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El oro despide el 2019 como su mejor año de la última década

En la inversión tradicional, es decir, comprando oro, sería muy difícil perder toda nuestra inversión

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El oro presenta sus credenciales como principal valor refugio ante la recesión que ya comienza a vislumbrarse en el horizonte, todo ello a pesar de que el 2019 ha visto durante su primera mitad como las criptomonedas, con bitcoin a la cabeza, volvían a capitalizar el interés de los inversores.

Y es que si de comprar oro estamos hablando no podemos dejar de observar con interés que cuando dimos la bienvenida al 2019, la onza cotizaba a 1.350 dólares, en cambio nos hemos comido las uvas con la onza sobre los 1.520 dólares.

No es una rentabilidad tan espectacular como la de las principales criptomonedas, pero cabe destacar que como contraprestación no es tan volátil como estas, y al igual que no es dado a espectaculares subidas, tampoco lo es a dramáticos desplomes.

Con el enfriamiento de la guerra comercial entre los Estados Unidos y China, podríamos pensar que la zozobra ha pasado, pero para el dinero siempre son tiempos de incertidumbre, y tras una crisis podemos dar por supuesto que pronto vendrá otra, en esta ocasión en forma de elecciones norteamericanas.

A finales de este año cumpliremos 4 años de Donald Trump en la Casa Blanca, eso significan nuevos comicios para revalidarle o desalojarle de su hogar en Washington, y es precisamente la perspectiva de un posible cambio lo que ha catapultado la cotización del oro, o esto es al menos lo que piensan varios analistas.

Otros creen que la subida experimentada durante los últimos días viene dada por la caída del dólar, teoría bastante plausible si acudimos a las gráficas, en las que podemos comprobar que el dólar pasa de valer el día 23 de diciembre del 2019 0,901 euros, a caer hasta los 0,891 euros ya entrado el 2020. En el mismo periodo de tiempo el oro ha pasado de 1.488 dólares la onza a 1.520 dólares la onza, una nada desdeñable diferencia de 32 dólares. Situándose hoy en más de 1.555 dólares, algunas de las razones de esta subida también podemos encontrarlas en la situación actual de la política internacional.

Para los inversores interesados en valores refugio como el oro una importante cuestión es si este va a subir más. Sabemos que está muy lejos de sus máximos, por ejemplo, en agosto del 2011 llegó a cotizar a más de 1.800 dólares la onza, pero desde luego nadie puede decir que mañana mismo no vayan a derrumbarse los precios. Desde luego, mientras expertos de un lado creen que el oro va a poner de relieve aún más si cabe su valor como activo refugio, otros expertos creen que estamos viendo cómo se hincha una burbuja que terminará por reventar.

Si no se desea utilizar el oro como forma de ahorro, sino para realizar operaciones financieras especulando sobre las subidas y bajadas de su precio, siempre se puede operar con CFDs sobre oro, repetimos, no es una forma de mantener nuestros ahorros seguros, sino una forma de trading, y no precisamente fácil de dominar.

Contratos por diferencia

Los CFDs o contratos por diferencia, son contratos mediante los cuales una parte pagará a la otra la diferencia en el precio de un activo entre el momento de la apertura de la operación y el cierre de la misma. La diferencia puede ser positiva o negativa, ya que el activo puede aumentar su valor o depreciarse, y es esta característica la que permite invertir en un mercado bajista y tratar de sacar beneficios, ya que el inversor, llamado trader, puede abrir una operación en corto, de venta, si cree que el activo se habrá depreciado en el momento de cerrar la operación. Si por el contrario creemos que el activo aumentará su valor sería una operación en largo, o de compra.

Si operamos a través de CFDs nunca poseemos derechos sobre el activo ya que no lo estamos comprando. El trader puede aspirar a obtener mayores ganancias con una aportación pequeña del capital necesario ya que operará apalancado, es decir, con crédito prestado por el bróker. Esto aumenta al mismo tiempo la exposición al riesgo, de forma que también es más fácil perder la totalidad de la inversión o incluso más, ya que entramos a operar con un capital pequeño en relación con la exposición que obtenemos, y la contraparte, el bróker, nos ha prestado el resto. Para evitar quebraderos de cabeza lo mejor siempre será hacer uso de las herramientas de gestión de riesgo que los brókeres ponen a nuestra disposición.

En la inversión tradicional, es decir, comprando oro, sería muy difícil perder toda nuestra inversión, ya que no cabe en la cabeza un escenario en el que el oro llegue a valer 0 dólares la onza, pero el beneficio potencial también es menor. Como hemos viso arriba, quién comprase una onza el 23 de diciembre podría venderla el 1 de enero y obtener un beneficio de 32 dólares, pero habiendo invertido 1.488 dólares, es decir obtendría un beneficio del 2,15%.

Como ven, decidirnos sobre si comprar oro o plantearnos otras formas de operar con él es cuestión de valorar riesgos y decidir cuáles son nuestros objetivos.

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