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Aqualung, la gran sala de conciertos de los noventa que estaba en el nuevo pelotazo de Madrid Río

Entrada de un concierto de Barricada en Aqualung

Luis de la Cruz

24 de septiembre de 2022 14:00 h

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Tenemos mega-operación urbanística nueva en Madrid. Es en el paseo de la Ermita del Santo y plantea levantar más de 600 viviendas en varias torres en el lugar donde actualmente está el decadente Centro Comercial La Ermita, a las puertas de Madrid Río. Cuando la noticia saltó a los medios, fueron muchas las cabezas en las que bailaron imágenes de noches de concierto ocurridas hace un par de décadas.

La mayoría no nos acordamos de The Magic Numbers, el último grupo que actuó en la sala de conciertos Divino Aqualung –situado en este centro comercial–, antes de su cierre en 2006. Sin embargo, casi todos los que hemos vivido en Madrid (de millennial para arriba) recordamos perfectamente aquella sala. El cierre coincidió con la remodelación del centro comercial de la Ermita del Santo, pero ya entonces se aludió en las crónicas periodísticas a la especulación inmobiliaria como origen de los males.

El complejo La Ermita empezó ya con mal pie su andadura, siendo precintado por el Ayuntamiento antes de su inauguración por problemas de licencia y edificabilidad. La cuarentena puso en peligro el concierto programado de Lenny Kravitz, que de todas formas se acabó suspendiendo por problemas de salud del cantante.

La sala nacía en un complejo de ocio realmente singular, que en su origen era una zona de recreo para los trabajadores de la empresa Explosivos Riotinto. Años más tarde se podía encontrar allí el primer y único parque acuático cubierto y climatizado que ha existido en Madrid, con una piscina de olas de tres metros de profundidad, dos toboganes de 70 metros y un yacuzzi con zona de rayos UVA.

El primer concierto celebrado en la mítica sala de conciertos fue el de Jethro Tull, en 1992. Entre este y el de clausura hubo otros 713 conciertos más, algunos de ellos inmortalizados para siempre en disco, como Barón en Aqualung (2001), de la mítica banda de heavy Barón Rojo, o el directo de La Fuga, en 2006.

Merece la pena hacer una enumeración que, aún sin ser completa, es de largo el párrafo con más enjundia del artículo, por allí sonaron: Simple Minds, David Bowie, Oasis, Foo Fighters, Status Quo, NOFX, Rosendo, Teenage Fanclub, Belle & Sebastian, Yo La Tengo, Iggy Pop, Courtney Love, Keith Richards, The Lemonheads, Suede, Manic Street Preachers, INXS, Asian Dub Foundation, Spin Doctors, Willie DeVille, Stone Temple Pilots, Massive Attack, Chuck Berry, James Taylor, Wilco, Emir Kusturica, The Cranberries, Stranglers, Massive Attack , The White Stripes… además de los grupos españoles más conocidos, entre cuyos conciertos destacó el que ofrecieron Héroes del Silencia en 1993, que agotaron el papel a las dos horas de salir a la venta en tiempos pre internet.

Algunos recordarán Aqualung también como discoteca, especialmente por las sesiones nocturnas como El Divino Madrid o DEEP, por donde pasaron pesos pesados de la electrónica como Jeff Mills, Carl Cox o John Digweed.

Aqualung ocupaba un espacio que hoy en día solo llena La Riviera en el panorama capitalino, el de la sala mediana, para un par de miles de personas. Dimensiones que le vinieron muy bien a David Bowie en 1997. En aquella ocasión, la promotora trasladó el concierto de Las Ventas a Aqualung. La versión oficial fue que los horarios limitados de la plaza de toros no permitían desplegar el espectáculo de luces previsto. La realidad era que el de Brixton no había vendido suficientes entradas para llenar el coso. Algo similar sucedió con los Sex Pistols y su The Filthy Lucre Tour en 1996, que bajaron de los 11.000 espectadores del Palacio de los Deportes a los 2.000 de Aqualung para, al final, acabar por suspender el concierto.

Otro concierto accidentado pero que siguió adelante fue el de Belle & Sebastian en marzo de 2004, aquel fatídico 11-M dolorosamente tatuado en la historia de Madrid. Curiosamente, al grupo indie le había pasado lo mismo tres años antes con los atentados de Estados unidos el 11-S. Tanto en Portland como en Madrid dudaron, pero decidieron seguir adelante convencidos de que la música podría venir mejor que el silencio.

El espacio en el que estaba la sala se reformó como gran espacio para eventos llamado Teatro Goya y, ocho años después del cierre, volvió a poner el nombre Aqualung a una parte del espacio como reclamo. Próximamente, todo rastro de lo que fue una de las salas más representadas en la cartelería de conciertos de nuestra ciudad en los años noventa y dos mil, simplemente, desaparecerá para dar paso a unas nuevas torres de pisos con vistas al río.

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