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Se apaga el consenso en el Ayuntamiento de Madrid

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y la vicealcaldesa, Begoña Villacís, en La Almudena.

Sofía Pérez Mendoza

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La era del consenso se apaga en el Ayuntamiento de Madrid. Han pasado menos de cinco meses desde la fotografía que unió como un milagro a los cinco partidos políticos en un pacto para reconstruir la capital. El resultado se llamó los Acuerdos de la Villa. Los presupuestos municipales, la hoja de ruta que revela en qué se va a gastar el dinero la coalición de PP y Ciudadanos en el año 2021, van a poner a prueba ese entendimiento y amenazan con devolver a los viejos tiempos al Consistorio, que ha escogido de nuevo a Vox como socio prioritario para negociar las cuentas y las rebajas de impuestos, pese a la ruptura de Pablo Casado con Santiago Abascal en la moción de censura presentada por Vox contra Pedro Sánchez. PSOE y Más Madrid tienen previsto enmendar a la totalidad las cuentas, lo que aleja la posibilidad de una abstención a la que aspiran PP y Ciudadanos.

La portavoz municipal, Inmaculada Sanz, ya avanzó hace un mes que el Gobierno se sentaría a hablar de las bajadas fiscales con la oposición “una vez que vaya avanzando en las negociaciones con Vox”. Entonces no se había aprobado ni siquiera el primer borrador de presupuestos pero se habían mantenido al menos una reunión con cada grupo para una presentación escueta. Después, los contactos han descendido con Más Madrid y PSOE. No ha vuelto a haber encuentros, aunque sí alguna llamada. “Tenemos que tirar de lógica y tener en cuenta los precedentes. Tenemos que dirigirnos a ellos -en referencia a Vox- porque tenemos un pacto”, justificó el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, que a renglón seguido aseguró que no “iban a dejar de lado a Más Madrid ni al PSOE”.

El grupo socialista anunció el pasado domingo que presentaría una enmienda a la totalidad de las cuentas. “Están hablado de negociación y no lo entendemos como tal. Nosotros hemos firmado unos acuerdos en Madrid y hay que respetarlos. Pensábamos que los presupuestos iban a ser una prolongación de ese pacto”, señaló el portavoz del grupo socialista, Pepu Hernández, que criticó que el Gobierno de PP y Ciudadanos haya perdido el “espíritu” de negociación de los Acuerdos de la Villa. “Esto es algo que ellos guisan y pretenden que lo aliñemos”, aseguran desde el grupo socialista, pese a que el Gobierno ha insistido en que el 10% de los presupuestos está dedicado a cumplir este pacto.

Para Más Madrid, el “perfil de consenso” del alcalde, que dio un giro de 180 grados a su imagen pública y le valió un ascenso en el PP –ahora es portavoz nacional–, “ha pasado a la historia”. Su nombramiento como portavoz nacional de PP, y la dificultad de desdoblar sus funciones en el día a día con la gran proyección nacional que ahora arrastra, también ha lastrado su papel más conciliador. “Es bastante chocante que se nos pida la abstención después de negociar estos presupuestos con la extrema derecha, siendo como somos el grupo mayoritario del ayuntamiento de Madrid además de los impulsores de los Acuerdos de la Villa”, sostiene la portavoz de Más Madrid, Rita Maestre.

José Luis Martínez-Almeida, y sobre todo la vicealcaldesa, Begoña Villacís (Ciudadanos), buscan la abstención de la izquierda para tratar de prolongar la imagen de consenso que colocó al Ayuntamiento de Madrid como la excepción al desmadrado enfrentamiento político durante la primera ola de la pandemia. “No vamos a hacer el ejercicio del rodillo. Vamos a escucharles de verdad, ver hasta donde podemos asumir ese compromiso. Si la sociedad madrileña se vio reconfortada por los Acuerdos de la Villa, se vería reconfortada con los Presupuestos de la Villa”, aseguraba la número dos del Consistorio este viernes al ser preguntada por la marcha de las negociaciones. El Gobierno prevé someter a votación en el Pleno el proyecto de presupuestos el 22 o 23 de diciembre. El borrador ya está en periodo de enmiendas. La portavoz municipal, del PP, se mostraba menos optimista: “Un día se está bien y otro, peor. Tenemos margen y voluntad auténtica de acordar todo lo posible”.

Las rebajas de impuestos, ayudas LGTBI y endeudamiento

Las tensiones entre la oposición y el Gobierno dieron un salto definitivo con las rebajas de impuestos impulsadas por PP y Ciudadanos para 2021. No hubo llamadas para negociarlas ni a Más Madrid ni al PSOE, pese a que ambos grupos se habían abstenido inéditamente en las reducciones fiscales aprobadas por el Gobierno municipal en mitad de la primera ola para bonificar algunos impuestos a la hostelería y al comercio, sectores muy afectados por el confinamiento.

El proyecto para el año que viene mantiene esas rebajas a los ámbitos golpeados pero avanza en la hoja de ruta de PP y Ciudadanos para construir una capital “tax free” con una bajada lineal del Impuesto Sobre Bienes Inmuebles (IBI) a todos los propietarios, algo que la oposición no está dispuesta a apoyar porque, dicen, beneficia a los que más tienen. La caída de 164 millones en los ingresos municipales prevista para 2021 no ha cambiado los planes del Ayuntamiento en este sentido. El objetivo para final de mandato es dejar el IBI al mínimo legal, el 0,4%.

En los últimos días, además, algunos detalles del presupuesto municipal han ensanchado la brecha entre el Gobierno municipal y la oposición. El principal es la eliminación de las ayudas directas a tres organizaciones históricas por los derechos LGTBI. Estas subvenciones serán sustituidas por otras de libre concurrencia, asegura el Consistorio. La decisión deja en un interrogante el futuro del Observatorio Madrileño contra la LGTBIfobia, pues se sostenía con una de estas ayudas.

El área de Igualdad, dirigida por Pepe Aniorte (Ciudadanos), avanza que quiere asumir directamente la gestión del conteo y análisis de casos que llegan al Observatorio aunque todavía no sabe cómo resolver la otra pata del servicio: la atención directa a personas LGTBI cuando son agredidas, necesitan acompañamiento para denunciar o asesoramiento legal o de empleo. Los presupuestos de 2021 no incluyen ninguna partida específica para el Observatorio. “Es un pago al voto afirmativo. Vox va a apoyar los presupuestos porque ha retirado los apoyos a los colectivos que hace 30 y 40 años luchan para ampliar los derechos de todas”, sostenía el jueves Maestre, desde Más Madrid.

El endeudamiento de la ciudad previsto para 2021 es uno de los asuntos que menos ha gustado a la oposición. Supone una ruptura de la tendencia del Consistorio desde el año 2012, cuando se alcanzó el máximo: una deuda de 7.430 millones. La delegada de Hacienda, Engracia Hidalgo, sitúa la que se contraerá el año que viene en 150 millones aunque el PSOE calcula que ascenderá a más de 500 si se tienen en cuenta también los organismos autónomos del Ayuntamiento. El presupuesto de 2021 es el más alto desde 2010, cuando gobernaba la ciudad Alberto Ruiz-Gallardón y tiene aún margen para crecer más una vez haga la liquidación de este ejercicio y se calcule el remanente, que como excepción por la situación de crisis económica podrá utilizarse tras la autorización del Gobierno de Sánchez de anular temporalmente la regla de gasto.

Las relaciones del Gobierno con Vox no están en su mejor momento. Los ecos de la ruptura de los de Casado con los de Abascal en la moción de censura contra Sánchez llegaron hasta el Ayuntamiento. El alcalde salió a aclarar que el pacto con Vox, que le permitió ser investido como regidor de la ciudad en junio de 2019, no corría peligro después de que el líder de Vox también desmintiera una ruptura en los territorios donde apoyan a las coaliciones entre conservadores y liberales.

Sin embargo, una semana después el grupo municipal liderado por Javier Ortega Smith apoyó todas las iniciativas presentadas por la oposición en el Pleno del Ayuntamiento y Almeida hizo un duro discurso contra su socio: “Utilizan a los madrileños como rehenes y como paganos de una estrategia política fracasada en el Congreso”, dijo el regidor a la bancada de cuatro ediles de Vox. La extrema derecha madrileña, de momento, ha evitado pronunciarse sobre el curso de las negociaciones, aunque ya ha advertido de que las rebajas fiscales son un “maquillaje”. Quedan tres semanas de conversaciones por delante.

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