Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.

La Visibilización de las mujeres en la Historia

Imagen de archivo de una pila de libros

0

Procedemos de una cultura patriarcal en la que el espacio público ha estado ocupado por los hombres. Incluso en el paleolítico se estableció una cierta división del trabajo: los hombres tendieron a ocuparse de la caza y las mujeres de la recolección. A pesar de que la recolección aportaba la mayor parte de las calorías consumidas por los seres humanos, la caza (y los hombres que la llevaban a cabo) recibió un mayor prestigio social. La guerra, actividad tradicionalmente masculina, también ha sido socialmente prestigiosa y muchos de los grandes héroes de la historia han sido los carniceros que han mostrado mayor capacidad para destruir.

A partir de la revolución neolítica, la división del trabajo se fue haciendo más sistemática y con ella se fue profundizando en la exclusión de la mujer de determinados ámbitos, los más prestigiosos. Me parece particularmente importante la marginación de la mujer de la educación, privilegio hasta anteayer de unos pocos hombres y de casi ninguna mujer, como herramienta para construir diferencias psicológicas y sociales no fundamentadas en la biología.

No podemos cambiar el pasado, ni en cuanto a la situación de la mujer, ni en cuanto a la esclavitud, los sacrificios humanos, la antropofagia, y tantas otras plagas que han asolado a la humanidad. Lo que sí podemos es trabajar en el presente para construir un modelo social diferente en que no se reproduzcan estos males.

Otra cuestión diferente a la exclusión de la mujer del espacio público, es la invisibilización de aquellas mujeres que han conseguido superar algunas de las barreras impuestas a su sexo. No sólo en el pasado, cuando escritoras como George Sand tuvieron que usar un pseudónimo masculino para publicar su trabajo, sino en el modo en que en el presente se recoge el relato del pasado. Esto es algo que sí podemos cambiar.

Nuevas generaciones de historiadores, y de historiadoras, están prestando una atención diferente al rol social desempeñado por las mujeres, valorándolo de forma distinta a la tradicional. Además, están rescatando los nombres de aquellas mujeres que entraron en espacios tradicionalmente masculinos y cuya existencia había sido silenciada. Los desequilibrios del pasado deben ser corregidos, y se están corrigiendo. Ya decía Newton que a toda acción le corresponde una reacción en sentido contrario.

Debemos ser cuidadosos en el desarrollo de esta reacción para no provocar nuevos desequilibrios que alimenten pendulazos en sentido contrario. Es comprensible que surjan excesos en la búsqueda del equilibrio cuando procedemos de asimetrías históricas, pero no sólo no es constructivo, sino que es peligroso.

Como ejemplo de lo que me parece un exceso en el esfuerzo por dar visibilidad a las mujeres del pasado, el libro de Historia de 3º de la ESO de la editorial LinguaFrame, al abordar la literatura del barroco cita a cuatro mujeres: María de Zayas, Ana Caro, Leonor de Meneses y Aphra Behn. En un ejercicio de paridad, cita también a cuatro hombres: Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca y Molière. A pesar de que el libro menciona la dificultad que tenían las mujeres de la época para escribir, la igualdad numérica puede aparentar una situación de simetría entre los hombres y las mujeres en la época.

La representación paritaria de un mundo androcéntrico constituye una distorsión de la realidad. Incluir a esas escritoras en detrimento de Quevedo o de Góngora transmite a los estudiantes una visión sesgada de la época. Además, la corrección de la desigualdad cuantitativa produce otra nueva, de tipo cualitativo.

Si entendemos que en el barroco podemos comparar a escritores de ambos sexos como si estuvieran en igualdad de condiciones, si oscurecemos el contexto, esencializamos las diferencias. Así, de la superioridad literaria de Cervantes sobre María de Zayas, o de Molière sobre Aphra Behn, podemos inducir la superioridad intrínseca del hombre sobre la mujer, en un disparate que constituye lo opuesto a lo buscado con la estrategia de la paridad.

Por escurridiza o desagradable que sea la verdad, creo que hay que seguir buscándola, en vez de retorcer los hechos para que muestren nuestros valores. En el barroco no había igualdad entre hombres y mujeres. Sólo partiendo de la aceptación de la realidad podemos trabajar por corregirla.

Ahora que se está implantando una nueva reforma del sistema educativo, uno puede soñar con que ésta nos acercará a una visión más global de la realidad, que nos permitirá ver los problemas tal como son y que nos impulsará a resolverlos. Mucho me temo que, una vez más, vamos a conseguir justo lo contrario. Como decía uno de los escritores barrocos citados anteriormente, “toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”. 

Sobre este blog

Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.

Etiquetas
stats