Resulta evidente que a buena parte de los murcianos les pirra lo gratuito. Y más, si esto proviene de las administraciones públicas. Parece que alguien olvida que la gran mayoría de ellos paga sus impuestos religiosamente. No hay más que ver lo que pasa cuando, en la plaza del cardenal Belluga, llegadas las Fiestas de Primavera, se organiza cada año el tradicional reparto de pasteles de carne. Que las colas son interminables y que el género se consume hasta liquidar existencias. Llama la atención ver formando parte de esas filas a personas, digamos, con un cierto poder adquisitivo. Por supuesto que también tienen derecho a su pastel. Pero canta.
Esta pasada Navidad se quiso rizar el rizo y se propuso regalar, además, genuinas marineras en la plaza Circular junto al árbol gigante que allí se ha vuelto a instalar. Éxito total, con gentío ansioso por hacerse con un pastel, una marinera y una cerveza. Algunos concejales del equipo de gobierno, que se encargaron de colaborar en el animado reparto a los miles de asistentes al evento, parecían abnegados integrantes del Auxilio Social de posguerra. Una escena para enmarcar, sin duda.
La Filmoteca Regional ‘Paco Rabal’, que tan acertadamente dirige Ángel Cruz, ha tenido la feliz idea de programar para este verano veladas de cine al aire libre en el auditorio del Parque de Fofó. Vaya por delante que me parece una iniciativa plausible y digna de elogio. Se celebran los miércoles, jueves y viernes. desde el 9 de julio al 29 de agosto, con la proyección de 37 películas y entrada completamente gratuita. Cada sesión cuenta con asistencia notable de espectadores, lo que obligó desde el primer día a la organización a aumentar el aforo con más asientos para dar acomodo al numeroso público.
Películas como Cantando bajo la lluvia o Con faldas y a lo loco ya se han proyectado; y El apartamento o El hombre que mató a Liberty Valance están programadas para los próximos días. No es de extrañar que al personal le atraiga pasar una noche bajo las estrellas, rememorando estas inolvidables cintas de genios como Billy Wilder, Stanley Donen o John Ford, mientras cenan su bocata acompañado de un bote de cerveza.
Lo que me sorprende es que el pasado viernes, más de 700 personas acudieran a ver El maquinista de La General, una película muda estrenada en 1926, dirigida y protagonizada por el legendario Buster Keaton. Y aunque hubo música de una banda en directo para amenizarla, como en los tiempos en que el Séptimo Arte carecía de sonido, la cosa no deja de tener su aquel. Que cualquier cadena de televisión se atreva a programar esta película, una noche, a ver qué audiencia alcanza.
Y es que, o en Murcia hay mucho cinéfilo empedernido dispuesto a ver lo que le echen, o es que todo acontecimiento de carácter gratuito que se organice tiene la parroquia asegurada. Yo más bien creo que, en determinados casos, predomina lo segundo. Que lo gratuito le entusiasma a los murcianos. Y a las pruebas me remito. Aunque, como escribiera Rafael Chirbes en su imprescindible Crematorio, la vida no nos dé nada gratis y debamos desconfiar de esas películas en las que todo parece fácil, ya que, en la vida, nada suele ser así.
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