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Respuestas y consejos. Por la psicóloga Mónica Manrique. Lee todos sus artículos en este enlace

Los monstruos casi siempre están dentro de casa: las 5 etapas del abuso sexual infantil intrafamiliar

Niño jugando

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Solemos decir a nuestras criaturas que no hablen con desconocidos y que no acepten sus regalos porque son peligrosos. Cuando yo era niña me asustaban con “el hombre del saco” y otros “malos y peligrosos desconocidos”. Pero según un estudio publicado por Save the Children en 2023: “En 8 de cada 10 casos de abusos sexuales contra la infancia el agresor es una persona del entorno familiar o conocida del niño o niña, y el 96% de los abusadores no tiene antecedentes penales relacionados con violencia sexual.”

Lo grave del asunto es que se rompe la función protectora de la familia, la misma persona que debería cuidarte es la que abusa de ti. En muchas ocasiones dentro de la familia se apoya al abusador, se aísla a la víctima y todo lo rige el pacto de silencio familiar. Esta situación impide una intervención externa directa, como sucede cuando el abuso es perpetrado por un desconocido.

Teniendo en cuenta diversas investigaciones, Barudy (1998, 2003), Millán et al. (2008), A. Sepúlveda et al. (2002), A. Sepúlveda y P. Sepúlveda (1999), P. Sepúlveda (2002b) y Vázquez y Calle (1997);  Ángeles Sepúlveda García de la Torre en su Tesis Doctoral (2010) describe las etapas del abuso sexual infantil intrafamiliar:

1. Fase de seducción: el abusador utiliza la manipulación para hacer creer al niño o niña que la situación es divertida y/o aceptada, le ofrece recompensas, le incita a participar en juegos y/o le hace halagos, creándole la sensación de ser alguien especial. En esta

fase, el perpetrador manipula la dependencia y la confianza de la víctima, crea confusión, y paralelamente va preparando el lugar y el momento del abuso. 

2. Fase de interacción sexual: El proceso suele ir desde lo no sexual (baños, masajes, acercamientos, simulacros de luchas), hasta lo sexual (caricias, masturbación), llegando hasta formas más intrusivas como el sexo oral y el coito anal/vaginal. Debido a lo gradual del proceso de sexualización el/la menor es incapaz de distinguir entre las conductas aceptables y las abusivas.

3. Fase de secreto: El agresor persuade a su víctima para que guarde el secreto; generalmente con manipulación y engaño primero, y amenazas después. Los/as menores no tienen otra alternativa que adaptarse a la situación, mientras que sus hermanos/as y madre pueden no estar al tanto de los hechos o ser cómplices. Algunos autores hablan de hechizo, ya que el abusador, además de seducir, confunde a la víctima, y le hace perder el sentido crítico.

4. Fase de descubrimiento, divulgación o revelación: Puede ser accidental, o voluntaria/ premeditada de la víctima. También pueden ser familiares o amigos quienes descubren la situación. A veces no dicen nada y optan por escaparse de casa o casarse en cuanto pueden.  La mayoría de las víctimas espera a la edad adulta para revelar el abuso sexual (42-75%) o no llega a revelarlo nunca (26-28%). Solo el 50% de los/as menores revela el abuso, un 15% se denuncia a las autoridades y únicamente un 5% está envuelto en procesos judiciales.

5. Fase de supresión o represiva: La reacción más común de la familia es negar la importancia del abuso, minimizar la credibilidad de la víctima e incluso amenazarla para que guarde silencio. En este tipo de familia, suele darse una verdadera tiranía por parte del miembro agresor (habitualmente el padre). No es raro que la víctima caiga en un estado de indefensión y pérdida de esperanza. En estos casos, a veces puede retractarse y negar lo sucedido tras haberlo revelado. 

Como sociedad tendremos que estar atentas para proteger a nuestros menores poniendo más atención en lo que pasa de puertas para dentro y sobre todo romper el silencio, porque el silencio está siempre del lado del abusador.

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