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El 'feriódromo' de Plaza España se despidió con botellón, publicidad alcohólica y más música, pese a la prohibición de Almeida

Publicidad de un aguardiente en la pantalla gigante del escenario de Plaza de España el pasado sábado

Diego Casado

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Hace justo una semana, José Luis Martínez-Almeida aseguraba que los vecinos del centro podían “tener la tranquilidad de que no habrá más música en Plaza de España”. El alcalde de Madrid anunciaba a los medios el miércoles 19 la suspensión de las actuaciones y las molestias sonoras en respuesta a las quejas de los habitantes del entorno, hartos de los problemas que les acarreaba el nuevo recinto ferial declarado por el Ayuntamiento debajo de sus casas. Pero la música no se detuvo.

Las palabras del alcalde cayeron en saco roto para los organizaciones de La Hispanoamericana, la feria que acabó este domingo 23 en Plaza de España. Porque las canciones siguieron sonando a un volumen considerable desde los altavoces del escenario durante el fin de semana y solo la lluvia consiguió aplacar el ruido que Almeida había prometido hacer desaparecer.

“Otra, otra noche, otra”, atronaban los altavoces con el tema de Don Omar en la media tarde del sábado, como recogen las imágenes tomadas por Somos Madrid, en las que se muestra un nutrido grupo de personas bailando al ritmo de la música que salía del escenario.

A las canciones que no paraban, se les unía la presencia en el evento de anuncios de marcas alcohólicas de alta gradación en pantalla gigante. Su proyección está prohibida por la Ley General de Publicidad ya que, aunque tenía lugar dentro del recinto ferial, era visible desde el exterior y también por los menores de edad que se encontraban dentro de la feria, al no haber ningún tipo de control de acceso.

El Ayuntamiento de Madrid asegura que la música se emitió “muy por debajo del límite sonoro permitido” y que lo que no se ha vuelto a producir desde el miércoles son los conciertos. Respecto a la proyección de anuncios de marcas alcohólicas, fuentes municipales consultadas por Somos Madrid recalcan que han podido aparecer “de manera puntual”, pero “en ningún caso con intereses comerciales”. También añaden que no hay constancia de quejas vecinales durante el fin de semana.

La estampa de excesos descrita se completaba con el botellón que se generó alrededor de La Hispanoamericana, con muchas latas de cerveza y otro tipo de bebidas de mayor carga etílica, como pudo comprobar in situ este periódico. El consumo de alcohol en la explanada de Plaza de España está permitido desde que el Ayuntamiento de Madrid aprobó en abril su recinto ferial durante todo el año, lo que deja en suspenso en este área la Ley Antibotellón regional.

Residentes en la zona habían denunciado antes estas y otras prácticas que, a su juicio, están acelerando la degradación de un espacio que fue inaugurado hace menos de un año. El Ayuntamiento les respondió a través de su alcalde y de la concejala de Moncloa-Aravaca, Loreto-Sordo, que acabaría con la música. Esta última, que autorizó las ferias celebradas hasta ahora, llegó a asegurar el miércoles que el escenario de Plaza de España “ya no funciona”.

“Hemos sido muy sensibles en cuanto hemos tenido las primeras quejas y hemos cortado las actuaciones de ese escenario porque entendíamos que eran gravosas para los vecinos”, dijo la semana pasada, consciente de que la música podía “perturbar a los vecinos”, anunciando que en las próximas licitaciones de ferias no la permitiría.

Vecinos piden el fin del recinto ferial

Los residentes de Plaza de España se muestran decepcionados con que las medidas del Ayuntamiento de Madrid se hayan quedado en una prohibición de la música que además no se produjo y siguen reclamando al equipo de Almeida que ponga fin a los “ruidos continuos, música elevada, olores a comidas y suciedad en la plaza”. Además de enviar cartas a los responsables municipales, han iniciado una recogida de firmas online para solicitar la retirada del recinto ferial.

“Cuando se reformó la plaza se dijo originalmente que sería concebida como punto de encuentro cívico y de disfrute familiar. Nada más lejos de la realidad”, aseguran. Los vecinos reclaman una mejor limpieza y que se ponga fin al “aspecto de campamento temporal que tienen los servicios públicos, con ese desagüe precario que degrada la imagen de la plaza”, explica a este periódico una de sus representantes. Las molestias generadas por el feriódromo también han soliviantado a los responsabes de los hoteles de lujo abiertos durante los últimos años alrededor de Plaza de España.

Según información a la que tuvo acceso Somos Madrid, las ferias ocuparán Zona Cívica durante más de la mitad de los días del año gracias a la declaración de recinto ferial. Además, el contrato suscrito con el Ayuntamiento permite su renovación hasta el año 2025. “No debería considerarse recinto ferial a una plaza urbana, enclavada en el centro de Madrid y situada a menos de 100 metros de viviendas, hoteles y oficinas, y con parques infantiles”, lamentan los habitantes.

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