Renault capea un ‘año valle’ mientras afina su estrategia eléctrica
Renault ha vivido en 2018 un año discretamente positivo en términos comerciales, pero ha aprovechado para poner en orden y “limpiar la casa” a la espera de tiempos mejores que se encuentran a la vuelta de la esquina. Así lo ha declarado Iván Segal, director general de Renault Iberia, en el encuentro anual donde la marca hace públicos sus resultados del ejercicio recién terminado y las previsiones para el que comienza.
La firme apuesta de Renault por el coche eléctrico ha tenido como recompensa el año pasado la comercialización de 2.000 unidades con esta tecnología en un mercado que creció más del 25%. El modelo Zoe fue durante este periodo el modelo más vendido de su categoría.
Con su gama completa, la marca de rombo vendió 148.126 turismos y 40.086 vehículos comerciales, lo que supone una cuota de mercado del 12,26% –frente al 12,9% de 2017– y un crecimiento del 2%, cuando el mercado general vio aumentar las matriculaciones en un 7%. Segal calcula en aproximadamente un 4% la retracción de sus ventas debido a dos factores fundamentales: un catálogo de modelos que se halla en el último tramo de su vida comercial y la incidencia del nuevo ciclo de homologación WLTP, que ha tenido un 15% de los motores de su gama bloqueados a la espera de aprobación.
Eso sí, la marca de bajo coste del grupo, Dacia, sigue batiendo récords desde hace cinco años, a veces incluso para sorpresa de sus propios directivos, y creció un 16% en el año, en parte gracias a la llegada del renovado Duster y en parte a un fenómeno que Segal relaciona con el mucho “ruido” actual. Ante la incertidumbre sobre qué tipo de vehículo adquirir, muchos clientes optan, según el directivo, por una compra de transición: un coche sencillo y barato que les sirva mientras el panorama se aclara.
El director general se ha mostrado confiado en que, con esos motores ya disponibles, el año 2019 será para Renault Iberia de “resistir” en el primer tramo para, en el segundo, lanzar una ofensiva de nuevos productos que les permitirá cerrar el ejercicio con un crecimiento de alrededor del 3%.
Sobre el fin de producción del eléctrico Twizy en Valladolid, Iván Segal ha confirmado que la instalación donde se fabricaba, conocida como nave ZE, se dedicará de ahora en adelante a ensamblar baterías destinadas a las versiones híbridas enchufables de los modelos Captur, que se ensambla en la misma planta, y Mégane, que se hace en Palencia.
Como es sabido y se ha publicado ya en este canal, Renault tampoco da la espalda a las variantes híbridas no enchufables. El nuevo Clio será el primer híbrido a secas del fabricante francés al incorporar la tecnología e-Tech en su versión de 120 caballos con cinco kilómetros de autonomía en modo enteramente eléctrico.
En cuanto a la infraestructura de carga para el coche eléctrico, Segal es menos partidario de invertir grandes sumas en cargadores rápidos para autovías que de capilarizar las ciudades con dispositivos convencionales y más económicos, pues el 95% del uso de este tipo de vehículos tiene lugar en entornos urbanos. Para el resto de necesidades de desplazamiento, el director general piensa en soluciones flexibles de movilidad que se recojan en un contrato único de financiación con el cliente y que incluyan, por ejemplo, la posibilidad de disponer de un coche de combustión cuando se necesita hacer un viaje largo.
Preguntado por los planes de ayudas a la compra de vehículos de energías alternativas, echa en falta más bien “un plan global, más robusto y, sobre todo, sostenido en el tiempo” que, “más allá de su importe” (aunque los 6.000 euros que concede el Estado francés le suenan a música celestial), transmita al comprador la confianza necesaria para embarcarse en una inversión de calado. También reclama Segal que la cuantía de los incentivos se establezca “de manera justa” en función de las emisiones reales de cada vehículo y no de una clasificación cerrada como la de la DGT.
