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Aún estás a tiempo de visitar la mejor exposición de coches del año en España

Un Porsche 356 junto a un Mercedes 300 SL, 'alas de gaviota'.

Pedro Urteaga

13 de julio de 2022 10:35 h

Desde el 8 de abril se puede visitar en el Museo Guggenheim de Bilbao una de las mejores exposiciones vinculadas al automóvil que se han podido disfrutar en nuestro país en los últimos tiempos. Dado que estará abierta hasta el 18 de septiembre, este verano presenta la ocasión propicia para visitar el País Vasco y recalar en este auténtico festín para los sentidos que es la muestra comisariada por el gran arquitecto Norman Foster.

Estrictamente hablando, Motion. Autos, Art, Architecture -tal es su título- no presenta una selección de coches maravillosos, que también, sino más bien un catálogo de obras de arte entre las que se encuentran coches. Algunas de las joyas reunidas en Bilbao tienen, en efecto, cuatro ruedas, pero muchas otras se asientan en peanas, cuelgan en paredes y hasta sobrevuelan las salas, en el caso de los móviles de Alexander Calder.

Sir Norman Foster ha seleccionado trabajos de artistas como Brancusi, Warhol, Boccioni, Ruscha o Christo, fotografías y documentos audiovisuales, cuadernos de bocetos y maquetas de algunos de los arquitectos y diseñadores más influyentes del último siglo, como Le Corbusier o Frank Lloyd Right. Una parte de las obras procede de la colección personal de la familia Foster, y junto a ellas se expone una larga serie de préstamos institucionales y privados provenientes de colecciones europeas y estadounidenses.

Desarrollada en colaboración con la Norman Foster Foundation y comisariada por el arquitecto en persona, Motion propone un diálogo entre el diseño industrial, que el automóvil ha llevado a sus cotas más altas, y las disciplinas artísticas. Para explorar la relación entre esa criatura contemporánea llamada coche con la historia del arte y el diseño de la última centuria se han reunido en la segunda planta del Guggenheim, ocupada al completo por la exposición, un total de 38 vehículos emblemáticos y rara vez vistos, además de otras 300 piezas de las que comúnmente se califican de artísticas sin necesidad de añadir más explicaciones.

La viva pasión automovilística de Foster -sus seguidores en Instagram la conocen bien- se halla, naturalmente, en el origen de una de las principales exposiciones programadas por el museo vasco en el 25 aniversario de su fundación. Así que, sí, en Motion hay también coches, y todos ellos fantásticos. Por ejemplo, un Porsche Phaeton de 1900, equipado con un motor eléctrico en cada uno de sus ruedas, un Rolls Royce 40/50 Alpine Eagle (1914), un Bugatti Type 35 (1924), el Aston Martin DB5 de James Bond en Goldfinger (1964), un Hispano-Suiza H6B Dubonnet Xenia (1938) o un Cadillac Eldorado Biarritz de 1959.

Iconos como el Ferrari 250 GTO de Nick Mason, batería de Pink Floyd y también ávido coleccionista de coches, y el Alfa Romeo Bat Car 7, diseñado por Franco Scaglione, comparten espacio con los tres prototipos del Pontiac Firebird de los años 50 que, cedidos por General Motors, han salido de Estados Unidos por primera vez.

Joyas y 'coches del pueblo'

Las salas del museo acogen igualmente al Mercedes-Benz 300 SL, apodado alas de gaviota por sus puertas que se abren hacia arriba y Widowmaker (hacedor de viudas) debido a los muchos conductores que perdieron la vida al exprimirlo más de lo razonable, y al Jaguar E-Type, este conocido como zapatilla por su descomunal morro. Ambos son venerados por fans del mundo entero por sus líneas esculturales y pasan por ser los automóviles producidos en serie más bellos jamás diseñados. Norman Foster tiene, de hecho, en Instagram una serie de fotografías tomadas junto al recordado modelo de Mercedes.

Pero junto a estas verdaderas esculturas sobre ruedas -no olvidemos el Bugatti Type 57 Atlantic, el Delahaye 165 y el Pegaso Z-102 Cúpula, obra del ingeniero español Wifredo Ricart- se pueden contemplar también coches del pueblo como el Volkswagen Beetle, aquí empaquetado por Christo, el Renault 4, más conocido como 4 Latas, el Citroën 2 CV o un Mini Cooper original.

Nueve de los vehículos expuestos son propiedad del mismo Foster, entre ellos un Willys MB de 1945, un Jaguar E-Type de 1961, un Chrysler Airflow de 1934 o un Dymaxion Car de 1933, ideado por el arquitecto Richard Buckminster Fuller y el diseñador de yates Starling Burgess. Este ejemplar tiene una curiosa historia ya que fue reconstruido por Norman Foster en 2010 como homenaje a Fuller, que fue su mentor y luego eventual colaborador suyo.

En su garaje particular, el arquitecto británico guarda, además, un Lotus de 1958, un Fiat 500 de 1961 y un Mercedes-Benz 300 SL de 1955, además de una Vespa eléctrica. 

Siendo Foster un defensor inveterado de la belleza sostenible, tanto en la arquitectura como en la vida en general, era inevitable que dedicara un espacio destacado de la muestra bilbaína a los desafíos sociales y ambientales de la movilidad de hoy. Para ello invitó a 15 escuelas de diseño y arquitectura de todo el mundo a formular respuestas a retos actuales tan apremiantes como la congestión urbana, la escasez de recursos, la calidad del aire y las necesidades de transporte personal masivo.

Las propuestas de la más joven generación de estudiantes de esos centros se recogen en una sala con el epígrafe de Futuro que exhibe maquetas, audiovisuales, visualizaciones 3D, dibujos, escritos y conjeturas de toda clase sobre lo que nos depara el futuro en lo que a movilidad se refiere.

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