Seat explora soluciones de micromovilidad urbana por debajo del coche tradicional
Entre los cometidos que le tiene encomendados el Grupo Volkswagen, la marca española Seat está liderando la estrategia del consorcio en lo que a micromovilidad urbana se refiere, y desarrollando también una nueva plataforma para vehículos eléctricos. Las claves del plan los ha presentado en la jornada Madrid se mueve by Seat, que ha aprovechado para anunciar un nuevo servicio de carsharing para empresas, a través de su empresa Respiro, y para mostrar, por primera vez en España, la versión 100% eléctrica de su modelo urbano Mii.
Encargos de Alemania aparte, la propia Seat es consciente de que las soluciones de movilidad alternativas al coche tradicional supondrán en un futuro muy cercano un negocio complementario y suculento al que llevan desplegando desde sus inicios, hace cerca de 70 años. Como marca para gente joven que es, se enfrenta además a un cambio en las costumbres que les aboca necesariamente a transformarse.
Como explica Lucas Casasnovas, director de Marketing de Producto de la firma, en la última década se ha reducido a la mitad el número de jóvenes que se saca el carné de conducir y que adquiere un vehículo por primera vez con menos de 35 años. De hecho, la edad media del comprador de un primer coche ha pasado de 33 a 38 años. Si a esto se suma que en la mayoría de los trayectos urbanos se recorren menos de cinco kilómetros y que la ocupación media de los vehículos en uso diario es de 1,2 personas, salta a la vista que las nuevas generaciones, que obviamente se mueven como las anteriores, pero de otra manera, reclaman maneras de desplazamiento distintas de las convencionales.
Un vehículo eléctrico, sostenible y que ocupe el menor espacio público posible
Con una población mundial cada vez más concentrada en las ciudades, las necesidades de transporte de personas se multiplicarán pronto por dos, y las de mercancías por tres, razón por la que Seat plantea soluciones como el Minimó (cuya fabricación en serie está aún por confirmar), un vehículo eléctrico, sostenible y que ocupa el menor espacio público posible, además de “divertido, asequible, accesible y, por supuesto, seguro”. Jordi Caus, responsable de Nuevos Conceptos de Movilidad de la marca, considera que este híbrido entre coche y moto es ideal para servicios de sharing por todos estos motivos y porque, como pretenden si finalmente se comercializa, las autoridades podrían autorizar su aparcamiento en plazas de motocicleta.
En una escala solo algo mayor que la del Minimó encontramos el Mii Electric, un modelo que veremos circular a principios de 2020 y del que se admitirán pedidos a partir de septiembre. La variante de baterías del Mii dispone de un motor eléctrico de 83 caballos y una batería de 36,8 kWh que le confiere una autonomía de 260 kilómetros, de acuerdo con el ciclo de homologación WLTP.
A escala más reducida, Seat propone alternativas de movilidad como su patinete eléctrico eXS KickScooter, desarrollado por Segway y del que ha vendido más de 8.000 unidades en lo que va de año, y un servicio de kicksharing (patinete compartido) como el que ofrece en Madrid desde abril de 2019 en asociación con la startup UFO.
En cuanto a las soluciones de coche compartido, que la marca de Martorell gestiona por medio de su filial XMOBA, el acto celebrado en Madrid ha servido para anunciar una versión corporativa, para Madrid y Barcelona, del conocido servicio de carsharing de base fija (en aparcamientos y, pronto, en concesionarios de la marca) que ofrece Respiro, empresa que adquirió en febrero de este año. La propia Seat ha comenzado a hacer uso de esta plataforma, y a ella se unirán en breve el bufete Cuatrecasas y, muy posiblemente, Cepsa.
Arantxa Alonso, directora ejecutiva de XMOBA, ha desgranado otras soluciones de movilidad que abundan en el caso de éxito de Respiro, que cuenta ya con 250 coches y 12.000 usuarios en Madrid. Dos de las más relevantes son Justmoove, que pretende satisfacer mediante una aplicación única todas las necesidades de movilidad que pueden presentársele a un usuario –desde un taxi o un coche compartido a la ubicación de la gasolinera más cercana–, y Komuti, pensada para que compartan desplazamiento los compañeros de empresa que hacen habitualmente la misma ruta y que Alonso define gráficamente como “un blablacar para ir a trabajar”.