Hoy, 25 de noviembre, coincidiendo con la celebración del 'Día Internacional para la eliminación de la Violencia contra las Mujeres', se firma en el Palacio de San Esteban el 'Pacto Regional contra la Violencia de Género'. Finalmente, si no hay cambio de opinión, firmarán el Pacto PP y Ciudadanos (Cs) y no lo harán, se ausentarán por tanto de la ceremonia que supone todo acto político que quiera transcender lo cotidiano de gobernanza, PSOE y Podemos (Pd). No parece que haya mucho acercamiento si lo que se pide por una parte es que para que lo haya se elimine la redacción del artículo 74 del borrador de la Ley de Protección Integral de la Familia de la Región de Murcia (aquel que afirma que el aborto es un fracaso del proceso natural de la maternidad) y por la otra, en boca del Presidente López Miras, que se mantendrá con una corrección jurídica, posiblemente eliminándose del artículo e incluyéndose en el Preámbulo de una ley que, en palabras de Alfonso Galdón, Presidente del Foro de la Familia de la Región de Murcia, “llevamos ocho meses trabajando en secreto (…) y estamos completamente de acuerdo con ella” (La Verdad, 24 de noviembre).
No parece que la Ley de Protección Integral, con un rancio sabor a leyes ideológicas que invaden la esfera privada de las personas y que son más propias de regímenes dictatoriales, suponga para el PP contradicción alguna con la firma del Plan Regional contra la Violencia de Género, aunque no es difícil no pensar que se siente más cómodo con la ley “negociada en secreto durante ocho meses” que con, por ejemplo, la Ley 8/2016, de 27 de mayo, de igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales, y de políticas públicas contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. A fin de cuentas, la sociedad es plural, la libertad individual se expande continuamente y la ideología de asociaciones, tipo Foro de la Familia, que giran en la órbita de un partido que gobierna desde hace 23 años, es una de las muchas, y seguramente muy minoritaria, que colorean la paleta del pintor que representa en sus frescos a la sociedad murciana.
Lo que sí es destacable, antes de entrar en el contenido del “Pacto Regional contra la Violencia de Género”, es la oscuridad que envuelve últimamente la agenda política del PP y, en ocasiones, de Cs. De pronto la gestación de una ley se ha convertido en un secreto que hay que preservar de la luz que emite, unas veces tenuemente otras con gran brillo, la sociedad civil.
Como en algunas de las decisiones políticas anteriores, CCOO solo fue llamada para remitir aportaciones por correo electrónico en la elaboración de un pacto al que podíamos mucho más que un listado de medidas. CCOO y las organizaciones de la sociedad civil tienen mucho que decir y proponer para acabar con el drama de las violencias machistas. A fin de cuentas, el brillo que se les supone a “grandes” acuerdos que transcienden la mera gestión de lo cotidiano, podría ser atenuado por el conocimiento que se obtiene con el trabajo de calle. CCOO no fue invitada a participar en la detección de las áreas de actuación, en los objetivos y medidas de actuación del Pacto Regional contra la Violencia de Género y sí lo ha sido, sin embargo, a su firma. Es necesario que todo acuerdo tenga su estrella propia, los discursos de pan de oro, los parabienes, y la luz cegadora de los flashes de las cámaras de fotos, sobre todo si lo que importa es una calculada renta electoral. CCOO no estará, y no creemos produzca sorpresa, en la firma del Pacto.
¿Pero qué se puede decir del contenido del Pacto Regional contra la Violencia de Género? Como siempre, para ese tipo de acuerdos que intentan dar respuesta a cuestiones que irrumpieron abruptamente en la agenda política hace varias décadas (¿quién no se acuerda de Ana Orantes?) y que se han mantenido en los primeros puestos del ranking de la misma, el plan parece deslumbrar por su vacía grandeza. Se trata de uno de los muchos planes sin la dotación económica necesaria y que prometen grandes cambios desde lo local a lo municipal, desde el ámbito sanitario al educativo, desde la Administración pública a la empresa. Pero si se pone la lupa sobre las medidas, su periodización y su presupuesto, nos damos cuenta de la falta generalizada de concreción de medidas, de la incoherencia de otras y de lo vacuo que resulta el conjunto. Un plan orquestado y dirigido por las Consejerías de la Comunidad Autónoma sin que puedan intervenir colectivos y organizaciones sociales o sindicatos en ninguna parcela, y perspectiva de una repercusión social de importancia. Aunque la voluntad es un valor, nunca mueve montañas. Al final lo que queda es la impotencia porque la maquinaria ha sido ninguneada. Y por supuesto, siempre quedará el titular de portada (ya llevamos muchos en las últimas décadas) y el convencimiento de que se ha perdido otra oportunidad al desaprovecharse los inmensos recursos que puede aportar una sociedad concienciada, tal como se puede comprobar cada 25 de Noviembre, Ocho de Marzo o cada vez que se produce la muerte violenta de una mujer o sus derechos son despreciados por los jueces.
*Anna Mellado es Secretaría de Mujeres e Igualdad y Juventud de CCOO Murcia
*Francisco Saura Pérez es afiliado a CCOO Murcia
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