El último barómetro del Centro de Estudios de Opinión Pública de Murcia (CEMOP) no es otra cosa que un aviso a navegantes y el termómetro de lo que ha pasado en el último año en esta Región. Cierto es que las elecciones autonómicas del 26 de mayo de 2019 arrojaron un mapa político absolutamente distorsionado respecto a lo que luego depararon los pactos. Y que el PSOE, tras muchos años sin hacerlo, fue el más votado y el que más escaños obtuvo (17), si bien sus expectativas de gobernar se vieron truncadas por la negativa de Ciudadanos a sumar sus 6 diputados y conformar ambos un Ejecutivo conjunto. Los naranjas optaron, siguiendo las instrucciones de su dirección nacional, por pactar con el “socio preferente” y prolongar así cuatro años más su presencia en el Gobierno de la Comunidad Autónoma. Con todo, nada indica que, tras el apoyo a la prórroga del estado de alarma en el Congreso, la formación naranja vaya a reconsiderar sus acuerdos con el PP. Ahora bien, la pregunta es qué ha supuesto para socialistas, populares y naranjas lo acontecido desde hace casi un año.
Tras ver cómo se alejaba la posibilidad de gobernar, el PSOE murciano se vio sumido en una especie de catarsis que lo dejó tan grogui como a aquellos boxeadores que reciben un golpe en el primer asalto del que ya difícilmente se recuperan durante el resto del combate. Algo así ha venido ocurriendo en estos doce meses, por lo que el CEMOP le otorga dos escaños menos. Entre tanto, el PP se ha ido afianzando en su novedosa experiencia de gobernar en coalición, acaparando prácticamente todas las consejerías clave del Ejecutivo y relegando a Ciudadanos a responsabilidades de rango inferior, en las que por inexperiencia, impericia o, en ocasiones, poco tino en las designaciones, han tenido que cambiar casi constantemente cargos en el organigrama de sus departamentos, convirtiéndose en una especie de marca blanca, como el Hacendado en el seno del Consejo de Gobierno. Obtuvieron, ciertamente, la presidencia de la Asamblea Regional, algo que es seguro los socialistas también le hubieran cedido con sumo gusto.
¿Y quién ha sido el gran beneficiado de este año poselectoral? Sin duda, aparte del PP que a tenor del muestreo del CEMOP subiría en intención de voto más de 6 puntos y ganaría tres escaños (hasta alcanzar los 19), el otro enorme beneficiario sería Vox, que subiría en uno o dos parlamentarios, corroborando que se trata de una fuerza pujante en esta Región, como ya quedara demostrado en las últimas generales, cuando fue el partido más votado, caso único a nivel nacional. Por cierto que, siempre según el mencionado estudio demoscópico, el quinto en discordia, Podemos, conservaría sus dos escaños.
Así las cosas, una hipotética alianza entre el PP y Vox posibilitaría un gobierno sólido, a partir de 2023, con 24 o 25 escaños en la Asamblea, ya que Ciudadanos se desinflaría en sus expectativas, perdiendo hasta la mitad de su media docena de diputados actuales, según el barómetro de primavera del CEMOP.
La de Murcia, una comunidad tan pionera siempre, podría convertirse entonces en la primera del país en la que Vox entrara a formar parte de un Ejecutivo, con lo que ello implica. Visto lo visto, el PP murciano, al menos con su actual dirección, no tendría empacho en tener como compañeros de viaje a los de Santiago Abascal, fundamentalmente porque la base electoral de Vox ha salido de su propia cosecha. Es decir, de aquel PP que, a partir de mediados los noventa, alcanzó registros supersónicos de más del 60% de los sufragios en sucesivas consultas electorales.
La encuesta del CEMOP también pone en valor que Fernando López Miras, un perfecto desconocido hasta no hace tanto, es hoy alguien al que reconoce casi el 77% de los consultados y, atención al dato, el único dirigente político regional que aprueba en su gestión, con más de un 5 de nota. Esta operación de imagen, sin lugar a dudas, tiene responsables directos e indirectos. Unos por acción y otros por omisión. Cierto es que la encuesta se efectuó en plena crisis del coronavirus y que la acertada actuación de los responsables de salud en la Región ha soplado a favor de los intereses populares, pero también lo es que para obtener réditos ante el electorado hay ocasiones en las que se tiene que mover ficha, dejar a un lado las actitudes contemporizadoras y dar, si es preciso, un puñetazo en la mesa de vez en cuando, si te van dando largas, para hacerte oír y que te presten atención. Vamos, que podría pasar como en el cuento del pastorcillo y el lobo, por lo que, de seguir esto así, en 2023 tendríamos lo que nos merecemos en toda regla. Y mira que nos lo están avisando.
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