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Navarra 2035: una sociedad envejecida que necesita migrantes para garantizar el empleo

Viandantes en la calle Mercaderes de Pamplona

Sol Gragera

9 de noviembre de 2021 22:30 h

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Lejos de perder población, Navarra ganará habitantes a lo largo de los próximos años y en contra de la tendencia registrada en otras comunidades autónomas de España. En concreto, según la proyección realizada por el Instituto Navarro de Estadística (NASTAT) en base a las tendencias observadas en los últimos 15 años, la comunidad foral crecerá a un ritmo de un 1% y alcanzará los 763.000 habitantes en 2035, con 102.000 personas más que en la actualidad. Esta tendencia de la curva poblacional, que salvo los años de la crisis ha venido siendo ascendente, responde fundamentalmente a un saldo migratorio positivo, que arroja una aportación anual media de 7.000 habitantes nacidos fuera del territorio. Al mismo tiempo, la tasa de natalidad de las mujeres extranjeras, ligeramente por encima de las de nacionalidad española, contribuirá a recuperar el saldo natural positivo. En paralelo, la edad media de la población residente en Navarra seguirá aumentando y pasará de los 42,8 años en 2020 a los 44,1 en 2035.

Las estimaciones estadísticas que recoge el Nastat en su Estudio de Proyecciones de Población 2021-2023 en Navarra incluye el impacto de la pandemia que comenzó en 2020 sobre la media de esperanza de vida, al contemplar un exceso de mortalidad del 21%. De esta forma, un varón nacido en 2020 en la comunidad foral puede esperar vivir 81,3 años y una mujer 86,2, lo que supone un descenso de la esperanza de vida de 0,4 años y 0,6 años respectivamente. Con todo, la hipótesis manejada por el centro de estadística es la de un incremento de los años de vida que cabe esperar, aunque algo menor que si no hubiera estallado la pandemia. En concreto, los hombres podrían esperar vivir hasta los 83,5 años y las mujeres 87,1 años al término de 2034, cuando en ausencia del Sars-Cov-2 esta subida habría alcanzado los 84,2 y 87,7, respectivamente. No obstante, según recoge el estudio esta ralentización en las ganancias en esperanza de vida se llevan produciendo en los últimos diez años y al margen de los efectos de la pandemia. Así, desde 2010 el aumento de los años de vida que cabría esperar sigue una senda descendente, a la vez que se estrecha la brecha entre hombres y mujeres. De forma que lo varones han ido ganando años a más velocidad que las mujeres y la diferencia entre ambos ha pasado de un promedio de 6,9 años en la década de 1990, a los 6,5 años en la primera década del S.XXI y de 5,4 años entre 2010 y 2020.

La evolución demográfica proyectada arroja no sólo un aumento de la edad media de los habitantes en Navarra casi dos años más en los próximos 15 años, también refleja un descenso del volumen de población con una edad inferior a los 18 años y también entre los 36 y 55 años. En concreto, la población menor de 16 años pasará a representar el 14,6% en 2035, frente al 16,4% que ocupa actualmente sobre el total. No obstante, según el Nastat este grupo experimentará un crecimiento de casi 3.300 personas en términos absolutos y sumará cerca de 111.000 en 15 años. Por otro lado, el grupo con edades comprendidas entre los 16 y 64 años perderán dos puntos porcentuales y pasarán a aglutinar el 61,9% frente al 63,9. Aun así y al igual que en el caso anterior, se sumarán a este tramo cerca de 50.000 personas. La tendencia del envejecimiento de la población tiene su reflejo más claro en el grupo con más de 65 años, que aumentará su importancia al pasar del 19,8% actual a un 23,4%. En este caso se incorporarán algo más de 48.000 personas y el colectivo sumará a cerca de 179.000 personas en 2035. Por último, según las previsiones los mayores de 84 años también aumentarán su peso sobre el total y pasarán de representar el 3,5% a ser el 3,8%, lo que en términos absolutos supone 5.400 personas.

Tasa de fecundidad estancada o en descenso

Otra de las variables analizadas por el Nastat es la tasa de fecundidad por mujer, cuya tendencia no se ha visto alterada por los efectos de la pandemia. Según sostiene el informe, el impacto de la COVID-19 no ha influido en la natalidad y en la fecundidad en el año 2020, a la vez que los nacimientos previstos en 2021 “no revelan tampoco una incidencia reseñable”, según las cifras estimadas a partir de las primeras visitas a consulta por embarazo al Hospital Universitario de Navarra. No obstante, el denominado Índice Sintético de Fecundidad (ISF) que mide el número medio de hijos por mujer, registra una “ligera tendencia descendente” pese a mantenerse relativamente estable durante los últimos 15 años. Según datos provisionales de 2020, este valor es de 1,3 hijos por mujer y la proyección es que vaya descendiendo de continuar el retraso en la edad media de inicio a la maternidad, que en el año de irrupción de la pandemia era de 32,7 años. De hecho, la llegada de la maternidad se concentra en un 65% en la franja de 30 a 39 años, seguida de las edades de 25 a 29 años, que aúna el 17,7%. A partir de los 40 va ganando importancia y aumenta del 3,6% a en 2005, al 6,5 % en 2019. 

Según recoge el centro estadístico, el aumento de la migración no ha aparejado un ascenso de la curva de la fecundidad pese a aumentar el porcentaje de mujeres nacidas en el extranjero, pasando del 13,5% en 2005 al 25,5% en 2019. Así, en lo que respecta a las diferencias entre mujeres de nacionalidad española y mujeres nacidas en el extranjero, en 2019 el número medio de hijos en el primer caso era de 1,23 y en el segundo de 1,99 en el año 2019. Sobre la edad media para ser madre, para las mujeres españolas residentes en la comunidad foral es de 33,3 años y para las de origen migrante de 30,4. En este sentido, entre las conclusiones se destaca que también estas últimas están retrasando la edad de inicio a la maternidad, puesto que en 2005 era de 27,6 años frente a los 32,6 de las españolas.

En base a ello, el Nastat estima un promedio cada vez más bajo de hijo por mujer entre las mujeres nacidas en territorio nacional, mientras que en caso de las de origen extranjero la tasa se mantendrá estable. De modo que la edad media de maternidad para el primer caso se retrasará hasta los 34, 5 años en 2035, registrando un número medio de hijos 1,26. En el segundo caso, la edad se retrasará a los 31,4, con un número medio de hijos que cae también a 1,77.

En sus conclusiones, el informe apunta que pese al estancamiento de la fecundidad, la natalidad iniciará una senda de recuperación y superará los 6.000 nacimientos en 2028. Esta cifra alcanzará los 7.000 en 2035. Además, la mortalidad se incrementará durante los próximos 15 años y rozará las 7.000 muertes anuales en 2035. De esta forma, el saldo natural será negativo hasta 2028, momento en el que los nacimientos superarán a las defunciones en unas 100 personas. Serán entonces las migraciones, fundamentalmente, las que aportarán un saldo neto cercano a los 7.000 habitantes anuales. Y esto frenará el envejecimiento de la población.

Saldo migratorio positivo: 7.000 habitantes por año

Según la estimación del centro estadístico, el balance entre inmigraciones y emigraciones arrojará un saldo positivo y será uno de los factores que expliquen el aumento del volumen de población. Los flujos migratorios, tras aumentar hasta 2007 para caer con la crisis económica en 2012 y 2013, han crecido en los últimos años a un “ritmo intenso” hasta dejar en la comunidad foral 1.772 entradas de saldo positivo en 2015 y 8.253 en 2019, con la única excepción del año 2020 marcado por la pandemia.

La hipótesis realizada por el Nastat es que el saldo migratorio en los próximos años evolucionará también de forma positiva y dejará un incremento de la población entre 2021-2024 de casi 7.300 personas al año. La estimación es que ese incremento continuará en el segundo quinquenio con un mayor número de entradas, hasta alcanzar un máximo de promedio anual de 8.700. Esta estimación es realizada en función del envejecimiento observado en la población de Navarra, la necesidad de población joven y la situación política, económica y social de muchos países del entorno que obliga a las personas a emigrar.

Crece la población en todas las zonas, sobre todo en Pamplona

De mantenerse la tendencia observada en la última década, la zona de Pamplona aglutinará progresivamente mayor porcentaje de población. En concreto, pasará del 56,4% actual al 59,3% en 2035. En lo que respecta al resto de zonas, todas ganarán habitantes, pero irán perdiendo peso poblacional de la misma forma que lo han hecho en los últimos años.

De esta manera, la zona noroeste de la comunidad pasará de englobar el 8,6% de la población actual al 7,9% en 2035. La zona del Pirineo del 2,3% al 2%. Tierra Estella descenderá del 5,7% al 5,2% y la zona media oriental de Navarra del 4,8% al 4,2%. Por su parte, el peso poblacional en la zona de la Ribera caerá del 8,8% al 8,3%, mientras que Tudela lo hará del 13,6% al 13,2%. Todas las zonas aumentarán su población, pero esta última superará el umbral de los 100.000 habitantes en 2035 (100.700) y registrará un aumento de 10.533. Pamplona, por su parte, incrementará en 79.313 sus habitantes, hasta alcanzar los 452.462.

Adaptación a las proyecciones demográficas

Los resultados del Estudio de Proyecciones de Población 2021-2035 en Navarra fueron retrasados en 2020 con el fin de incluir en el mismo las consecuencias de la pandemia sobre la salud y la evolución demográfica de la población. Durante su presentación, la consejera de Economía y Hacienda, Elma Saiz, ha destacado la importancia de este estudio “a la hora de trazar políticas responsables y con perspectivas objetivas” de cara a la elaboración de los presupuestos por parte del Gobierno de Navarra. De hecho, la tendencia hacia un envejecimiento de la población cada vez mayor pone el foco en la atención a la dependencia como “un reto a afrontar” en los próximos años, según subraya el propio informe.

En este sentido, el director del Nastat, Pablo Cebrián ha defendido la operación estadística realizada en el estudio con una metodología homogénea como las llevadas a cabo por el INE o Eurostat. Los resultados, ha resaltado, “tienen una aplicación práctica en ámbitos como la educación, sanidad, bienestar social, o el equilibrio territorial dado que permite prever los recursos a destinar o el efecto de determinadas políticas”.

A ello se ha referido precisamente el director general del Observatorio de la Realidad Social, Luis Campos, que ha hecho referencia al informe realizado por este organismo en base a la proyección. El documento, titulado ‘Retos socio-económicos que plantean a la sociedad navarra las proyecciones demográficas' pretende construir posibles escenarios de futuro basados en los cambios demográficos y su impacto socioeconómico. “El envejecimiento de la población lo vemos muchas veces desde punto de vista negativo, cuando uno de los indicadores más importantes de la calidad de vida y cohesión social de un territorio es el alargamiento de esa edad. Por tanto, debemos verlo como un reto y no como un problema”, ha destacado.

Así, entre los retos destaca la sostenibilidad del sistema de pensiones y el mercado de trabajo, las tensiones entre la oferta y la demanda, las coberturas de las prestaciones sociales o la adaptación de las políticas al envejecimiento de la población en las zonas rurales. A su vez, entre las oportunidades apunta a las relacionadas con la denominada 'silver economy' o ‘economía plateada’, que incluye las actividades, productos y servicios dirigidos a los mayores de 50 años.

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