Continental y Emilio de Villota, comprometidos con la siniestralidad cero
El fabricante de neumáticos y componentes de automoción Continental ha elegido al expiloto de Fórmula 1 Emilio de Villota como embajador de su ambiciosa campaña VisionZero, cuyo objetivo no es otro que el ¿quimérico? horizonte de erradicar por completo la siniestralidad: cero muertes, cero lesiones, cero accidentes en carretera.
Los datos son pertinaces, pero tanto Continental como De Villota se aferran a los entresijos más optimistas de las estadísticas. Si el año pasado murieron en España 1.160 personas y más de 5.000 resultaron heridas en accidentes de tráfico, también es cierto que hubo 17 días sin ningún siniestro mortal en todo el país (estas son cifras correspondientes a 2015) y que dos poblaciones de más de 80.000 habitantes no contabilizaron fallecimiento alguno durante el año.
Estas evidencias llevan a Continental a pensar que sí, se puede aspirar a la siniestralidad cero, aunque para ello quede un ingente trabajo por realizar en diversas áreas. Su ofensiva abarca en concreto cuatro campos: adecuada conservación de las carreteras, dotación de seguridad y mantenimiento apropiado de los vehículos, neumáticos de calidad y en buen estado (al fin y al cabo son el único punto de contacto del coche con la calzada) y formación del conductor.
En este último punto entra con armas y bagajes Emilio de Villota, expiloto y creador de una escuela de conducción señera en nuestro país que funcionó durante 34 años y por la que pasaron una media de 1.000 personas al año. No en vano el factor humano es responsable del 90% de los accidentes de circulación, siendo las distracciones los errores que están presentes en un 30% de esos siniestros.
La escuela de Emilio de Villota enseñaba, en primer lugar, que lo esencial al volante es mantener la atención, cuyo equivalente en un circuito de carreras es la concentración. “Conducimos con demasiada frecuencia de manera automática. Muchas veces ni sabes si has pasado o no Valdepeñas”, indicaba muy gráficamente su fundador en un acto organizado recientemente en Madrid para presentar la iniciativa VisionZero.
A continuación en el orden de prioridades de seguridad para cualquier conductor viene la capacidad de anticiparse a lo que pueda acontecer en la vía y lo que puedan hacer el resto de sus usuarios. Lo que al conductor inexperto le sorprende, el avezado puede haberlo detectado segundos antes.
En tercer lugar, se trata de manejar con suavidad, “con armonía” un artefacto que De Villota asemeja a “una sartén llena de aceite hirviendo”: “Si la mueves con cuidado el aceite se mantiene dentro del recipiente, pero si eres brusco puedes tener un problema serio”.
Por último, el buen conductor y el buen piloto saben archivar de inmediato las situaciones de estrés o emocionalmente difíciles (alguien que te hace una pirula, otro piloto que te embiste) para poder enfrentarse, con la mente limpia, a lo que le deparan –en el presente– la carretera o la pista.
Más importante aún que todas estas cuestiones, concluye De Villota, es la actitud al volante. Puede ser –es– una palabra manida, pero la solidaridad, la capacidad de ponerse en el lugar del otro salva más vidas, en su opinión, que ninguna campaña de publicidad centrada en la tragedia. “Se insiste demasiado en los inputs negativos. Hablemos de vida y no de muertos”, reclama el expiloto de Fórmula 1.