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Bosco desvela la alquimia de su `Paradiso´ en el Teatro Circo de Murcia

Bosco en el Teatro Circo de Murcia

Elisa Reche

Murcia —

Es febrero, pero en el Teatro Circo de Murcia ha arrancado ya una primavera exhuberante. El escenario está cubierto de una vegetación frondosa que recibe al grupo murciano Bosco. Presentan `Paradiso´, su segundo disco financiado por una campaña de crowdfunding, al igual que el anterior.

Además de la primavera, en el teatro, prácticamente a rebosar, reverbera una onda de la California hippie de finales de los 70 tanto estética como musical. Bosco es dumbeat, funk, reggae, psicodelia, rock progresivo. Bosco es ecléctico, kitsch, peculiar.

A `Paradiso´nos llevan de la mano de Dante Aliguieri y su `Divina Comedia´. La trilogía se cerrára más adelante con el purgatorio y el infierno, la estructura de la obra italiana. Para el grupo murciano -los `niños de la isla´de Ibiza donde tocaban los veranos- el paraíso es el amor y la trascendencia. El nuevo disco explora esos temas con sonidos más sintéticos que el anterior, `El elixir mágico. Una nueva hoguera´.

En el proceso alquímico que es un concierto del Bosco, David Moretti, frontman y maestro de ceremonias que lee poesía, canta en italiano o griego y tan performer como cantante, junto con los miembros de la banda, echó las esencias adecuadas para la olla en ebullición en la que se convirtió el teatro. El público no aguantaba las ganas de bailar en las butacas y se abalanzó a los pasillos en un momento dado para compartir la euforia escénica. Entre los acomodadores empezó a dibujarse una cara de temor.

Pero el `aquelarre´ no se produjo hasta que hubieron tocado todos los temas del último álbum. El grupo parecía tener prisa en presentar el material que acaban de publicar. La actitud de seriedad y contención que tuvieron en la primera parte del concierto contrastó con el desparrame escénico que surgió a partir de tocar sus temas antiguos donde se les vio mucho más relajados. El ambiente se electrificó también con la llegada de colaboradores como Doudou Nganga a la voz, el duo de violinistas Komorebi, Jose Manuel Lucas a la trompeta o Miguel Gallego a la guitarra.

Con el nuevo disco Bosco demuestra que su universo musical no es flor de un día: desde el hit más bailable `Telar sónico´ hasta el trance de `Aura´. Que su puesta en escena es única; su riesgo conceptual, inigualable. El alambique de sus esencias echa humo. Hubo quien se quedó con ganas de bailar más, y quien echó de menos más teatralidad en la puesta en escena, como la que hubo en el espectáculo de `El circo de las Delicias´. En todo caso, el público quería más de su abigarrado universo y libertad creativa capaz de generar una catarsis. Eso sí que es puro teatro, desde los griegos.

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