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Los presupuestos de la ciudad de Madrid, en manos de Vox

El alcalde Madrid, José Luis Martínez-Almeida, junto al portavoz de Vox, Javier Ortega Smith.

Sofía Pérez Mendoza

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El consenso que distinguió al Ayuntamiento de Madrid durante la primera ola de la pandemia venía apagándose en las últimas semanas y se puede dar ya por enterrado. La recta final de las negociaciones de los presupuestos municipales para 2021 ha confirmado que su aprobación queda solamente en manos de Vox. PSOE y Más Madrid se desmarcaron este martes definitivamente de cualquier acuerdo al registrar sendas enmiendas a la totalidad, que piden al Gobierno que haga de nuevo las cuentas. Ambos partidos de la oposición confirman que no apoyarán el proyecto ni aunque se acepten algunas de sus modificaciones parciales.

La corporación de José Luis Martínez-Almeida vuelve a la casilla de salida: las cuentas del año que viene, las más expansivas desde el mandato de Alberto Ruiz-Gallardón, solo pueden salir adelante si la extrema derecha las apoya. PP y Ciudadanos tienen una semana para conseguirlo: la previsión inicial del Gobierno municipal es convocar el Pleno extraordinario el próximo 23 de diciembre. “Una semana en política es un mundo”, decía el lunes el alcalde, confiado en conseguir un pacto con Vox.

Los de Santiago Abascal mantienen discretas reuniones con el Gobierno sin hacer trascender ninguna línea roja concreta que ponga precio a su apoyo. A la interna dan prácticamente por hecho el respaldo, aunque aún deben cerrar los acuerdos. “Ha sido diferente al año pasado, que nos pusieron el presupuesto encima de la mesa y fueron lentejas. Esta vez el talante ha sido diferente, más dialogante y receptivo”, apuntan fuentes del grupo municipal, que ha registrado 43 enmiendas con los asuntos que exigen modificar y que rehúsan concretar hasta que no haya una “respuesta” del equipo de Gobierno.

Los dos socios de Gobierno se encontraban en la misma encrucijada el año pasado por estas fechas. La dependencia de Vox les obligó a recortar partidas destinadas a asociaciones vecinales, feministas, ecologistas y también de memoria histórica. Las negociaciones encallaron varias veces y el Pleno tuvo que retrasarse unos días. Sin embargo, la coalición tuvo un golpe de suerte que le permitió sacar los presupuestos adelante sin el apoyo de la extrema derecha. La edil de Más Madrid Inés Sabanés dejó su acta en el Ayuntamiento para marcharse al Congreso como diputada de Más País y el grupo municipal no había tenido tiempo de sustituirla cuando se celebró el Pleno. Sus filas contaban con una concejala menos. Con esa aritmética excepcional, la abstención de Vox fue suficiente para aprobar los presupuestos, aunque las cuentas de 2020 ya llevaban de alguna manera su huella.

Sin escaños vacíos esta vez, a PP y Ciudadanos no les queda ningún otro comodín. “Este año no falta un concejal, van a tener que conseguir que sus no socios de la ultra derecha les apoyen y supongo que les estarán exprimiendo como limones”, advertía la concejala socialista Enma López en la comisión de Hacienda esta semana, en la que aclaró que para su grupo es “absolutamente imposible corregir el presupuesto vía enmiendas”. “Por mucho que le echemos un poco de pimentón, sal gorda y agua de cocción, una merluza no es un pulpo á feira”, dijo la edil. El PSOE ha presentado 169 modificaciones parciales que afectan a 103 millones de euros de los 5.066 que forman el presupuesto.

Un día después, Más Madrid presentaba sus razones para votar en contra. “Martínez-Almeida no sería alcalde sin los votos de Vox y necesita los votos de Vox para sacar adelante su presupuesto y con esa premisa ha negociado y cedido unos presupuestos pactados con la extrema derecha. Con el resto de grupos no ha habido nada parecido a una negociación, nada parecido a la dinámica de los Pactos de Cibeles porque el acuerdo fundamental ya está conseguido”, explicaba la portavoz del grupo, Rita Maestre, en la presentación de otras 170 enmiendas a las cuentas, además de la totalidad.

340 enmiendas de la oposición y 43 de Vox

El grupo mayoritario en el Ayuntamiento de Madrid reclama destinar 39 millones de euros extra a los distritos del sur y del este, los más pobres de la ciudad: 28 para equipamientos -como ampliaciones de BiciMad, la apertura de la Caja Mágica para el uso de los vecinos o la creación de la M-35–y 11 más para políticas de formación y atención social. Entre las anotaciones de Más Madrid destacan también 4,4 millones de euros para carriles bici –frente a los cero euros presupuestados para este fin en las cuentas– y una reforma integral del entorno de Plaza Elíptica, el punto negro de contaminación en la ciudad para el que el Gobierno municipal ha anunciado una pequeña zona de bajas emisiones en 2021 que limitará la circulación de los vehículos más contaminantes.

Las propuestas del PSOE para “intentar arreglar” el presupuesto pasan por eliminar la rebaja generalizada del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), destinar más partidas a viviendas municipales de alquiler, becas comedor, los mercados municipales o la oficina de lucha contra el fraude. Los socialistas consideran, igual que Más Madrid, que las cuentas “discriminan a quienes más han trabajado en esta pandemia”, como las asociaciones vecinales, las entidades históricas por los derechos LGTBI o las que trabajan con migrantes (CEAR o ACCEM contarán con un 54% menos de recursos, según Más Madrid). Todos estos sectores han visto reducidas sus ayudas, aunque algunas de ellas no desaparecen sino que pasan a ser subvenciones abiertas a concurso.

El endeudamiento de la ciudad previsto para 2021 es otro de los asuntos que no aprueba la oposición. Supone una ruptura de la tendencia del Consistorio desde el año 2012, cuando se alcanzó el máximo: una deuda de 7.430 millones. Tampoco gusta a la izquierda las rebajas de impuestos por valor de 118 millones de euros incluidas en las ordenanzas fiscales.  

El Gobierno municipal considera que “su voluntad negociadora ha quedado fuera de dudas”, pese a que las conversaciones con Más Madrid y PSOE se han limitado a contactos puntuales, frente a la negociación directa con el partido de extrema derecha con el que el PP tiene una acuerdo de investidura. Almeida siempre ha sido claro: su prioridad es Vox.

No así Ciudadanos, que sigue intentando con más ahínco que su socio atraer a las formaciones de izquierda al apoyo de los presupuestos, en línea con el cambio de estrategia de Inés Arrimadas, quien trata de sacar a su partido de la foto de Colón y de cualquier complicidad con la extrema derecha. “No vamos a hacer el ejercicio del rodillo. Vamos a escucharles de verdad, ver hasta donde podemos asumir ese compromiso. Si la sociedad madrileña se vio reconfortada por los Acuerdos de la Villa, se vería reconfortada con los Presupuestos de la Villa”, aseguró la vicealcaldesa Begoña Villacís hace dos semanas. La número dos del Gobierno municipal, sin embargo, confirmó este lunes que aún no contaban con el respaldo de Vox aunque iba “bien la cosa”.

Vox, en perfil bajo

A una semana de la votación, el partido de Santiago Abascal sigue manteniendo reuniones con el Gobierno municipal sin presionar públicamente sobre sus líneas rojas. El punto de partida, dicen en el grupo municipal, es “diferente al año pasado”. “Si la respuesta a las negociaciones es correcta, estaremos dispuestos a apoyar el presupuesto”, aseguran después de presentar 43 enmiendas al proyecto. Todas giran en torno a tres ejes: el avance en el acuerdo de investidura, en los acuerdos de la villa y en los acuerdos del Pleno“, pero el grupo no quiere concretar los asuntos concretos que exigen modificar hasta que no vean ”cómo las recibe“ el equipo de Gobierno. El perfil bajo de este año se parece poco al de 2019.

José Luis Martínez-Almeida y el portavoz de Vox, Javier Ortega-Smith, se han distinguido siempre por su buena relación. Pero la ruptura del PP de Pablo Casado con Vox en el Congreso de los Diputados con motivo de la moción de censura de la extrema derecha a Pedro Sánchez tensó el clima hace un mes.

Los de Abascal lanzaron un aviso al alcalde en el Pleno de octubre apoyando todas las iniciativas presentadas por la oposición y el alcalde protagonizó un duro discurso contra su socio. “Utilizan a los madrileños como rehenes y como paganos de una estrategia política fracasada en el Congreso”, dijo el regidor a la bancada de cuatro ediles de Vox. Los presupuestos de 2021 pondrán a prueba si esa buena sintonía, de la depende la estabilidad del Gobierno municipal, se reestablece.

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