Edificio Montano: los frescos de Zuloaga, en peligro

Los paseantes más observadores habrán reparado en las llamativas emes que rodean un edificio, no demasiado bien conservado, de la calle San Bernardino. Arriba, sobre el último piso, encontrarán un busto – el de su primer dueño – y el nombre que despeja la ecuación: Montano. Justo detrás del edificio se encuentra un caserón bajo: la antigua fábrica, recientemente rehabilitada para albergar un Centro de Mayores Municipal.

En los bajos del edificio, la tienda de decoración Rústika se asienta sobre lo que fue el salón anejo a la fábrica de pianos, el Salón Montano. Quien entre podrá observar a mano izquierda el despacho de entradas, que dejó de funcionar en 1918. Dentro, una riquísima decoración ornamental, obra de los hermanos Zuloaga. A pesar de su gran interés, el Salón Montano es uno de los tesoros artísticos menos conocidos de la zona de Conde Duque.

El pasado mes de marzo, varios miembros de Madrid, Ciudadanía y Patrimonio visitaron el edificio y, el pasado mes de junio, elaboraron un informe acerca de su historia y su conservación, que pone el acento en el peligro en que se encuentra el patrimonio artístico del inmueble a raíz de que las obras de rehabilitación del edificio se vieran interrumpidas. Algunas de las pinturas han quedado expuestas a humedades.

En el informe, firmado por Alberto Tellería, se recuerda, además, el valor histórico del salón de la fábrica de pianos de Vicente Montano:

“Este Salón no sólo conserva la rica decoración ideada y ejecutada por los hermanos Germán y Daniel Zuloaga, sino que fue escenario fundamental de la vida musical madrileña, acogiendo las primeras actuaciones públicas de figuras luego tan destacadas como el tenor Francisco Granados, el pianista José Arriola o el violinista Enrique Iniesta, junto a interpretaciones tempranas de intérpretes ya reconocidos como el guitarrista Daniel Fortea o el violonchelista Pau Casals, y estrenos absolutos de los compositores José Luis Lloret y Rogelio Villar”.

Concurre, además, la circunstancia de que viven en el edificio Montano varios inquilinos que se están viendo también afectados por su preocupante estado. El edificio en su totalidad ha sido recientemente vendido en una operación que está siendo investigada. Su hasta entonces propietaria, María Jesús Montano, incapacitada y sin familia, había quedado bajo la tutela de la Fundación Afal Futuro, quien cerró en su nombre la venta del inmueble por una cantidad inferior en 4,8 millones de euros a lo que éste había sido tasado. A Afal Futuro se la acusa de apropiarse, presuntamente, del patrimonio de varios de sus tutelados. La nueva propiedad del edificio Montano es la sociedad San Bernardino, constituida ex profeso para la venta por Gonzalo López y su madre Araceli Arroyo, según el diario ElPaís. Algunos de los inquilinos del inmueble han denunciado presiones para que se marchen. Las obras de rehabilitación del mismo llevan años detenidas. Mientras, su importante patrimonio artístico peligra, atrapado en un monumental lío que amenaza este poco conocido tesoro madrileño.