Ojazos malasañeros...
Aunque normalmente somos los humanos quienes -enamorados de un vehículo- ponemos ojitos al auto de nuestros sueños, en ocasiones las tornas se invierten. El ejemplar japonés de la imagen, aparcado en la calle Pez, miraba con ojos de deseo a cuanto viandante se iba pasando por su lado.
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