El que juega fuego, en ocasiones, se quema. En el caso de Teodoro viene siendo cierto este y otro refrán: 'Quien a hierro mata, a hierro muere'. Teodoro García Egea fue el muñidor de la victoria de Pablo Casado frente a los afiliados que, en primera votación, preferían a Soraya Sáenz de Santamaría. Aquella victoria que los cronistas adjudicaron a los conflictos internos entre los seguidores de María Dolores de Cospedal y los de Santamaría tuvieron también su componente de cambio de lealtades, aunque siendo del mismo partido resulte difícil denominarlos transfuguismo. Una práctica que, para mantenerse en el poder, Teodoro ha sabido usar abriendo en canal primero a Ciudadanos -veremos que sucede con Hervías y los demás- y más tarde a Unión del Pueblo Navarro (UPN).
El problema de aquella estrategia es que nadie confía en ti, ni en los otros partidos, ni en el tuyo propio, aunque intentes usar tácticas que recuerdan a otros tiempos. A nadie se le olvida, los dosieres de la época de Granados o Ignacio González, ni tampoco el caso de las cremas de Cristina Cifuentes. Vista la experiencia, no resulta extraño que Miguel Ángel Rodríguez, el creador de la estética de Isabel Díaz Ayuso, tuviera pensada la respuesta sabiendo, como lo es, que los tiempos líquidos y rápidos de la política española no son los lentos de la justicia.
Supongo que con la caída de Teodoro saldrán uno tras otros todos sus trapos sucios: el hecho que jamás haya ganado unas elecciones, que jamás uso un guante de seda y que era conocido por sus malas formas y maneras, por su manía de llamar a directores de informativos cuando no le gustaba este o aquel enfoque. Esta claro que del árbol caído todo es leña y que, después de esto, una de sus mayores proezas no será preguntar dónde estaban los que decían que el Mar Menor se encontraba en mal estado -que él suponía que estaban con los de la Plataforma Pro-soterramiento de vacaciones-, sino recordar que él fue el causante de la caída de su jefe, Pablo Casado, por la soberbia, un pecado capital.
Con su caída, el mapa murciano, ya de por si revuelto va a empezar a cambiar, veremos como los antaño amigos serán hogaños enemigos y a la inversa. Miren la posición de López Miras, que ha pasado de apoyar incondicionalmente al tándem de Egea y Casado a decir: “Por encima de cualquier cuestión personal esta España y la Región de Murcia.” La desaparición de Teodoro dota de más fuerza las posibilidades de la alcaldesa de Archena, Patricia, aunque a nadie se le olvida que con ella regresa Ramón Luis Valcárcel. Si algo nos ha enseñado Miguel Ángel Rodríguez (MAR) es que en política todo vuelve y que el problema en el PP, como en los tiempos de Valcárcel, está en quien controla las juventudes y ahí el control del aparato del partido es clave porque uno puede salir en las primarias, pero puede perder a los delegados. ¿Les suena la historia?, pues a un paso estamos de repetirla. Volvemos a los noventa, qué tiempos aquellos.
En casi marzo de 2022, casi a la misma vez que se barrunta el congreso nacional del Partido Popular para superar la etapa de Casado se tendrá que celebrar el congreso regional de los populares en la Región de Murcia y la cosa se plantea interesante. Patricia ya ha expresado su sintonía con Feijoo y la tensión acaba de empezar. Las espadas están en alto y nadie puede decir como va a terminar la cosa, aunque tiene pinta de que los movimientos serán telúricos, llegarán las noticias a los periódicos y viviremos en una perenne calma chicha.
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