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Primera prueba del ë-C4, el primer eléctrico puro de Citroën

Citroën ë-C4.

Pedro Urteaga

16 de diciembre de 2020 12:28 h

El comienzo de la producción del nuevo Citroën C4 es una gran noticia para la industria española de automoción y especialmente para la planta del Grupo PSA en Villaverde, que esperaba ansiosa este momento después de ver decaer en los últimos tiempos la demanda del Cactus. El coche se ha hecho desear también para la prensa, que, tras asistir a su presentación estática y al proceso de su fabricación en la histórica factoría madrileña, ha tenido por fin la oportunidad de tocar el producto.

En nuestro caso particular hemos podido disfrutar de una primera toma de contacto con la versión totalmente eléctrica del modelo, denominada ë-C4, primero por calles del centro de Madrid y luego durante una ruta por carreteras de la Comunidad, lo que nos ha servido para hacernos una idea bastante cabal del buen desempeño del vehículo, particularmente en lo que afecta al tren de propulsión y la efectividad de la batería.

Como ya detallamos en este artículo, el encargado de mover el ë-C4 es un motor eléctrico de 136 caballos ya montado en otros modelos de PSA y alimentado por una batería de 50 kWh que en este caso anuncia 350 kilómetros de autonomía en ciclo WLTP. La velocidad máxima está limitada a 150 km/h para no quedarse rápidamente sin energía, y el 0-100 km/h se completa en 9,7 segundos en modo Sport.

En el momento de comenzar la prueba, el cuadro de instrumentos indicaba una autonomía de 342 km en modo Electric, 358 en modo Eco y algo menos de 330 en Sport. Escogido el primero de los tres disponibles, completamos la primera parte del recorrido, que transcurrió por las calles más señeras -y colapsadas- del centro de la capital, como la Gran Vía, con un consumo medio de tan solo 13,8 kWh/100 km que nos permitió cubrir 14 km habiendo gastado solo 6 de autonomía.

Se trata de un registro notable para un vehículo que, con 4,36 metros de longitud, se enclava en el corazón del segmento C y que, pese a no ser especialmente pesado (1.616 kilos en vacío), carga de forma permanente con 300 kilos de baterías. Su estudiada y medida estética de SUV, que le hace disfrutar de 156 mm de distancia libre al suelo, tampoco debería ser de ayuda en términos de eficiencia, pero los hechos hablan por sí solos.

Buena parte del aire crossover del coche se lo debe a las llantas de 18 pulgadas que equipan tres de los cuatro acabados de la gama (y los tres en el caso del eléctrico) y que se acompañan, eso sí, de unos neumáticos muy razonables de 195 mm de sección -lo que sí favorece el consumo- y 60 mm de perfil que evitan disgustos con los bordillos en las maniobras de aparcamiento. Acostumbrados a medidas realmente delirantes en los últimos años y décadas, no podemos sino aplaudir la moderación de Citroën en esta cuestión.

El resto de nuestra prueba discurrió por un terreno menos propicio para un eléctrico, carreteras donde se mantiene una velocidad media más elevada, y ahí el ordenador nos mostraba cifras cercanas a los 17 kWh/100 km que bajaban rápidamente hasta los 16 en cuanto atravesábamos núcleos urbanos y urbanizaciones. El consumo al término de 70 km rondó los 15,5 kWh/100 km con algunos tramos de carretera abierta recorridos a ritmo alegre y en modo Sport. La autonomía aquí se redujo a un ritmo superior al de la distancia recorrida, para terminar en unos 260 kilómetros (en este último modo).

Una vida a bordo de lo más grata

El ë-C4, al igual que el resto de los C4, dispone ahora de un selector de velocidades que sustituye a la palanca de cambios tradicional y que cuenta con una función Brake (B) como medio de recuperar energía para la batería de alta tensión, y de frenar el coche en bajadas pronunciadas y otras circunstancias de alta inercia. Junto a él encontramos el mando de los modos de conducción y, un poco más atrás en la consola central limpia de obstáculos (el freno de estacionamiento es eléctrico), el que da acceso en la pantalla central de 10“ a toda la información específica acerca del funcionamiento eléctrico del vehículo.

A la derecha del salpicadero observamos el gadget por excelencia del nuevo C4, el Smart Pad Support pensado para que el acompañante pueda distraerse con su tableta sin posibilidad de distraer al conductor: otro acierto de la marca francesa. Debajo del soporte se despliega un cajón donde guardar el dispositivo y mantenerlo a salvo de miradas codiciosas de lo ajeno.

El interior destaca por la amplitud, sobre todo en las plazas traseras -donde los ocupantes gozan de 198 mm para las piernas-, y la abundancia de espacios (16 en concreto) donde depositar objetos. La altura para los pasajeros posteriores, sin embargo, es algo justa para personas de más de 1,80 metros, debido a la muy pronunciada caída del techo en el tramo final de la carrocería.

La capacidad de carga es la misma en las versiones térmicas y en la eléctrica: 380 litros con los cinco asientos en su sitio y 1.250 cuando se pliega la segunda fila. En el caso del ë-C4, los cables de carga pueden colocarse entre las dos superficies de moqueta independientes de que dispone el maletero.

Tanto el conductor como los pasajeros pueden beneficiarse de la comodidad que procuran elementos de equipamiento como los asientos Advanced Comfort y la suspensión de amortiguadores progresivos hidráulicos, gracias a la cual el C4 proporciona el efecto alfombra voladora que Citroën busca siempre para sus modelos. En modo Sport se aprecia una mayor contención de los movimientos de la carrocería que a nosotros personalmente nos resulta más grata y nos transmite más sensación de seguridad.

Según las versiones, se puede contar con un head-up display del que destacamos con mucho ahínco su regulación sencilla y bien visible, algo que harían bien en imitar vehículos de la competencia, tanto de este rango de precio como mucho más caros. Confundir sofisticación con complejidad es un camino que no lleva muy lejos.

Sin dudar del atractivo que puede aportar a la zaga del C4, además del guiño que supone al antiguo C4 Coupe, menos nos ha gustado el spoiler trasero por lo que afecta a la visibilidad desde el puesto de conducción. Al dividir la luna posterior en dos mitades, quien se sienta al volante tiene más dificultades para localizar los vehículos que le siguen y, como suele suceder siempre en estos casos, los ve ligeramente deformados.

El ë-C4 está a la venta desde 32.400 euros y en tres acabados -Feel, Feel Pack y Shine-, en tanto que las variantes de combustión añaden la terminación Live Pack. Además de las ayudas oficiales, ahora el eventual comprador puede acogerse al Pack Made in Spaiñ de Citroën, que incluye garantía de tres años o 100.000 km, servicio de asistencia premium y condiciones especiales de lanzamiento y financiación, así como la posibilidad de devolver el coche en determinadas condiciones. 

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