Ese extranjero que se establece en este país, no viene a sacar de él el dinero, como usted supone; necesariamente se establece y se arraiga en él, y a la vuelta de media docena de años, ni es extranjero ya ni puede serlo; sus más caros intereses y su familia le ligan al nuevo país que ha adoptado; toma cariño al suelo donde ha hecho su fortuna, al pueblo donde ha escogido una compañera; sus hijos son españoles, y sus nietos lo serán.
'Vuelva usted mañana', Mariano José de Larra
Monsieur Sans-délai, a quien Fígaro trató de persuadir en su empeño por hacer negocios en España, no imaginaba las trabas y los laberintos, producto de la desidia institucionalizada, con los que se iba a encontrar. Por otro lado monsieur Sans-délai era extranjero, sí, pero blanco, europeo y acaudalado, tenía un hogar confortable y seguro al que volver si nada salía según lo previsto. Ha llovido mucho y actualmente un buen fajo de billetes te abre puertas en cualquier rincón del planeta. Sin embargo, a pesar de las distancias, tanto de tiempo como de fondo y forma, el vuelvaustedmañana se repite como un mantra satánico, como un rasca y gana eterno en el que las personas extranjeras que vienen con todas las esperanzas puestas en una nueva y mejor existencia, siempre pierden; están dispuestas a trabajar duro, a poner cuanto esfuerzo haga falta para conseguir una vida digna de ser vivida, pero nada de esto importa cuando la respuesta es un rotundo e irrevocable vuelvaustedmañana.
Para cualquier trámite en la oficina de extranjería se ha de solicitar cita previa a través de la sede electrónica de las administraciones públicas del gobierno. Las personas solicitantes de asilo de la Región de Murcia que desean la expedición o renovación de sus documentos, tras seguir todos los pasos en la web, lo habitual es que topen con el siguiente mensaje: “En este momento no hay citas disponibles. En breve, la Oficina pondrá a su disposición nuevas citas”. Un mensaje aparentemente esperanzador, el vuelvaustedmañana del siglo XXI. Lo mismo ocurre para la solicitud de asilo, o lo que se llama “la cita de la cita”, y no, no es broma, Larra o Groucho Marx se hubieran frotado las manos, es material del bueno. La desidia institucional se supera a sí misma y se vuelve violencia sistémica legalizada.
Pero vayamos por partes. Después de todo, si has leído hasta aquí, algo de interés tienes. Ahora remángate que entramos en harina.
Empecemos por lo que dice la ley, artículo 6.1 de la Directiva 2013/33UE: “los Estados miembros velarán por que, en un plazo de tres días después de la presentación de una solicitud de protección internacional, se proporcione al solicitante un documento expedido a su nombre que certifique su condición de solicitante o acredite que está autorizado a permanecer en el territorio del Estado miembro mientras su solicitud está en trámite o pendiente de examen”. Continuemos con lo que ocurre en la realidad: en el plazo de tres días lo único que con seguridad puedes conseguir es la captura de la pantalla de tu solicitud de cita con el texto anteriormente expuesto, o sea, que no hay cita para ti. Por supuesto para una persona que ha pasado por el periplo de migrar desde Mali, Marruecos o Afganistán, lo más probable es que para cuando entienda algo de nuestro entramado burocrático haya perdido varios de sus derechos por quedarse fuera de plazo y aun entendiéndolos perderá oportunidades, inclinándose cada vez más hacia una vida de marginación y miseria. Sin una prueba oficial que demuestre que has iniciado los trámites para tu regularización o que tienes intención de hacerlo, no puedes acceder siquiera a unas clases de español.
En la oficina de extranjería de Murcia recibes diferentes respuestas, cuanto menos sorprendentes, cuando preguntas al funcionariado por las razones de tal despropósito o reclamas algún tipo de solución. Te despachan con una naturalidad pasmosa: “pasa en todas las comunidades”, “han debido de jaquear el sistema porque desaparecen las citas en cuestión de minutos”, “vete probando”, “a veces salen de madrugada”… Y no piensen que se trata de algo circunstancial. Bajo el lema “Sin citas no hay derechos”, en 2019, varias ONGs, juristas y migrantes denunciaron esta dramática situación cuya consecuencia es la vulneración de los derechos de muchas personas. En 2020 en este mismo periódico se denunció la venta de citas por wallapop por valor de 100€ y si preguntas hoy a cualquier migrante te dirá que se pueden comprar citas por valor de 300 euros o más, depende de la oferta, la demanda y la impunidad. Así de crudo y así seguirá mañana, y mañana, y mañana…
0