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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

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Emergencia climática

Más de 10.000 estudiantes marchan en La Haya contra el cambio climático

Pedro Belmonte Espejo

Diversas organizaciones agrupadas en la Alianza por la Emergencia Climática han demandado a las instituciones y a los grupos políticos que se declare el estado de emergencia climática. Esta emergencia implica el reconocimiento de que nuestro entorno, los seres vivos y los ecosistemas, se encuentran en grave peligro por las consecuencias del cambio climático y la necesidad de adopción de medidas urgentes.

Con el actual modelo de crecimiento, depredador de recursos y generador de emisiones e impactos ambientales globales muy graves, nos acercamos hacia un punto de no retorno frente al cambio climático. Desde luego, no se trata de ser un agorero o de cargar las tintas para el futuro. La ausencia de respuesta frente a esta emergencia climática no es ninguna opción, ni tampoco las medidas cosméticas. La situación es muy grave y se baraja no solamente el daño crítico los ecosistemas sino a la propia estructura de las sociedades tal como las conocemos.

Los informes sobre el estado de la biodiversidad de la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES en inglés) y el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPPC) nos indican el peligro real sobre los ecosistemas, con la pérdida significativa de miles de especies y el aumento del calentamiento global de 1,5 ºC. Estas organizaciones científicas alertan del rumbo de colisión a la catástrofe que llevará a la extinción de una gran parte de los ecosistemas terrestres. El peso de las evidencias científicas debe ser reconocido de manera pública, acompañado de un objetivo fundamental: la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) como la única manera de proteger la existencia de un futuro sostenible para la ciudadanía y el medio ambiente.

Frente a este futuro distópico, las movilizaciones de la sociedad civil en el ámbito internacional, europeo y local se dirigen a las instituciones para que acepten la realidad de la crisis climática global y las graves consecuencias próximas de no hacer nada. Declarar la emergencia climática requiere asumir el cumplimiento de compromisos políticos reales y vinculantes, mucho más ambiciosos que los actuales, con la consiguiente asignación de recursos para hacer frente a esta crisis. El objetivo, asumido por el consenso científico, de disminuir las emisiones de carbono a un ritmo del 7% anual hasta el 2030 y una economía neutra en carbono para el 2040, requiere planes concretos, así como la participación de toda la sociedad en su logro. Si no descarbonizamos todos los sectores de nuestra economía, en las próximas décadas, es probable que las temperaturas aumenten por encima de los 2º C, con consecuencias devastadoras para el medio ambiente y nuestra sociedad.

A principios de mayo, el Parlamento británico aprobó una declaración de emergencia climática, además de Irlanda, Escocia y Gales. Cataluña ha aprobado una resolución en el mismo sentido con los objetivos de descarbonización de la energía, detener la pérdida de biodiversidad, promover la recuperación de los ecosistemas, una economía circular y la creación de puestos de trabajo verdes. Objetivos ambiciosos, que veremos si se traducen en una agenda con medidas concretas.

Las diferentes y diversas movilizaciones sobre el clima son un aldabonazo en la conciencia de nuestra sociedad civil. Reflejan también la necesidad de que las instituciones den un giro radical con medidas urgentes de emergencia climática. Las administraciones deben ser un ejemplo a la hora de tomar conciencia y promover soluciones para frenar la degradación ambiental que sufrimos.

El sistema eléctrico está en condiciones de lograr una descarbonización rápida sin carbón, nuclear u otras energías fósiles. Por el contrario, hasta ahora solamente se protege las cuentas de amortización de las grandes eléctricas. El transporte es el responsable de un cuarto de las emisiones de gases de efecto invernadero que emite la UE y de un porcentaje similar en nuestro país. Son necesarias medidas concretas de reducción del tráfico en los municipios disminuyendo la necesidad de movilidad con un urbanismo de proximidad y potenciando el transporte público. En nuestra región, hay que desarrollar un programa de disminución urgente y escalonada de las emisiones de gases de efecto invernadero de las 22 principales instalaciones industriales.             

Las organizaciones de la Emergencia Climática proponen a los gobiernos locales y regionales medidas urgentes con el compromiso de elaborar una hoja de ruta vinculante que asuma las indicaciones del informe del IPCC para limitar el aumento de las temperaturas globales. Una urgente descarbonización de la economía implica una reducción anual del consumo energético para abordar esta situación de emergencia climática.

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