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Ortuzar y Arraiz, en Paz y Convivencia

Hasier Arraiz, en un acto de homenaje al preso de la formación, Arnaldo Otegi.

Aitor Guenaga

Bilbao —

La política de Paz y Convivencia en Euskadi vive últimamente prendada de los gestos. De homenajes. Y de las actitudes. Y también de las palabras y la terminología empleada para definir el horror vivido a lo largo de décadas sobre todo ante el terrorismo de ETA, pero también la guerra sucia del Estado o la tortura. EH Bildu -o Sortu- tiene ya perfilado su esperado documento con el que pretenden situarse ante ese espejo de la historia reciente en Euskadi con un lenguaje renovado. Hasier Arraiz ha señalado esta misma semana en una entrevista en Euskadi Irratia que su partido ha incorporado una “terminología que no es la nuestra” para describir “qué es lo que ha sucedido” y ver “cómo se posiciona cada uno” ante lo ocurrido.

Hay un parlamentario peneuvista que ha seguido muy de cerca toda la evolución de lo ocurrido en materia de paz y convivencia en los estertores de la anterior legislatura y también en la presente hasta que la ponencia de Paz y Convivencia embarrancó tras la decisión de EH Bildu de no admitir el denominado suelo ético acordado la pasada legislatura y la abrupta salida de los representantes socialistas del foro parlamentario. Íñigo Iturrate ha acuñado con éxito una terminología clara en relación a lo que la izquierda abertzale que nunca ha condenado la violencia de ETA (ahora Sortu).

En numerosas comparecencias parlamentarias le ha señalado el camino a los que en otras épocas jaleaban a ETA. “Ustedes lo que tienen que admitir es que matar estuvo mal, que lo que hizo ETA estuvo mal, y que aplaudir esos comportamientos no es compatible con la democracia”. ¿Hasta dónde ha llegado Sortu en su nueva terminología? El PNV de Andoni Ortuzar considera que hay un esfuerzo en la dirección correcta por parte de los de Arraiz. Los contactos se han sucedido en los últimos meses entre ambas formaciones y el propio Arraiz ha visitado esta misma semana Sabin Etxea para volver a explicar a Ortuzar el alcance del último movimiento de su partido antes de presentarlo públicamente. “Debe haber una precocina”, se reconoce desde el Gobierno vasco, “que para llegar a buen puerto tiene que incluir al PNV y al PSE”.

El objetivo final de Sortu, más allá de intentar ganar la credibilidad perdida en todos estos meses por su negativa a sumarse, sin tocar una coma, a la declaración sobre el suelo ético -un texto que incluye un apartado en el que se señala que “la memoria constituye una herramienta esencial para deslegitimación ética, social y política del terrorismo”- es activar de la ponencia de Paz y Convivencia.

La última vez que EH Bildu intentó colocar su huella en el suelo ético fue en la reunión que celebró la ponencia parlamentaria el 13 de mayo de 2013. Julen Arzuaga y la entonces portavoz soberanista en la Cámara, Laura Mintegi, intentaron enmendar el documento presentado por los socialistas vascos. El principio básico de ese documento decía así: “La paz y la convivencia futura requieren el reconocimiento de la injusticia de la violencia, el reconocimiento el daño causado y de la dignidad de las víctimas, todas ellas merecedoras del derecho a la verdad, la justicia y la reparación”. Y los soberanistas no tocaron ese punto. Y uno de los principios específicos (en total siete) de la propuesta del PSE pretendía “establecer [que] el principio de responsabilidad supone determinar y reconocer la responsabilidad de cada cual en el pasado y las consecuencias relativas a las vulneraciones de los derechos humanos”. Y tampoco lo enmendó EH Bildu. O “evitar una verdad a medias, reprimida o amnésica: configurar, a través del relato objetivo de los hechos, la verdad compartida sobre las violaciones contra los derechos humanos”.

Se desconoce si esta terminología, que desde luego no ha sido habitual en la izquierda abertzale, está presente en el nuevo documento de Sortu. De hecho, la preocupación de EH Bildu ante aquel texto de los socialistas era más dejar claro el papel de la educación en la deslegitimación de la violencia. “El compromiso democrático con la palabra, el diálogo y la búsqueda de acuerdos: ni la violencia, ni la imposición sirven para resolver las diferencias. Esta será la base de un instrumento educativo, en particular para concienciar a la juventud de que ninguna diferencia, conflicto o problema se soluciona por medios violentos, sino por medio del diálogo, la escucha y el aprendizaje de los valores de la igualdad de todos en dignidad humana, de la libertad, de la justicia, de la verdad y el respeto mutuo”. Apuntaba el PSE-EE. Y no enmendaban los independentistas de Arraiz. Simplemente añadían a renglón seguido: “Impulsaremos acciones para la educación en valores democráticos, la capacidad para la resolución de conflictos, el aprendizaje en valores de justicia e igualdad, que ayuden a sustanciar un escenario de respeto absoluto de la dignidad humana y de libertad”.

El PSE-EE de Idoia Mendia, a la espera de conocer el documento que ya tiene perfilado EH Bildu, reitera que no dará un paso atrás en el nivel de exigencia sobre el 'suelo ético' ya acordado en la pasada legislatura. Ven al PNV “muy interesado” en apoyar y dar cobertura a este paso anunciado por Arraiz. Pero los socialistas no están dispuesto a sumarse a una ponencia de nuevo en la que el objtivo prioritario de EH Bildu sean los presos de ETA. Lo que ha quedado claro tras las declaraciones de esta semana del presidente Rajoy sobre la dispersión de etarras y su voluntad de mantener esa política, es que ya no habrá novedades en los meses que queden de aquí a las elecciones generales de 2015. Si el Gobierno vasco albergaba alguna esperanza en esa materia -y alguna tenía-, la cuestión parece haber quedado resuelta. Ni un paso atrás en la dispersión.

Txema Urkijo, exasesor en la Secretaría de Paz y Convivencia de Jonan Fernández, al comienzo de esta legislatura reconocía que el parlamentario soberanista Julen Arzuaga estaba inmerso en un “máster acelerado de derechos humanos” que podía tener sus resultados. El tiempo se agota. La propia EH Bildu lo reconoce: “Hay que buscar el momento preciso para dar a conocer nuestro documento, pero no podemos esperar mucho más porque cuanto más nos acerquemos al periodo preelectoral, más se complicará todo”. No parece que vayan a pasar muchas semanas.

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