Ha costado, la verdad que ha costado. Más de un año desde su toma de posesión empieza a verse a José Antonio Serrano como alcalde la ciudad de Murcia. Un estilo muy distinto a su antecesor en la alcaldía, más discreto, demasiado discreto al principio, mucho menos megalómano, por fortuna para todos nosotros. Estos últimos días vemos que va a haciendo obras o incluso deshaciendo las malas obras del anterior grupo de gobierno. Sin ir más lejos, esta misma semana se han presentado diversos proyectos de movilidad para la ciudad de Murcia, proyectos que hacían falta.
La Plaza Circular, esa que Ballesta encementó y dejó sin sombras, es una de esas obras; el entorno de Floridablanca es otro. Parece que José Antonio Serrano ha superado la visión arquitectónica de los ochenta a lo Oriol Bohigas: plazas duras, pavimentadas, con poca sombra y con alguna pieza arquitectónica para decorar que la dote de sentido en alguna época del año. La discusión el árbol de Navidad es un ejemplo del empleo de esta política que en Murcia no le pega ni con cola. Le queda a José Antonio Serrano hacerle más caso a Ginés Ruiz y su ideal de urbanismo táctico: la apuesta por las sombras y la construcción del mañana, pero se le va viendo mejor. Empieza a gustarse Serrano en la presentación de proyectos, lo malo es que se tienen que ejecutar y el tanto del futuro se lo puede apuntar otro. Pero le vamos viendo otra cara, se le ve más tranquilo, más seguro de sí cuando toma la palabra en los plenos y es algo de agradecer. Ver a un político que habla y que es algo más que una foto haciendo cosas es como debiera ser la política. Aunque nos hayamos acostumbrado al eterno reportaje de influencer del Hola buscando aumentar el número de seguidores: un estilo que Ballesta sigue en las redes con la esperanza de que después pueda colocar su mensaje cuando lleguen las elecciones. Política ficción porque todos sabemos Ballesta no ha abierto la boca en un pleno y no se ha trabajado ni una sola moción. Pero parece, claro, que lo suyo es figurar, esperando el momento para ser presidente de la Región de Murcia, supongo que con los mismos escuderos de siempre: Roque Ortiz y los demás.
Ante esa falta de oposición, el PSOE se está creciendo en las pedanías largamente desatendidas por el Partido Popular, o cuando se toma a chanza algunas de las declaraciones del PP, como cuando Bernabé se acercó a la zona soterrada, conseguida por los vecinos, para quejarse de una infraestructura que ellos pretendían que fuera vial y no el paseo peatonal que han logrado los vecinos. Un despropósito de declaraciones que en la Glorieta se tomaron con humor y sarcasmo, como tiene que ser.
Serrano no se debe confiar, tiene mucho que hacer: el tranvía al sur es una prioridad que podría darle las elecciones y esa es una baza por la que tiene que luchar; la integración de la huerta en la ciudad; liderar la negociación con el resto de los alcaldes socialistas para la implantación de la entidad metropolitana regional; cuidar a las pedanías, seguir por el camino que ya han desarrollado con las actividades, las peatonalizaciones; las ayudas por parte municipal a las escuelas infantiles y su gratuidad, y un largo etcétera que todavía está en lo que se le debe a esta ciudad.
Una política muy diferente a la de las fiestas, del reparto de pasteles de carne, de los pavimentos duros sin sombra con una escultura permanente o efímera, el árbol de Navidad con la idea de generar un elemento simbólico que aglutine a la gente. Una política de inversión en pan y circo, pero que no ayudaba a nadie y que se gastaba además siempre en el mismo sitio -en el centro de la ciudad convertido en una sartén-, donde, además, no vivimos todos. Una inversión que no servía para los problemas reales de la gente, una frase muy de Rajoy.
Estamos a menos de un año de elecciones y quedan por saber muchas cosas: ¿se le sumara alguna incorporación por el ala izquierda al alcalde Serrano? Estaremos atentos.
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