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La 'cara B' de la bajada de Celedón: cuatro hospitales de campaña y 70 trabajadores de limpieza a pleno rendimiento

Imagen del personal de limpieza a las 18:30

Aritz Santamaria

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Tres años llevaba Vitoria sin celebrar las fiestas de La Blanca. Este jueves 4 de agosto y con 28 grados centígrados en el termómetro, Celedón ha vuelto a ser el protagonista. Con la plaza a rebosar, son muchos los que han hecho posible que todo haya salido bien: sanitarios, bomberos, personal de limpieza, ... También hay voluntarios echando una mano. Es otro punto de vista necesario para entender el éxito de este día.

Varios dispositivos sanitarios han rodeado la plaza ante posibles urgencias. Iñaki Miguélez, jefe del dispositivo sanitario, cuenta cuál ha sido la organización: “Desde fuera de la plaza pero también desde dentro atendemos a muchos heridos leves”. En la plaza de España se encuentra uno de estos hospitales de campaña equipado con un desfibrilador y una mochila de primeros auxilios además de varias ambulancias. Los demás puestos sanitarios avanzados con enfermería se encuentran frente al Parlamento Vasco, en lacatedral y en la calle de Olaguibel, con un total de siete ambulancias. Además, tres equipos de dos personas han estado en la propia plaza para derivar las urgencias a los puestos de fuera y para hacerse cargo de casos menos graves.

Miguélez advertía a primera hora de la tarde de que “el calor puede traer consecuencias”, aunque lo más “común” suelen ser traumatismos y caídas. El jefe de servicios admite que “desde que se prohibió la entrada de vidrio los heridos son más leves”. La primera persona atendida ha llegado a las 17:50, mareada a causa del calor antes incluso del inicio de las fiestas. Poco después, ha salido junto a sus amigas a celebrar el chupinazo. Pasadas las 18:10 llegaba una niña con la nariz ensangrentada, y antes de las 18:30, una joven con mucho dolor de espalda: “No me puedo mover”. Tras realizar unos ejercicios de movilidad junto a los sanitarios ha salido del recinto para continuar la fiesta. Entre los bailes y las canciones de 'Huntza', un joven ha acudido al puesto sanitario llevado a hombros por sus amigos “muy mareado”. El servicio ha sido prestado no ya por la Cruz Roja o la DYA, sino por la catalana Grup La Pau, concesionaria de Osakidetza. De hecho, en la plaza de España se podía leer, en catalán, Centre Mèdic Avançat.

Lavado exprés a la plaza de la Virgen Blanca gracias al personal de limpieza

Cuando la gente ha empezado a abandonar la plaza, del suelo ha brotado una gran masa con toneladas de residuos plásticos de las botellas a pesar de que el lema de las fiestas de este año era 'Beti green' ('siempre verde') con motivo del décimo aniversario de la capitalidad verde europea de Vitoria. Los primeros trabajadores y las primeras máquinas han empezado a ocupar la plaza, con apoyo de la Policía Local para poder acceder a ella en dirección contraria a la de los miles de asistentes al chupinazo. 70 operarios además de cuatro barredoras grandes, dos barredoras pequeñas, una 'bolcat' y tres recolectores son el equipo que ha limpiado la plaza para que a las 19:30 desfile la corporación en las tradicionales víspera. “El trabajo que es muy duro”, admite a pie de plaza el máximo responsable municipal de Limpieza, Joseba Sánchez Rodríguez. Era tal el volumen de residuos que ha sido necesaria una pala excavadora para llenar un gran contenedor

El primer paso ha sido entrar con el equipo de limpieza a la plaza, algo que ya es “una locura” ya que algunos de los presentes incluso se suben a las barredoras para impedirles el paso y no pocos jóvenes lanzaban las basuras o patinaban sobre botellas cuesta abajo. Los operarios se dividen en dos: un grupo que recoge los residuos y otro que 'solamente' empuja la basura para que a continuación pase una barredora a recoger los residuos. Como si fueran militares, estos equipos actuaban al unísono y en línea. Una vez finalizada esta primera labor, a las 19:10 horas han entrado en acción los equipos de agua para dejar el suelo en perfectas condiciones y limpio para que los concejales pasen por ahí. El personal de limpieza se ha llevado alguna ovación de parte de la gente que aun quedaba ahí por la labor que hacen.

En cuanto a la Policía, un año más se han establecido controles de acceso en un contexto de alerta 4 sobre 5 de atentados yihadistas, algo que lleva un lustro activado. A los agentes locales se le ha unido la Ertzaintza, con unidades de Seguridad Ciudadana y Brigada Móvil (antidisturbios). En los registros, los uniformados se han mostrado muy rigurosas para quitar tapones a botellas de agua alegando de que eran objetos muy peligrosos en caso de ser arrojados mientras toleraban otras prácticas, como el acceso de menores con alcohol. Los colegas de estos agentes en la balconada de San Miguel han podido beber agua en sus descansos... con botellas con tapón.

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