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Lunes de ceniza en Navarra: un fuego imparable arrasó la comunidad de este a oeste

Un miembro de la Unidad Militar de Emergencias en las labores de extinción de unos de los incendios de Navarra

Aritz Santamaria / Iker Rioja Andueza / Rodrigo Saiz

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Lunes de ceniza en Navarra. Sin precipitaciones, los incendios que se vienen sucediendo desde el sábado e incluso desde jornadas anteriores no se detienen. Todavía, a pesar de la bajada de las temperaturas, aparecen nuevos focos, como el de la zona de Yesa, en la muga con Aragón, o en Lodosa. El riesgo de rebrotes en los frentes controlados es “elevado”, según las autoridades. No ha habido margen para el balance de hectáreas quemadas y daños ocasionados, pero las imágenes muestran terrenos y terrenos ennegrecidos, masa forestal perdida, aspas gigantes de molinos de viento calcinadas o camiones quemados. Cientos de personas han tenido que salir con lo puesto de sus casas y hasta en la capital son visibles los pirocúmulos o nubes generadas por la combustión. En el sur, en los alrededores de Valtierra, no tienen agua potable. Muchos navarros comentan, resignados, que el cielo no es azul y que huele a quemado. En pocos días, el mapa se ha llenado de puntos rojos: son los peores incendios en la historia de Navarra y la última línea de la crónica no está ni mucho menos escrita. 

En la calle de Santa Cecilia vive desde hace 62 años María Dolores Muniain. Y ha sido testigo de los incendios desde su balcón en Legarda, un pueblo de poco más de 100 habitantes en lo que se conoce como la zona media de Navarra, una franja amplísima que cercada por el fuego de este a oeste y al revés. Mientras dormía la siesta, una vecina la despertó asombrada por el fuego: “Venía a 70 kilómetros por hora de Eunate y de ahí pasó a la sierra de El Perdón”. Junto a su marido salieron de casa rápidamente con lo puesto y el hijo de ambos los recogió y los trasladó a Noáin. “Cogí una bata decente y los dos periquitos”, remarca la vecina de Legarda. Asegura no haber visto nada igual en los más de 60 años que lleva en el pueblo. Con aún el susto en el cuerpo, pero vista la mejoría, a las 23 horas pudieron volver a casa. La imagen de Legarda es preocupante, con las dos vertientes del pueblo quemadas totalmente. Marta Alonso, otra vecina de la localidad, reconoce que la labor de sus vecinos ha sido imprescindible: “Gracias a ellos no se ha quemado toda la plaza y la iglesia”. Aunque los daños materiales han sido pocos lamenta que se haya quemado el gallinero de su vecina. El domingo regresaron pensando que el calvario había acabado, pero por la fuerza del incendio de El Perdón los nervios volvieron a incrementar.

Este lunes, el camión de la basura recoge las cenizas de los contenedores quemados a la entrada de Legarda. Camino a Puente la Reina (3.000 habitantes), en el hostal y asador Zubi XXI, donde un camión calcinado preside la entrada del hostal, el dueño cuenta cómo ha vivido las últimas horas. “Para las seis de la tarde [del sábado] ya lo teníamos aquí”, indica Jaime Ramos. A la vez que la columna de humo se acercaba, la inquietud crecía: “No sabíamos si nos iba a alcanzar”. Ramos relata que “el agotamiento es muy grande”. “Ha sido de película”, afirma, pero se muestra muy orgulloso de la respuesta de los vecinos. “Hemos acogido a vecinos de Artazu y hasta las tres de la mañana no hemos parado de apagar pequeños focos”, explica.

Desde el puesto de mando establecido en la fábrica Eunea de Puente la Reina, que en realidad es una pequeña oficina dentro de un camión rojo foral, el tráfago de los efectivos del amplio dispositivo de extinción se mezcla con periodistas y trabajadores de la propia empresa, quienes lamentan tener tantos visitantes: “Nos gustaría que fuera en otro contexto”. Desde aquí se organizan los efectivos de Bomberos de Navarra, de otras comunidades –los hay vascos, riojanos, aragoneses y hasta conquenses– y miembros de la UME del Ejército, entre otros cuerpos. Según la evolución de los diferentes focos, es posible que esta mesa de crisis se cambie de localidad conforme las necesidades. La Cruz Roja y DYA también se encuentran aquí, realizando acciones de ayuda a los Bomberos. “Les estamos llevando alimentos que nos han donado. Hay que combatir el fuego, y para ello se necesita energía”, relata una de las voluntarias de la Cruz Roja.

Pese a que las temperaturas han disminuido desde este sábado –nunca en 72 años Navarra había tenido unas mínimas nocturnas tan elevadas y el riesgo de incendios era “extremo”–  el constante cambio de viento no ayuda y el viaje por estos paisajes es desolador. Hay hectáreas y hectáreas quemadas que tardarán mucho en reverdecer. Los peregrinos también son habituales por estos pueblos de la Merindad navarra, pero desde el fin de semana aguardan en sus hostales: se ha prohibido seguir con el Camino de Santiago.

En Obanos, otro de los pueblos afectados, los vecinos comentan la situación: “Desde mi casa se veía un fuego tremendo”. Dos vecinas cuentan a elDiario.es los nervios que vivieron. “Estábamos en el salón de casa charlando tranquilamente hasta que el fuego nos sorprendió”, apuntan. Comenzaron a hacer maletas hasta que la Policía evacuó el pueblo. “Cogimos lo necesario y nos fuimos corriendo”, relata una de ellas. “En este pueblo se ha quemado un poco una casa, pero todos los campos de alrededor están quemados”. Este domingo por la noche volvieron al pueblo, tras pernoctar en Pamplona el día anterior. A la vuelta, lamentan que “la casa olía a humo”. Pero –aseguran– es un mal menor. 

Otra de las localidades que esta noche no ha dormido es Uterga, donde los menos de 200 vecinos han estado fuera de sus viviendas ante una posible evacuación. Los daños en el pueblo han sido pocos, según Pablo Lizarrondo, alcalde de Uterga por una agrupación independiente. “El 90% de la superficie no ha sufrido daños”, afirma. Los vecinos han trabajado conjuntamente con los Bomberos y miembros de la UME para hacer cortafuegos después de limpiar la zona. Es algo que se está repitiendo en toda Navarra. Sin embargo, el alcalde avisaba que “el cambio del aire puede volver a empeorar las cosas”.

Datos meteorológicos extremos

En estos fuegos ha jugado un papel clave el factor meteorológico... o climático. “Se validará en unos días, pero los 26,4 grados de mínima en Pamplona suponen el valor más alto desde 1950. Es un récord anormal, a 1,4 grados del anterior registro máximo, que data de la ola de calor de julio de 1982”, ha apuntado la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), que ha elaborado un informe preliminar de las condiciones que han disparado el riesgo de incendios en Navarra. El análisis es muy contundente: “Llevamos casi 30 días este año con el patrón meteorológico a nivel sinóptico que da lugar a mayor riesgo de incendio forestal en la Península. Y estamos sólo a mediados de junio. Son más días de lo que han tenido muchos años enteros del siglo XX. Casi 5 grados por encima de la media y ausencia de precipitaciones en la estación principal del aeropuerto es el balance que hacemos hasta ahora de junio. Meses extremos, como éste o el de mayo, condicionan totalmente la campaña estival de incendios forestales, que ha empezado de manera catastrófica. El trimestre marzo-abril-mayo fue muy seco y cálido en Navarra, el séptimo y octavo desde 1961, respectivamente, condiciones que, sumadas al carácter extremadamente cálido y seco de junio y a la ola de calor que acabamos de sufrir, explican en buena medida el alto riesgo de incendio”. En algunas zonas, señalan los expertos, se han producido pirocúmulos.

¿Y cómo está ahora mismo la situación? La situación más crítica y la que centra las preocupaciones del Gobierno de Navarra se encuentra en el incendio de Gallipienzo y que ha obligado a desalojar a los vecinos de Gallipienzo Nuevo. “Nuestra prioridad está siendo salvaguardar la vida de las personas”, insiste Amparo López Antelo, directora general de Interior, que ha apuntado que las condiciones meteorológicas siguen siendo “muy complicadas”. Con todo ha querido lanzar un mensaje de tranquilidad trasladado por los técnicos que trabajan sobre el terreno: “Gallipienzo Nuevo no corre ningún peligro”. En estos días varios pueblos han sido movilizados en un constante ir y venir de alertas.

La directora general de Interior, que no ha querido especular cuáles han podido ser las causas que han originado los diferentes focos que llevan días calcinando Navarra ni el número de hectáreas que las llamas han devorado, ha destacado que a lo largo del día de hoy la situación “ha ido mejorando” aunque “se mantiene la incertidumbre”, añade. Algunos mandos del cuerpo de Bomberos, en todo caso, sí han dejado caer que llegó tarde la prohibición de realizar trabajos agrícolas con maquinaria. Los efectivos de Bomberos de Navarra -unos 650- cuentan con refuerzos de Álava, Bizkaia, Gipuzkoa, Soria, Cuenca, La Rioja o Aragón, además de la UME, en el terreno desde la tarde-noche del sábado. En Navarra, el viento sopla “con intensidad”, lo que dificulta el trabajo de los Bomberos. Y no hay previsión de lluvia hasta este jueves.

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