Es cierto eso que dicen que todas las personas que pasan por tu vida, por muy fugaz que sea el paso, al final terminan marcándote. Una de las personas que me ayudó a crecer como periodista fue Javier Castro Villacañas, uno de mis jefes en Radio Inter. Él, abogado de profesión y apasionado de los medios, despertó en mí al periodista crítico y quisquilloso que todos los profesionales llevamos dentro. Quizás sean todas sus charlas a micrófono cerrado las que me llevan a cuestionarme todo lo que escucho, veo y leo. O quizás sea la desilusión, quién sabe.
Lo último ha sido la ansiada y deseada 'recuperación'. Desde que conocimos los últimos datos del paro, hemos estado soportando escuchar que ya estamos saliendo de la crisis, que estamos en la recuperación, etc. E incluso que el consumo estas Navidades va aumentar. Y es que soy de esas personas que piensa que una cosa porque la repitas mil veces no se convierte en verdad. Y no quiero ser malpensada y asegurar que ésto no es más que una artimaña para concienciar y soltar la mano de una población que ha cerrado la cartera por miedo al mañana.
Las últimas semanas las he pasado de aquí para allá buscando los regalos navideños. Si tú has ido de compras seguro que te ha sorprendido, igual que a mí, la cantidad de descuentos en todas las tiendas, incluso del 50%. Lo único que falta es escuchar a los empleados decir: '¡vamos... me lo quitan de las manos!'. Puede que sea por mi juventud, pero yo no recordaba nada igual. Más descuentos que en época de rebajas.
¿Qué está ocurriendo? No nos decían que estábamos ya en recuperación, entonces... ¿Por qué este tipo de estímulos? Con esto no quiero decir que esté en desacuerdo, por mí estaríamos en rebajas todo el año. Pero debemos ser realistas y afirmar que estos descuentos en 'temporada alta' no son muy normales.
Tengo que reconocer que aunque comencé con tiempo a comprar mis regalos, este pasado sábado tuve que visitar el centro comercial Nueva Condomina. A las 19 horas se hacía difícil andar por él, debido a la cantidad de gente, pero algo llamó mi atención: la ausencia de bolsas. Daba la sensación de que los visitantes estaban de paseo y no comprando, a pesar de los descuentos. Seguro que la explicación es que ya habían comprado sus regalos y los habían guardado en el coche. Las colas en las distintas tiendas eran muy pequeñas y los productos comprados eran baratos.
Al final va a resultar que soy una malpensada y veo fantasmas donde sólo hay 'raíces vigorosas'.
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