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¡La suerte! ¡La suerte! ¡Que va a caer!
Sorprendente estampa de 'una virgen proletaria' recreada por el investigador murciano Antonio Martínez Cerezo, a partir de un poema de Vicente Medina injustamente silenciado en Murcia
El infatigable investigador murciano residente en Santander, Antonio Martínez Cerezo, lleva mucho tiempo trabajando sobre el último libro publicado por el poeta y dramaturgo archenero Vicente Medina (1866-1937). A instancias de eldiario.es Región de Murcia, y para el blog 'Murcia y aparte', ha accedido a confiarnos la excepcional publicación en nuestro medio de unas palabras suyas que vienen pintiparadas para la reflexión en estas fechas navideñas.
LA VIRGEN DE LA SUERTE
Recién parida y con el niño en brazos, la Virgen trata
ganarse el pan como Dios mejor le da a entender
Antonio Martínez Cerezo (escritor, historiador y académico)
El poeta y dramaturgo archenero Vicente Medina (1866-1937) es especialmente apreciado y reconocido en Murcia por sus 'Aires Murcianos' (1898). Muchos de cuyos ricos y lastimeros poemas han sido puestos en música por muy varios cantores. Justo es decirlo, con gran fidelidad, admiración, emoción y respeto.
Injustamente menos conocidas y apreciadas en Murcia son sus obras de última hora, las de su indudable y, en cierto modo, comprensible decadencia. Lo cual no justifica el silencio que pesa sobre su producción final, porque como reza un poema oriental «el barro mancha el rubí pero no le quita su belleza».
Vicente Medina, gran jilguero de la huerta murciana, en todo momento destila ternura, belleza, ingenuidad sabia. Pues «donde hay, siempre queda».
Así lo prueba su postrer obra publicada, «Belén de Pastores» (1932). Joyica literaria lamentablemente nunca reeditada, pese a abarcar sólo unas cuarenta páginas y muy pocos pero sentidísimos poemas. En modesto formato, ve la luz en Madrid, ilustrada por el también artista murciano Nicomedes Gómez.
La mayor parte de las poesías que contiene el libro destilan compromiso. Son poesías moralizadoras, de un hombre comprometido con su país y tiempo.
Forzado por la pobreza a emigrar a Argentina, donde la suerte parcialmente le sonríe, aprovecha una conferencia que le invitan a dar en París para volver a su ciudad natal, Archena, su cuna, en marzo de 1931. Tanto aquí como en Murcia y Cartagena es recibido con entusiasmo, con honores de venerada gran figura de las letras murcianas del momento. En el Teatro Romea, Murcia, asiste a unos juegos florales celebrados en su honor. Y en Cartagena, donde dio a luz no pocas de sus más celebradas creaciones, recibe un sentido homenaje en el Ateneo local.
Meses después, publica en Madrid el que sería su último libro. «Belén de pastores», subtitulado «villancicos y milagros». Comprometido con la República primero y con el Frente Popular en 1936, los familiares, amigos y admiradores le recomiendan que 'no se la juegue' y vuelva a Argentina. Lo que hace.
En Rosario de Santa Fe, fallece el 17 de agosto de 1937, amargado por la trágica situación que vive España «en permanente guerra civil consigo misma».
Allí y entonces, se fue el hombre, para siempre. Pero quedó su obra, también para siempre. Una obra tierna y sentida, sencilla, humilde y proletaria. Como prueba, por si alguna duda hubiera, el poema «La Virgen de la suerte», una virgen recién parida con el niño en brazos que intenta ganarse la vida voceando '¡la suerte!' en la calle, décimos de lotería que no logra colocar porque el poco dinero que los pobres llevan en los bolsillos rotos lo reservan para un fin más perentorio: llevarse un pedazo de pan a la boca en Navidad, sacar adelante a los suyos.
El poeta tiene la palabra. Santa palabra.
LA VIRGEN DE LA SUERTE
Pensando voy por la calle
en tanta pobretería,
en tanta gente sin suerte
y en tanta gente afligida.
Pasa encogida la gente,
en las sierras ha nevado
y siente el frío hasta el cielo,
que en nubes se ha encapotado.
Va por la calle también
la Virgen recién parida,
llevando al niño en los brazos
y vendiendo lotería.
«La suerte» dice la Virgen,
pero los pobres se alejan...
¿Cómo comprar lotería?
¡Para comer lo quisieran!
En cambio compran la suerte
los que van bien abrigados,
a quienes sobra el dinero
y andan de suerte sobrados.
Muerde el frío ... fiero alano
de la miseria y la muerte .
Y, entre los pobres, la Virgen
va voceando: «¡La suerte!»...
Y los pobres a la Virgen
miran con un gesto amargo;
«¡La suerte!» y les muerde el frío
y están sus carnes temblando ...
«¡La suerte!»...También la Virgen
tiene un gesto de amargura
y bajo su mantoncito
abriga a su criatura ...
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