, y por tanto la vida dentro de las instituciones, lo que determina el camino que toma una organización política.

Creo que lo tenemos claro en Unidas Podemos, y es que las instituciones son un traje hecho a medida de quien las ha creado, que hay que transformarlas pero que, mientras tanto, hay que tener mecanismos de contención frente a eso y solamente se hace con una organización fuerte, que tenga debate político que esté asentado desde abajo, que esté involucrado en la vida de los territorios, de los barrios; y que esté en contacto con la gente, con los problemas de la gente y la sociedad civil que tiene muchas propuestas que hacer para mejorar la Comunidad de Madrid.

¿Diría usted que ahora mismo Unidas Podemos es esa organización fuerte o hay cosas que cambiar?

Creo que es una organización fuerte teniendo en cuenta lo que hemos vivido estos años, que han sido muchas dificultades, y teniendo en cuenta que es una organización muy joven con solo cinco años de vida. Evidentemente en estas elecciones se ha mostrado que hay dificultades. Tienen que ver, fundamentalmente para mí, no tanto con la orientación política sino con la necesidad de que tenga un modelo organizativo que permita esa implantación territorial. El cambio que ha habido en la Secretaria de Organización no creo que sea la solución definitiva. Creo que Alberto Rodríguez no va a saber hacer frente solo a esta situación.

El modelo que teníamos es un modelo organizativo que arrastramos desde Vistalegre I, que no se cambia en Vistalegre II, y que tiene una cosa que no responde a un modelo de partido clásico pero tampoco ha llegado a identificar cuál es el modelo organizativo que nos permite mejorar el debate político. Y yo creo que en Podemos lo que necesitamos es mucho debate político para tener una estrategia, para saber cómo ir construyendo ese cambio en este país. Y necesitamos también un modelo organizativo que se implante y que nos permita tener un debate dentro y también fuera. El modelo que tenemos actualmente hace que todos los debates sean abiertos hacia afuera y eso creo que tiene cosas muy positivas, en tanto que son los inscritos los que votan, en tanto que siempre es una fuerza muy viva hacia fuera porque esos debates los tienes abiertos; pero también genera dificultades a la hora de tener espacios de confianza de debate y para avanzar hacia una organización política que se parezca más a la sociedad que queremos construir que a la que tenemos.

¿Lo único que hay que cambiar en el modelo organizativo es que esos debates no se den tanto hacia afuera sino también hacia adentro o hay más cambios que hay que hacer en Podemos?

Que yo diga que tiene que haber debates con la militancia, con los círculos, no significa que no tengamos que tener debates hacia fuera porque creo que, por ejemplo, ante la situación que tenemos actualmente, de la fuerza que tiene la izquierda en este momento, y los retos que tenemos hacia adelante es necesario hacer un debate con el conjunto de la sociedad civil. Es necesario hacer un debate hacia afuera. Pero sí creo, insisto, que hay que tener la posibilidad de que los círculos, la militancia que construye día a día esta organización, tenga capacidad de debatir y de tomar decisiones más de lo que tiene actualmente.

Creo que ese modelo organizativo tiene efectos. Yo estoy de acuerdo con Pablo cuando dice que en Podemos se necesitan más liderazgos territoriales pero eso sólo lo vamos a conseguir si avanzamos hacia un modelo de partido en el que se apueste por la implantación territorial. Ese cambio de modelo organizativo creo que tiene unos efectos importantes y ya digo que no se cambia de un día a otro, que tiene efectos sobre la cultura política y que tenemos que avanzar hacia una cultura más desde la cooperación que de la competencia, que es en demasiadas ocasiones en lo que hemos entrado en Podemos.

Entiendo de la respuesta anterior que no se va a presentar a liderar Podemos en la Comunidad de Madrid.

La convocatoria no está por ahora sobre la mesa. Yo creo que no es lo urgente. Es verdad que en la Comunidad Madrid necesitamos una dirección política, pero necesitamos tener debates con los círculos. Tener una propuesta de cara a cómo intervenir con la sociedad civil, impulsarla. No está entre mis planes presentarme a la dirección del partido.

¿Y ese modelo de partido que describe cree que es compatible con el liderazgo de Pablo Iglesias y todo lo que hemos visto con los territorios en los últimos años?

Sí, creo que es posible con el liderazgo de Pablo Iglesias. Igual que digo que la solución a la falta de implantación territorial no es Alberto [Rodríguez], aunque me parece una buena noticia que asuma esa responsabilidad, ni el responsable era Echenique, también creo que no es Pablo el responsable de esa falta de implantación territorial. Lo que necesitamos es conjuntamente afrontar los retos que tenemos pero que no depende tanto de que hagamos ahora mismo un nuevo congreso como se está planteando, como un show televisivo. Porque realmente lo que hemos vivido en Podemos desde hace cinco años es eso, que se debata sin afrontar esos retos que tenemos. Creo que es posible con Pablo y será posible con otros también. O con otras.

¿Los resultados electorales legitiman a Iglesias como líder del partido?

Los resultados electorales del 28 de abril indican que Pablo es un candidato que ha conseguido subir durante la campaña unos puntos el resultado de Podemos. Eso no se puede no reconocer ni que es muy buen candidato. Creo que lo que le da legitimidad como líder del partido es Vistalegre II y es el hecho de que ganase ese congreso.

¿Es mejor Pablo Iglesias como candidato que como líder del partido?

No lo sé, tendría que tendría que pensarlo. Me parece bueno para ambas responsabilidades.

En la lectura que se hizo en la reunión del pasado sábado, Pablo Iglesias dice que los resultados son mejores el 28A de lo que lo son después el 26 de mayo. ¿Se siente concernida por ese análisis? Lo que está diciendo básicamente es que los dirigentes territoriales no supieron mantener el resultado del 28A, no supieron o no pudieron.

Hay dos factores que creo que intervienen en el resultado del 26 de mayo, más allá del factor que tiene que ver con que sean unas elecciones autonómicas y municipales y que no sea Pablo el que asume la responsabilidad de ser quien esté presentándose en estas elecciones. En primer lugar, la bajada de participación. Esa bajada de participación en la Comunidad de Madrid de casi 10 puntos ha tenido un efecto evidente respecto a la izquierda. Y en segundo lugar, la estabilización del voto hacia el Partido Socialista. Esa estabilización del voto hacia el Partido Socialista creo que responde precisamente tanto a los nueve meses de Gobierno de Pedro Sánchez como al hecho de que haya tenido un buen resultado el 28 de abril. Y eso creo que afecta inevitablemente a los resultados de Podemos.

Por eso cuando analizamos lo que ha pasado en las elecciones solamente desde el punto de vista interno de un partido me parece que no responde realmente a la realidad. Que cuando hay muchos ciudadanos que han optado por el Partido Socialista hay que preguntarse no solamente por qué no optan por Unidas Podemos sino porque optan por el Partido Socialista. El voto del Partido Socialista es un voto más defensivo que ofensivo, es decir, un voto que se protege ante una situación de inseguridad e incertidumbre; una situación social que no está resolviendo las condiciones de vida de la gente, y en una situación política de crisis que creo que ha hecho que pasemos de una mayoría de gente que quiere que se vayan los políticos a decir: “dejadnos en paz, voto al que más va a garantizar cierta estabilidad durante el tiempo que viene”.

Yo creo que hay que analizar muy bien lo que está pasando en esta sociedad en estos años. Cómo está cambiando y cómo están influyendo las ideas de la extrema derecha, qué efecto está teniendo por abajo, que creo que se está generando una guerra social. Una guerra que hace que cuando no hay servicios públicos haya una competencia por esos pocos recursos que hay; que sirvan para las personas con nacionalidad española o para las personas inmigrantes. Todo eso hay que analizarlo porque si no, creo que nos hacemos un falso análisis y podemos enfrentar con muchas dificultades lo que viene por ahora. Creo que es una responsabilidad muy importante ante la entrada de la extrema derecha en el Gobierno de la Comunidad Madrid o Esperanza Aguirre otra vez ahí sentada.

Hablando de Podemos Comunidad de Madrid, ¿cómo interpreta las últimas intervenciones del exsecretario general, Ramón Espinar, y sobre todo en el momento en el que se producen?

Bueno, él es libre de salir cuando quiera y cuando considere. Yo creo que la situación que teníamos en la Comunidad de Madrid era una situación muy difícil como para arrimar todos el hombros para que fuese un poco mejor. En ese sentido él es libre de haberse ido en ese momento y evidentemente también de volver posteriormente. En cuanto a su propuesta, en tanto que considera que es necesario un Vistalegre III, tengo diferencias. Yo creo que ahora mismo no necesitamos un Vistalegre III. Necesitamos debatir políticamente y yo coincidido cuando dice Pablo (Iglesias) que necesitamos una conferencia política.

La respuesta a la situación actual no es aparecer como la tercera guerra dentro de Podemos por el poder de la dirección sin que realmente eso nos permita tener un tiempo que es lo que nunca hemos tenido. Llevamos cinco años en los que no hemos tenido tiempo y necesitamos tiempo para construir esta organización política que creo que tiene mucha vida y mucho trabajo por delante. Pero si ahora pensamos que después de los resultados, en vez de decir que vamos a tratar de trabajar por abajo con la militancia, hacer actividades hacia afuera, tener debates con los círculos y con la sociedad civil; nos tenemos que volver a meter en un debate interno que realmente es de cara al conjunto de la ciudadanía pero en demasiadas ocasiones aflora como entretenimiento.

Los shows de Podemos creo que nos han hecho daño. Eso no significa que haya que limitar el debate sino ver cómo lo hacemos de acuerdo a que podamos avanzar. Creo que no es ese momento, que Vistalegre llegará cuando tenga que llegar. El momento es de debate político y de pensar ante los cambios que ha habido en la sociedad en los últimos cinco años, ante los retos que tenemos ahora mismo, sobre cómo construimos un proyecto político que esté a la altura de eso. Porque cuando nacimos era el 15M y era la gente en la calle la que nos decía hacia dónde había que ir y la que nos decía cuál era la realidad de nuestro país.

¿Y cuándo se perdió eso?

Creo que tiene que ver con muchos factores y no creo que se haya perdido. Unidas Podemos tiene un proyecto que defiende que tenemos que entrar en las instituciones pero sabiendo lo que son las instituciones. Y que nuestra entrada a las instituciones para transformar la vida de la gente, que vive una realidad social que no ha mejorado prácticamente desde el año que nacimos, no consiste en conciliar intereses consiste en defender los intereses de las mayorías sociales, que era por cierto un hilo o un eje central de la emergencia del 15M cuando decían “no nos representan”. Hay unas mayorías sociales que no están representadas ni por el Partido Popular ni por el Partido Socialista, que está aplicando las políticas de austeridad que demanda la troika. Creo que es evidente que necesitamos repensarnos y resituarnos después de unas elecciones y ante la situación que tenemos por decir.

¿Cree que hay gente de los que se fueron de Podemos que deberían volver a la organización o considera que todo lo el que se ha ido está bien fuera?

Me gustaría que la organización política de la que formo parte tuviese el mayor número de personas posible, no solo en puestos de responsabilidad sino sobre todo en los círculos y en la vida de la organización política. Yo siempre creo que eso es bueno. Creo que podemos avanzar para que haya gente que quiera volver a este proyecto político y espero que así sea.

Pero también creo que quien se ha ido, se ha ido porque lo ha considerado y está en su derecho. El objetivo de cualquiera que asume una responsabilidad política y también en este caso, con la portavocía del grupo parlamentario de Podemos en la Comunidad de Madrid tiene que ver con hacer que tu organización sea más grande para que pueda influir lo máximo posible, no solamente en las instituciones sino en el conjunto de la izquierda y de la realidad del mapa político.

¿Y cree que todas esas bajas que se han ido produciendo han estrechado la organización inevitablemente?

No. Creo que lo que ha sucedido evidentemente es que hay parte de la organización, en este caso con Íñigo y Más Madrid, que se ha ido. Lo que no tengo claro es que esa salida de algunas personas estreche el proyecto político. Es decir, yo no creo que quien se ha ido tiene un proyecto político claramente diferenciado que estreche el campo político que tenemos. Creo que el campo político que tiene Unidas Podemos es el campo político a la izquierda del Partido Socialista, que tiene voluntad de ser mayoría, que no quiere ser subalterno al Partido Socialista aún teniendo en cuenta la realidad que hay a día de hoy en este país. Y creo que ese campo político sigue igual de grande de lo que estaba hace cuatro años.

La lectura de algunos de sus dirigentes que se fueron describen que sí se ha estrechado y que Podemos va camino de convertirse en Izquierda Unida con un candidato mejor.

Creo que ha pasado una cosa y es que la movilización social que había no está a día de hoy con la misma fuerza. Y eso tiene implicaciones sobre la capacidad de las ideas de un proyecto político como el de Podemos para tener tanta influencia en la sociedad como hace años. Insisto, porque creo que nosotros somos una parte, una herramienta de una mayoría social que tiene que estar en la calle y tiene que estar en la sociedad civil y en las instituciones.

Pero cuando se insiste en esta idea no encuentro a nadie que me diga en qué hemos cambiado con respecto al proyecto político. Creo que tenemos el mismo proyecto político que teníamos hace cuatro o cinco años y no veo cambios de proyecto, de programa, de propuesta que nos hagan pensar que Unidas Podemos hemos dejado de ser lo que éramos hace cuatro años. Claro que hemos reducido algo el espacio electoral, pero eso no se puede vincular a tener una posición como la que tenía Izquierda Unida.

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