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Prueba del Peugeot Traveller Long, un rutero de enormes capacidades

Peugeot Traveller Long.

Pedro Urteaga

No son demasiados los modelos disponibles hoy en el mercado que puedan transportar familias o grupos numerosos, como sabe, por ejemplo, cualquiera que tenga tres o más hijos y pretenda hacer con ellos cualquier tipo de desplazamiento. En elDiario.es hemos probado uno de estos vehículos de gran talla, el Peugeot Traveller, que comparte estructura con los Citroën SpaceTourer y Toyota Proace Verso y tiene como principal rival al Volkswagen Multivan.

El Traveller está disponible en tres variantes en función de la longitud de la carrocería: Compact, de 4,61 metros, Standard, de 4,96 m, y Long, de 5,31 m, que es la que hemos podido conducir días atrás combinada con el acabado Allure, el más completo de la gama, el poderoso motor diésel 2.0 BlueHDi de 180 caballos y la conocida transmisión automática de ocho marchas EAT8.

Solo para situar al lector respecto a las distintas configuraciones posibles de este modelo, diremos que dos de las cuatro versiones de que se compone el catálogo -Active y Allure- se orientan al uso particular, como eventual alternativa a un monovolumen y con ocho plazas como máximo (en disposición 2+3+3), que era el caso de la unidad de pruebas.

Las otras dos, Business y Business VIP, están enfocadas al transporte profesional de pasajeros, como el que encontramos en hoteles o aeropuertos. La Business es la única que puede albergar nueve pasajeros, mientras que la Business VIP se limita a siete para proporcionar más espacio y comodidad a cada uno de ellos.

Los precios del Traveller con esta carrocería Long están comprendidos entre 31.100 euros, los que cuesta la versión Business con motor diésel de 120 CV y cambio manual de seis velocidades, y los 45.120 euros de nuestro Allure, equipado con elementos propios de un turismo de gama alta, como el head-up display, los asientos delanteros con funciones de calefacción y masaje o el sistema de tracción electrónico Grip Control.

El equipamiento de serie de los modelos Active y Allure incluye, además, mesitas de tipo avión en los respaldos delanteros, climatizador de tres zonas de temperatura, cortinillas en la segunda fila y llantas de 17 pulgadas. El segundo cuenta también con faros de xenón, cámara trasera de ayuda al aparcamiento, asientos traseros correderos sobre raíles y luneta practicable trasera, gadget muy útil que nos evita en muchas ocasiones abrir un portón muy grande y pesado que no puede tener accionamiento eléctrico.

Es una lástima también que los más de 45.000 euros que hay que pagar por una unidad como la que hemos probado no basten para acceder a sistemas de seguridad ya muy extendidos, léase el cambio involuntario de carril o el reconocimiento de señales de tráfico, que deben abonarse aparte en el llamado Pack Serenidad (624 euros). En cuanto a la alerta de riesgo de colisión frenado de emergencia, cuesta otros 676 euros adicionales.

Hasta 3.300 litros de capacidad de carga

Volviendo a las vastas capacidades del Traveller Long, y más en concreto a la de transportar carga -además de personas-, conviene mencionar las correspondientes cifras homologadas: 989 litros con los ocho asientos ocupados (contando el espacio hasta el techo), 1.400 litros si se retiran los de la tercera fila y hasta 3.300 cuando únicamente se dejan los dos delanteros.

El motor diésel de 180 caballos nos ha parecido el idóneo para mover un vehículo largo y pesado como este, aunque es posible que con potencias inferiores (120 y 150 CV) también la respuesta resulte satisfactoria. En nuestro caso, incluso el registro de aceleración (menos de 9 segundos en el 0 a 100 km/h) nos parece bastante destacable, y en general el modelo se muestra pronto de respuesta y relativamente ágil hasta en el tráfico urbano.

Contra lo que podría esperarse, el consumo tampoco se dispara, sino que se mantiene en unas magnitudes razonables, salvo -suponemos- cuando va muy cargado y la orografía no es favorable. Con solo una o dos personas a bordo y poca carga, el gasto de combustible se sitúa en el entorno de los 7,5 litros/100 km, de acuerdo con nuestras mediciones, lo que hace del Traveller un gran devorador de kilómetros en viajes de familia.

A ello contribuye el disponer de una suspensión confortable, que filtra bien los baches e impide que la carrocería experimente un movimiento de balanceo excesivamente amplio en las curvas. La dirección está muy asistida y cuesta muy poco girar el volante, lo cual se agradece al maniobrar a baja velocidad, aunque a cambio resta precisión de guiado cuando se circula rápido en carreteras de curvas. Nada que nos pueda extrañar en un vehículo de estas características.

Estas virtudes del Traveller se complementan con una extensa dotación tecnológica y de confort (cortinillas laterales, asientos del mismo tamaño en todas las plazas…) destinada a hacer de los viajes la experiencia más placentera posible.

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