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El envejecimiento de la población, un reto para la seguridad vial

Un automóvil cruzando un paso de peatones.

Pedro Umbert

Que los españoles vivan cada vez más y en mejores condiciones es sin duda una buena noticia. Sin embargo, tener tres millones de personas mayores de 65 años que poseen el carné de conducir y que se ponen al volante con frecuencia supone también un problema de seguridad en las carreteras que, además, “se va a agravar con el tiempo”, como ha señalado Luis Montoro, presidente de la Fundación Española para la Seguridad Vial (Fesvial), durante la presentación del Barómetro de Salud Vial en Mayores.

El informe, que forma parte de un proyecto más amplio denominado Savima, concluye que un conductor mayor de 65 años tiene el triple de probabilidades de morir en accidente que un joven de 20. Dentro de ese grupo de población, los varones presentan el doble de posibilidades de fallecer en un siniestro de tráfico que las mujeres, que son, además, mucho menos reacias a dejar voluntariamente de conducir llegada cierta edad.

Montoro invita a reflexionar sobre el aumento de la siniestralidad en mayores durante el periodo 2011-2015. El número de accidentes pasó de 12.288 a 17.205, lo que supone un incremento de casi 7 puntos porcentuales y nos sitúa al borde de tener un conductor de más de 65 años en uno de cada cuatro siniestros. Y los varones tienen el 87% de las papeletas para estar involucrados en ellos.

Según el estudio, realizado por el INTRAS (Instituto Universitario de Tráfico y Seguridad Vial) en colaboración con la asociación valenciana de centros de reconocimientos médicos, las personas mayores hacen menor uso del cinturón de seguridad conforme aumenta su edad. Esta tendencia se convierte en hecho alarmante entre el subgrupo de los que tienen entre 85 y 99 años, precisamente los más vulnerables en caso de impacto.

Hay más datos relevantes que destacó el catedrático Luis Montoro. Por ejemplo, que cuanto mayor se es, más probabilidades existen de cometer infracciones de tráfico, y más antiguo es el coche que se conduce. Que los caminos vecinales, las travesías y las vías de servicio concentran el mayor número de accidentes con mayores implicados. Y que este grupo de edad presenta una casuística muy especial porque, si apenas usan el móvil al volante –a diferencia de la población más joven–, incurren en cambio con más frecuencia en comportamientos como no respetar stops, prioridades ni distancia de seguridad, así como superar la velocidad permitida.

Para revertir o contener estas situaciones, Montoro anima a adoptar medidas que faciliten a los mayores de 65 años manejarse tanto al volante como en su faceta de viandantes, pues los atropellos son el tipo de accidente que estas personas sufren o provocan más frecuentemente. Cree aconsejable también hacer más legible y sencilla la señalización en carreteras y ciudades, y critica que muchos modelos actuales exhiban un exceso de botonería que una persona de avanzada edad puede tener problemas para gestionar.

El Barómetro de Salud Vial en Mayores se integra en el proyecto Savima, que prevé otras iniciativas como la edición de una Guía de Consejo Sanitario Vial para prevenir accidentes, que se repartirá entre los profesionales de los centros de reconocimiento médico, y otra publicación destinada a alertar a los familiares del conductor mayor sobre los indicios de que ha llegado para él la hora de abandonar el volante. 

Montoro y otros autores del análisis del Barómetro coinciden en reprobar que los mayores de 70 años puedan renovar el carné cada cinco años en lugar de cada dos, como se exigía hasta la reforma de 2009.

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