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Sí se puede en el barrio: cuando las luchas vecinales ganan

Un momento del abrazo  al Canal de Isabel II

Luis de la Cruz

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El pasado domingo, 17 de marzo, se abrazaron muchas zonas verdes con motivo del Día de la Tierra. En el parque de Arganzuela, al mediodía, la cadena humana abrazaba –reivindicaba– los frutos de sus desvelos colectivos: la arboleda salvada de las talas previstas por las obras de la línea 11 de metro.

La celebración del Paseo de Yeserías venía a reivindicar la lucha colectiva contra el arboricidio, seguramente la de mayor consenso social y pujanza en términos municipales de cuantas se han librado en los últimos meses.

De domingo a domingo y de distrito del sur a otro del norte de Madrid. El pasado domingo 10 de marzo decenas de vecinos se reunieron junto al Primer Depósito del Canal de Isabel II (Chamberí) para abrazar las instalaciones como forma de protesta por el anuncio de levantar en los terrenos de Canal un pabellón para 5000 personas que, presuntamente, podría llevarse por delante las dotaciones deportivas que actualmente hay en el lugar.

Esa misma mañana el consejero de Medio Ambiente descartó que el proyecto siquiera adelante, aunque la plataforma Canal Sí –creada recientemente para velar por el uso público y la conservación del patrimonio de la empresa pública– quiere garantías por escrito.

No pretendemos señalar la coincidencia del abrazo como método reivindicativo sino potencia la de acuerparse entre vecinos para llegar a buen fin. Al contrario de lo que el adagio instalado en el pesimismo dice, a veces movilizarse sirve, seguramente en más ocasiones de las que pensamos.

También lo saben en el distrito de Tetuán. El pasado 8 de marzo supimos por boca del consejero de Vivienda, Transportes e Infraestructuras, Jorge Rodrigo, que se instalarán algunos ascensores en estaciones de Metro no previstas en el plan de accesibilidad para los años 2021-2028. Entre ellas, figura la de Tetuán, lo que viene a solucionar parcialmente la petición vecinal –visibilizada a través de una concentración– de hacer accesibles las estaciones de la línea 1 entre Plaza de Castilla y Cuatro Caminos. Quedan las de Valdeacederas, Alvarado y Estrecho, pero seguro que los vecinos no van a dejar de exigir ascensores para ellas también.

Los vecinos de Tetuán también tienen aún en la retina otra victoria de la lucha colectiva. De la noche a la mañana, las hortelanas del huerrtoZuloaga (en la glorieta de Rocío Dúrcal) supieron que debían desmantelar el huerto, del que tienen una cesión municipal, porque el Ayuntamiento había acordado con la constructora de unos pisos en construcción disponer del solar para labores de la obra. Los ánimos iniciales eran de mínimos: sacar algo de tiempo para salvar la mayoría de plantones y una garantía de regreso. Sin embargo, el mero hecho de reunirse dio una vuelta al asunto. Abonó una lucha colectiva y el diseño de una contraoferta que argumentaba que las obras eran posibles con el desalojo de una franja del huerto, asegurando así su integridad material y la continuidad de su funcionamiento. El Ampa del colegio Ignacio Zuloaga y las hortelanas lo consiguieron. La administración tomó nota de la capacidad de reacción del tejido vecinal y aceptó la oferta el pasado 16 de febrero.

Los grupos de vivienda, radicados en los barrios, siguen parando desahucios cada semana en Madrid. Son también triunfos de la acción colectiva que, sin embargo, duelen cuando se colocan al lado de las dimensiones de la emergencia habitacional que ellos mismos denuncian sin encontrar el eco que otrora tuvieron en los medios. Son victorias concretas, con caras y apellidos, que necesitamos visibilizar, en todo caso.

Y son muchas también, claro, las victorias parciales, aplazadas o no natas. Los árboles salvados por las protestas vecinales contra las talas de la línea 11 son el 50% de los que tenían condena de sierra pero también son más de quinientos, entre ellos la arboleda del parque de Arganzuela. Las anteriores son algunos ejemplos, todos recientes y sacados de las páginas digitales de este periódico, que juntos vienen a evidenciar que, muchas veces, sí se puede.

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