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El camino hacia el coche eléctrico será inexorable, pero más lento de lo esperado

Hyundai Kona eléctrico.

Pedro Urteaga

En contra de lo que tienden a pensar los agoreros que abundan en toda época, rara vez una tecnología arrasa a las que existían con anterioridad. Ni el vídeo mató a la estrella de la radio, como cantaban The Buggles, ni el cine apagó para siempre las candilejas de los teatros. La televisión (y no el vídeo) eclipsó pero no hizo desaparecer la radio, el e-book se ha revelado incapaz de hacer frente al poder de ese invento cuasiperfecto llamado libro, y hasta es posible que los periódicos de papel sobrevivan a la fuerza formidable de los medios de internet.

Un informe que acaba de publicar la consultora KPMG desmiente que el mundo de la automoción vaya a verse sometido a un tsunami semejante en lo que a las tecnologías de propulsión se refiere. Habrá que esperar a 2040 para que los vehículos eléctricos sean mayoritarios, pero por estrecho margen y entre una notable variedad de opciones mecánicas de la que no estarán excluidos los motores de combustión. Yendo a las cifras concretas, el estudio señala que los eléctricos representarán el 30% del parque dentro de dos décadas, seguidos de cerca por los híbridos, con el 25%, los movidos por una pila de combustible (23%) y los de combustión, con el mismo porcentaje.

El panorama presentará el siguiente aspecto a las alturas de 2030: el 27% del parque lo compondrán aún vehículos diésel como los actuales, el 19% serán diésel Euro 7, el 20% híbridos y el 5% híbridos enchufables; los coches de gasolina supondrán el 13% del total, los de gas licuado del petróleo (GLP) el 4% y los de gas natural comprimido (GNC) el 1%. Los vehículos eléctricos no despegarán hasta 2026 o 2027, y en 2030 rondarán el 2%, penalizados todavía por su triple maldición: alto precio, infraestructura insuficiente y escasez de oferta (su autonomía sería la cuarta).

De acuerdo con el XX Informe Global sobre Automoción (GAES, por sus siglas en inglés) de KPMG, basado en una encuesta realizada a casi 1.000 directivos de los sectores del automóvil y la tecnología, y a unos 2.000 consumidores de todas partes del mundo, los vehículos híbridos son hoy por hoy los más valorados por los usuarios que se plantean comprar un coche, razón por la que concentrarán en el futuro inmediato las inversiones de los fabricantes. Como segunda opción de quienes se ven en esta tesitura se sitúan aún los de combustión, ya sean de gasolina o diésel.

Los directivos de automoción vaticinan que el futuro de su negocio estará estrechamente ligado al desarrollo de una diversidad de tecnologías que vendrá determinado según el país, el uso de los vehículos, los recursos disponibles y, sobre todo, la creciente relevancia de las decisiones políticas y las regulaciones después de décadas en que el peso del avance tecnológico ha recaído sobre los hombros de los fabricantes. De ahora en adelante será el regulador quien marque el ritmo para cumplir los requerimientos de sostenibilidad que se imponen a nivel global.

Esta biodiversidad tecnológica merece el siguiente juicio de Dieter Becker, responsable global de Automoción en KPMG: “La industria automovilística tendrá que acostumbrarse a salir de su zona de confort durante este periodo de cambio. No existe una única respuesta global; actualmente la industria está funcionando como un grupo de islas conectadas, pero diferenciadas. Dichas entidades cambiarán, se fusionarán y se transformarán a medida que la industria avance en la revolución tecnológica”.

La consultora aprecia una especial incertidumbre en el ámbito de los negocios que surgirán con la incorporación de las nuevas tecnologías digitales. “La mayoría de las marcas –continúa Becker– creen ser capaces de gestionar una plataforma de servicios más amplia para ofrecer estas nuevas soluciones. En este punto, KPMG considera, sin embargo, que las empresas tradicionales, basadas en activos, tendrán que afrontar retos que les dificultarán competir con gigantes tecnológicos por las oportunidades de movilidad basadas en la incorporación de esos servicios”.

Begoña Cristeto, exsecretaria general de Industria y Pyme y socia de KPMG en España, confía en la experiencia y cualificación del sector en España para seguir siendo “competitivo en escenarios adversos y globales” y “posicionarse en este nuevo ecosistema de movilidad. La clave, que determinará en buena parte los resultados, será la capacidad para incorporar estos cambios a la velocidad que el entorno va a requerir y con la diversidad que cada entorno local va a exigir”.

La inexorable transición de la industria obligará a las empresas a continuar sus inversiones y reforzar sus funciones tradicionales, pero estableciendo una clara estrategia ante las nuevas demandas del consumidor en materia especialmente de conectividad y digitalización. La mayoría de los directivos encuestados no cree que la rentabilidad de las compañías vaya a decrecer, aunque estas se enfrentarán a condiciones muy exigentes y a una contracción de los mercados globales para las que deben prepararse.

El estudio dibuja un escenario futuro donde movilidad y logística pierden sus nítidos contornos actuales. El 60% de los encuestados cree que pronto dejaremos de diferenciar entre transporte de personas y de mercancías, y no habrá empresa capaz de gestionar ambas cosas en solitario. Dieter Becker está seguro de que las marcas de coches “deberán replantearse la necesidad de cooperación para crear un ecosistema de movilidad; la que ofrezca mejor experiencia de cliente para personas y mercancías probablemente será la propietaria de la plataforma”.

El informe ofrece otras conclusiones interesantes sobre el devenir de la industria. Por ejemplo, realidades bien acreditadas como que Estados Unidos seguirá concentrándose de momento en los motores tradicionales y China, por el contrario, tomará aún más ventaja en movilidad eléctrica. Los directivos señalan a Toyota como el fabricante en mejor posición para afrontar los desafíos del futuro, por delante de BMW y Tesla. En cuanto a los concesionarios, estiman que se reducirán o concentrarán entre un 30% y un 50% hasta 2025.

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