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BIME, la noche apocalíptica de los dúos

El dúo Royal Blood, en plena actuación del BIME-2017.

Aitor Guenaga

El BIME campa a sus anchas. En los escenarios, como hemos podido comprobar esta noche de viernes en el BEC de Barakaldo de la mano de potentes grupos como Royal Blood o de propuestas musicales postApocalypse industrial como la de los germanos Einstüzende Neubauten. Pero también en las charlas que se organizan en torno a una experiencia colectiva internacional que incluye, en el BIME Pro, a profesionales que trabajan con el sector de la música, las nuevas tecnologías y el emprendimiento.

En una de esos 'saraos' que crecen como setas en torno al BIME hemos podido escuchar la voz del fundador del Primavera Sound, Gabi Ruiz. “El mejor festival de Europa, un festival con su propia personalidad”, según reconocía en una entrevista en este diario el periodista musical, Jerry Corral, autor del libro The Power of Guitars', una edición muy cuidada que pone en negro sobre blanco eso que un día Alfonso Santiago dijo que faltaba en el panorama musical español: un “festival de guitarras”, el Azkena Rock Festival, volumen que, por cierto, se puede adquirir este fin de semana en el BEC 

Pues el tal Gabi Ruiz, horas antes de que se subiera al escenario el duo británico original de Worthing, Royal Blood, para descargar toda la adrenalina y toneladas de riffs ante los 8.700 fieles del BIME que se dieron cita en la primera jornada del festival, según datos de la organización, ha dejado una perla inquietante.

“Para mí es el principio del apocalipsis: en diez años festivales como el Primavera Sound no existirán. Se los comerán multinacionales como Live Nation y AEG. Los ejecutivos que antes estaban en las discográficas, ahora están locos por quedarse con el dinero del directo y acabarán con gente como yo”. Ahí es nada. No estaría nada mal conocer la opinión de Santiago.

The show before The Apocalypse 

Pero, entre tanto, a los miles de seguidores del BIME que se han dato cita en el BEC parece que el apocalipsis al que se refería Ruiz, o el que parece estar en marcha en Catalunya con la declaración de independencia y la fulminante aplicación del 155. 'Show must go on, brothers & sisters'. Y fue justo lo que ha pasado este viernes. 

Los de Worthing, que ya nos habían visitado este verano en el BBK Live -aunque algunos no pudimos verlos porque estábamos disfrutando, sin saberlo, del último concierto en Europa del malogrado Tom Petty- se llevaron por delante todo lo que encontraron a su paso (incluida la calidez de Bill Callahan). Desde que los Artic Monkeys les presentara oficialmente al mundo como teloneros en su concierto de Finsbury Park (en 2014, hace cuatro días, vaya), los Royal Blood no han parado. Su potencia arrolladora -a duras penas edulcorada desde la retaguardia por las dos voces femeninas que aparecían y desaparecían como el Guadiana en el escenario- elevó la temperatura del BEC. Figure it out y muchos temas más del bajista y cantante Mike Kerr y el batería Ben Thatchercon (tal cual, bajo, batería y ... ya!) actuaron como un tsunami sonoro que se llevó por delante las armonías vocales de los Ride -¡qué bueno poder escuchar de nuevo a este grupo!, reunidos tras su experiencia en la segunda mitad de los ochenta y hasta 1996- y las propuestas del dancing 4ever que vendrían después.

Antes habían sonado los metales de una banda como Meute, la Techno Marching Band de Hamburgo que algún día debería contratar el Ayuntamiento de Nueva Orleans para alegrar la próxima edición del Mardi Gras 'negrata' (si es que no lo han hecho ya), ahora que se nos acaba de marchar definitivamente Fast Domino. 

¿No hubo supervivientes a la declaración de independencia de Catalunya, la aplicación del 155 y la fulminación de madrugada por el ministro del Interior del major Trapero y, sobre todo, a la sangre azul de los de Worthing?

A mi modesto entender, la hubo. Desde un territorio tan ignoto como el que nos dejaron los alemanes Einstürzende Neubauten...

En escena parecían una acumulación de miembros sacados de bandas de estilos muy diferentes (un bajo heavy, un teclista de los años 60, un cantante muy al estilo de Divine Comedy, un guitarra de una banda de jazz...) La gente hablaba mientras tocaban. La gente escuchaba atentamente. La gente... alucinaba sin necesidad de sustancias caras y maltratadas por los 'dealers' de pacotilla.

Aquí les dejo una muestra: buen viaje.

Abandonamos el BEC pasada ya la una de la mañana, cuando Metronomy había puesto a bailar al público del BIME y la fiesta seguía a la espera de la actuación de Orbital, comandada por el dúo británico de música electrónica de la británica Sevenoks. Fue la noche de los dúos. Y de la potencia de Royal Blood. Fue la primera edición del Apocalipsis musicado.

Y estuvimos para contarla.

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