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El nuevo delegado del Gobierno de España toma posesión en euskara: “Fortaleceré su presencia en todos los servicios del Estado”

Isabel Celaá, con Denis Itxaso en la toma de posesión

Iker Rioja Andueza

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Denis Itxaso González (Donostia, 1975) es el primer delegado del Gobierno de España en el País Vasco que habla euskara con fluidez. Y ha querido imprimir ese sello a su discurso de toma de posesión en sustitución del veterano socialista Jesús Loza, que regresa a su puesto de facultativo en la Sanidad pública. Itxaso ha realizado buena parte de su primer parlamento en lengua vasca -incluido la promesa del cargo con fidelidad al Rey y a la Constitución-. Citando autores como Koldo Mitxelena o Ramón Saizarbitoria, ha enfatizado que es un patrimonio no sólo de los nacionalistas que debe proteger España. “Quiero que ocupe, siempre junto al castellano, un lugar preeminente en la comunicación y en todas las relaciones de esta delegación con la sociedad. Es por ello que asumo el compromiso de trabajar para fortalecer la presencia y protagonismo del euskara en todos los servicios que presta el Estado en Euskadi”, ha querido solemnizar para prometer también impulsar la cultura vasca dentro de la política exterior del Gobierno de Pedro Sánchez.

La ministra de Educación, Isabel Celaá, ha ejercido de madrina de la toma de posesión de Itxaso. Celaá ha agradecido los servicios prestados por Loza y ha destacado el perfil del nuevo delegado. Sus primeras palabras han sido también en lengua vasca. En el acto, celebrado en Vitoria este viernes, han participado numerosos cargos públicos -incluidos consejeros del PNV en el Gobierno vasco-, colegas de Itxaso en el PSE-EE, miembros del PP y autoridades policiales, militares y judiciales. No ha participado ningún representante de Podemos, el otro socio del Ejecutivo progresista de Sánchez.

Itxaso ha pronunciado un largo discurso, de denso contenido político. Ha indicado que Euskadi tiene un “aliado de lujo” en el Ejecutivo y en la Delegación y ha remarcado el compromiso del Estado con el “autogobierno” vasco y su singularidad fiscal. Ha garantizado que trabajará para completar el “exigente” calendario de transferencias pendientes del Estatuto de 1979, algo que incluye el traspaso de Prisiones -no ha hecho mención a los presos de ETA- y el inicio del análisis para la gestión por parte de Euskadi del régimen económico de la Seguridad Social.

Sobre la gestión del final de ETA, el delegado ha indicado que se dará continuidad al trabajo iniciado por Loza y también ha felicitado por su labor a las Fuerzas de Seguridad del Estado y a la Ertzaintza. Ha hablado de la “oportunidad histórica de construir una Euskadi sin sus ancestrales odios internos” y buscando “reconstruir puentes”, pero ha dicho que hay que pasar página “después de leerla línea a línea” y “sin saltarse párrafos”. “Hemos avanzado mucho pero nos queda todavía un camino importante por recorrer. Deslegitimar el uso de la violencia es una tarea vital para nuestra sociedad si queremos que los 50 años de terror y oscuridad a los que nos sometió ETA no vuelvan a repetirse”, ha añadido.

Pero la función de un delegado del Gobierno no se circunscribe a estas políticas. Es algo que ya hicieron ver predecesores como Javier de Andrés (PP) o Jesús Loza (PSE-EE). Ha recordado las “importantes inversiones” del Estado en infraestructuras y las políticas contra el cambio climático o la violencia de género. En su discurso escrito tenía previsto cerrar con una frase que no ha leído: “Trabajaré para que esa conexión íntima entre Euskadi y España no sólo no falle, sino que alumbre un futuro de entendimiento, progreso y bienestar”.

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