La poeta urbana de Carabanchel que regala 12.000 libros por una mudanza
“Soy una súper solitaria”, así se define Vanessa Neorrabioso. Los libros fueron su forma de socializar cuando llegó a Madrid, comprándolos e intercambiándolos en la cuesta de Moyano. Lo que al principio era una afición se convirtió en una obsesión, llegando a acumular la friolera de 12.000 libros en su piso de Carabanchel. Ahora, tendrá que desprenderse de su tesoro más preciado en menos de un mes por una mudanza inesperada.
Vanessa vivía feliz en “Maracaná”, el nombre con el que bautizó a su piso. Pagaba un alquiler de 410 euros por una vivienda en la que todas sus habitaciones estaban repletas de estanterías con libros. Un piso grande y barato que permitía a Neorrabioso continuar acumulando nuevos ejemplares, “todo el mundo sueña con vivir en un piso con biblioteca, pero yo siempre he soñado con vivir en una biblioteca con piso”.
Hace unos meses recibió una mala noticia, le pedían un alquiler de 775 euros incompatible con su sueldo como conserje nocturno. Vanessa quiso anticiparse a los acontecimientos: “En enero pedí una moratoria de seis meses del alquiler pensando en mis libros”. Días después, recibió un comunicado en el que le informaban de que no podría beneficiarse de esta medida por no haber presentado el acuse de recibo.
El 15 de mayo tendrá que abandonar su actual vivienda y los libros son su gran preocupación. Ante la desesperación, Vanessa hizo pública su situación actual en redes sociales para intentar buscar un nuevo hogar a sus libros: “Al final me echan de mi piso porque no gano lo suficiente para pagar 775 euros y me piden el aval de otra persona. Si conocéis a alguien que pueda llevarse los 12.000 en menos de quince días, se los regalo todos”.
En sus historias de Instagram advertía: “Quienes quieran llevárselos deben saber que vivo en un cuarto piso sin ascensor”. Enseguida comenzaron a llegarle mensajes directos de curiosos e interesados en los libros. “Hay que llevarse los 12.000 libros, no solo los que os gusten y también las 65 estanterías”, recalcaba a sus seguidores.
El problema que parecía imposible de solucionar se resolvió en cuestión de tres horas. “Me contactó el dueño de Arrebato Libros y me dijo que iba a ayudarme a encontrar a alguien que se los llevase, también me contó que en su tienda tiene 12.000 libros como yo en mi casa”, explica Neorrabioso. Ángel Gamarra, otro librero, ha sido el afortunado. Al conocer la historia no dudó en escribir a Vanessa y en unos días vaciará todas sus estanterías.
Antes de publicarlo en sus redes sociales, Vanessa barajó la posibilidad de venderlos en Moyano. “Te los compran por 40 céntimos cada libro, pero tienes que llevarlos tú, no van a venir a un cuarto piso sin ascensor a llevarse 12.000”, cuenta.
De toda la librería solo conservará 30 o 40 ejemplares. Sus imprescindibles son tan diferentes como variopintos. “Me quedaré con el de Gómez Dávila, Escolios para un texto implícito. También con la obra de Víctor Hugo y los diarios de Sylvia Plath. Salvaré una antología de Lope de Vega, una de Quevedo y otra de Neruda, algo de Plutarco y uno de Borges”.
Para Vanessa solo son necesarios aquellos que cuando quiera leerlos no pueda encontrarlos en una biblioteca pública. “Como decía Thoreau, las bibliotecas están hechas para gente como yo”, señala. Su nuevo reto es encontrar un hogar en el que vivir con sus tres gatos, “me quiero ir a un piso pequeño cerca de una biblioteca”. Tiene claro que, aunque se despida de sus 12.000 libros, la literatura es una parte fundamental de su vida y no piensa desprenderse de ella.
La poeta de contenedores y fachadas
Vanessa Neorrabioso es mucho más que sus 12.000 libros. Llegó a Madrid hace más de una década y utilizó la lectura como una forma de hacer amistades, “me iba a Moyano a comprar o intercambiar libros para hablar con la gente”.
También buscó un trabajo que se adaptara a su gran afición. “Me enteré de que había estudiantes que se metían a seguratas nocturnos para aprovechar y estudiar mientras trabajaban. Yo me metí a trabajar de conserje nocturno para poder leer todo el rato”.
Duerme de día y lee de noche, esa es la filosofía vital de Neorrabioso. “Me paso 10 horas al día leyendo, puedo leer unos 300 libros al año”, asegura. Tal es su pasión por la literatura, que deja fragmentos de sus escritos en contenedores y paredes de toda la ciudad. A veces firma como Neorrabioso, otras como Vanessa, Natalia e incluso como Miss Vico o Vicorrabioso.
Las formas en las que se manifiesta son impredecibles, solo sabe que cuando se calza sus botas de tacón hasta la rodilla sale su mejor versión. “No soy trans, ni chica, ni nada, soy travesti”, explica. De todas sus versiones, Vanessa es la predominante. “Me puse ese nombre porque soy una vanidosa, tengo una biblioteca enorme en mi casa”.
Solitaria, travesti, poeta y con tres gatos, así es Vanessa. Kobe, Broma y Lorca son la mayor compañía de Neorrabioso junto a sus libros. Sus redes sociales y su blog son una puerta abierta a sus pensamientos, en los que mezcla la poesía y la política. Las “pintadas neorrabiosas” han conseguido trascender porque, tal y como una de sus últimas publicaciones reza: “Poeta es el que hace un árbol de la leña caída”.
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