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Los “bancos antimendigos” de Ana Botella resucitan en las marquesinas de Madrid

Ana Botella durante la presentación de Smart Madrid

Cristina Armunia Berges

Tan solo una placa de metal puede generar todo un debate político, urbanístico, social. Cuando Ana Botella aprobó en 2014 un nuevo modelo de bancos para las marquesinas de la Empresa Municipal de Transportes le llovieron críticas de varios colectivos vecinales y sociales, que aseguraban que el diseño perseguía impedir que las personas sin hogar se tumbaran bajo la protección de un techo en esos bancos.

Los bautizaron como “bancos antimendigos” y fueron asimilados a otras iniciativas en toda Europa que tenían también como fin que la pobreza fuera menos visible en el centro de las ciudades, implantando por ejemplo pinchos en superficies donde habitualmente duermen esas personas.

Un año después, las placas que desparecieron por la acción vecinal están siendo repuestas. Al menos esto ha sucedido en el barrio de Lucero donde, desde este viernes, las placas metálicas que impiden que una persona pueda tumbarse han sido recolocadas. Según ha podido saber eldiario.es, la orden no ha partido del ayuntamiento de la capital sino que la empresa adjudicataria del contrato está obligada a llevar a cabo labores de mantenimiento por contrato, un acuerdo al que se llegó en la anterior legislatura bajo la supervisión de Ana Botella.

Según fuentes oficiales del Ayuntamiento de Madrid, todavía no hay una posición pública sobre si estos diseños se van a mantener o no.

Lo que para unos es un asidero destinado por ejemplo a personas mayores a las que les cueste levantarse, para otros es una clara barrera contra las personas sin hogar que se ven obligadas a dormir en la calle. Muchos vecinos, pertenecientes o no a colectivos sociales, comenzaron a desinstalar las piezas rectangulares con la ayuda de una llave Allen. Algunas organizaciones colgaron en la red vídeos en los que se explicaba cómo desatornillar los separadores en poco más de un minuto.

Este tipo de actos se repitieron por toda la capital de tal manera que, hasta este mes de agosto, resultaba complicado encontrar bancos 'antimendigos' instalados en las marquesinas de Madrid. Pero no solo en las marquesinas se pueden encontrar dispositivos ideados para que la gente sin hogar no pueda pernoctar. Los bancos individuales o los bancos de piedra con relieve son otro tipo de diseños que se pueden ver instalados en las calles de la ciudad.

La empresa adjudicataria del contrato de marquesinas es la UTE (Unión Temporal de Empresas) formada por Cemusa y JCDecaux. El acuerdo tiene una duración de 13 años prorrogables y por el que el Ayuntamiento se embolsa unos 12 millones de euros anuales, parte del negocio de la comercialización de la publicidad de las marquesinas, que son unas 4.250. La empresa es la encargada de costear, instalar y mantenimiento.

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