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Prueba del Skoda Scala 1.5 TSI: mucho coche en formato pequeño

Skoda Scala 1.5 TSI.

Pedro Urteaga

El Skoda Scala reúne a nuestro parecer dos rasgos que han caracterizado a unos cuantos modelos de la marca checa en su historia reciente. Por un lado, parece un vehículo que, a pesar de su calidad, no apunta a superventas, como no lo fueron -y tal vez lo merecían- propuestas excelentes como el Yeti o, especialmente, el Spaceback. Por otro, no siendo mayor que sus alternativas, cuenta con un espacio interior y de carga en lo más alto de la categoría, tanto que puede operar como coche único en una buena cantidad de hogares.

Hemos probado este ilustre desconocido -valga la exageración- en una versión con aditamentos deportivos bautizada Monte Carlo, en honor del célebre circuito de Fórmula 1, que incorpora un motor de gasolina 1.5 TSI de 150 CV. Los menos de 1.300 kilos del Scala hacen que semejante potencia, no desmesurada, de aquí un jugo extraordinario y haga de este un modelo ágil en ciudad y de viva respuesta en carretera.

Los 8,2 segundos que tarda en alcanzar los 100 km/h desde parado hablan bastante a las claras de su carácter brioso, sin llegar a ser deportivo. Lo que ofrece esta versión es más un aire sport, sobre todo en detalles interiores como los asientos delanteros de una sola pieza, que un nivel de prestaciones que pueda considerarse con propiedad extraordinario.

Por ser exhaustivo, el acabado Monte Carlo se distingue por llevar numerosas partes de la carrocería pintadas en color negro, como el marco de la parrilla frontal, los pequeños añadidos en la zona inferior del parachoques delantero, las letras Skoda del portón y las llantas, que son de 17 pulgadas (pueden ser de 18 en opción) y tienen un diseño específico.

En el interior, los elementos diferenciales son los mencionados asientos deportivos, muy cómodos para conducir y con detalles en rojo, color presente también en las costuras del volante, del pomo del cambio -automático DSG de siete velocidades- y del freno de mano, así como en las molduras decorativas del salpicadero y del sistema de iluminación ambiental. 

En cuestión dinámica, podemos situar al Scala en la parte media-alta del segmento. Su conducción resulta agradable y equilibrada, pues no es tan preciso como algunos de sus rivales más dinámicos, como el Seat León, ni tan confortable -lo que se entiende habitualmente por tal- como un Citroën C4, pero presenta a nuestro criterio un acertado término medio entre ambos.

El motor de 150 CV es seguramente el más suave y el de mayor rendimiento de los disponibles en la gama. Además, al disponer de un sistema que desactiva dos de sus cuatro cilindros cuando la demanda de aceleración es baja, hace posible unos consumos de combustible muy contenidos. Según nuestras mediciones, el promedio no llega a los 6 litros/100 km.

Espacio interior y de carga

Hablemos ahora de habitabilidad, donde el modelo checo puede sacar pecho ante toda la competencia. Con 4,362 metros de longitud, la misma que dos superventas como el León o el Renault Mégane, tiene las plazas traseras más espaciosas, con 75 centímetros disponibles para las piernas del pasajero, 96 cm de altura al techo y 134 cm de anchura. El Mégane, por ejemplo, solo habilita 64 cm para las piernas y 93 cm de altura, y presenta idéntica cota de anchura.

Y qué decir de la capacidad de carga…En este punto, ninguna de las alternativas se acerca a los 467 litros del Scala, y casi todas se quedan por debajo de los 400 litros. El Mégane cubica 384, el León, 380 en gran parte de sus versiones, y únicamente el Fiat Tipo puede presumir de unos nada desdeñables 440 litros.

Para redondear la faena, el compacto checo es uno de los más asequibles de la categoría, con una horquilla de precios que se inicia en 20.850 euros y llega a los 29.260 euros en el caso de la versión Monte Carlo que hemos conducido en los últimos días. Todos los modelos son acreedores al distintivo ambiental C de la DGT, aunque los que quieran el más preciado Eco disponen también de variantes propulsadas con gas natural comprimido (GNC).

Como nos ha sucedido con otros modelos de Skoda que hemos probado recientemente, el Scala nos ha sorprendido, en este caso para mal, con un funcionamiento no del todo fino del sistema multimedia. La versión Monte Carlo lleva concretamente un sistema Amundsen -existen también el Swing y el Bolero- con pantalla táctil de 9,2 pulgadas y navegador integrado. En nuestra experiencia, el menú principal tendía a quedarse colgado y tardaba más de lo normal en cargarse.

Skoda ha informado de un error en unidades nuevas del Scala que podrían explicar estos fallos de la interfaz multimedia, y al parecer se dispone a subsanarlo en breve mediante una actualización del software.

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