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“Se culpabiliza a los pobres y a los que atraviesan dificultades de su situación”

La presidenta de la Federación Sartu, Igone Virto.

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

La Federación Sartu acaba de cumplir 25 años. Las entidades privadas sin ánimo de lucro que agrupa operan en el sector de los servicios sociales con el objetivo de luchar contra la marginación y la exclusión social. Desde el año 1988 en que comenzó a trabajar, ha atendido a más de 100.000 personas. Sartu se concibe a si mismo como “un servicio público más de la red de servicios comunitarios de apoyo social”, a la cual pretende servir de complemento y apoyo. Su presidenta Igone Virto, asegura que el tercer sector tiene una visión muy real de lo que está pasando, “una visión que quizá no se tiene desde los despachos de las administraciones”. Virto advierte de que “se culpabiliza a los pobres y a los que atraviesan dificultades de su situación”.

Pregunta. La Federación Sartu acaba de cumplir 25 años, ¿cómo ha cambiado la situación y su trabajo?

Respuesta. Comenzamos con personas que procedían del mundo de la droga, fundamentalmente heroinómanos, y con los mayores de 45 años que se habían quedado en paro como consecuencia de la reconversión industrial. También asistimos a la puesta en marcha del plan de lucha contra la pobreza y a la instauración de las primeras ayudas sociales. En estos 25 años se han producido muchos cambios, se han desarrollado políticas de empleo y de protección social. La Renta de Garantía de Ingresos es un derecho, se ha regulado las empresas de inserción social…Son avances importantes, pero queda camino por recorrer.

P. La visión que tiene el Tercer Sector de lo que está pasando en la calle, ¿coincide con la de la Administración?

R. Estar en primera línea, a pie de calle, da una visión muy real de lo que pasa, una visión que desde los despachos de las administraciones quizá no se tiene. Muchas veces el Tercer Sector trata de aleccionar a la Administración sobre lo que pasa, pero resulta complicado. A pesar de todo, no dejamos de insistir.

P. Las políticas sociales tienen un rédito y revierten económicamente en la sociedad, pero a la Administración le cuesta ver esto.

R. No se tienen en cuenta los beneficios económicos que pueden comportar y encima se culpabiliza a las personas pobres y que atraviesan dificultades de su situación. De esta forma, la sociedad les vapulea y algunos gobiernos sostienen ese discurso, que resulta muy perjudicial para los afectados y para la sociedad en general. Eso provoca una insolidaridad increíble. Las políticas sociales tienen un rédito y posibilitan que las personas tengan más calidad de vida e incluso en algunas ocasiones, un empleo. Ese trabajo repercute a largo plazo en mayores recaudaciones. Pero hay que tener paciencia y tener claro que todo es largo plazo. Sin embargo, ahora todo es cortoplacismo.

P. Pero el movimiento de solidaridad en la calle ha crecido.

R. Sí porque con la crisis muchas de las personas que no habían cruzado el límite de la exclusión ahora lo están cruzando. Cualquier persona a nuestro alrededor puede estar solicitando ayuda, eso provoca un solidaridad entre las personas de la calle. Pero por otro lado, el discurso de culpabilización cala en determinados colectivos, sobre todo, en los que se refiere a los inmigrantes, drogadictos….Algunos ámbitos políticos fomentan discursos como: ‘Renta Básica sí, pero ¿a cambio de qué?’. Pues a cambio de nada porque la Renta Básica en Euskadi es un derecho.

P. Hay una parte de la población que jamás se hubiera imaginado cruzando la línea de la exclusión y pidiendo ayuda, como es la clase media.

R. Está claro que se sufre más cuando se cae desde más arriba. Una parte de la clase media lo está pasando mal porque ha conocido el bienestar, pero hay otros colectivos que antes de la crisis ya sufrían la exclusión y con ellos hay que seguir trabajando.

P. El modelo de Sartu se basa en el acompañamiento individual de las personas.

R. El eje son las personas. Sartu tiene muchos programas de intervención, pero la característica principal de nuestro modelo es el acompañamiento. Se trata de un eje transversal en nuestras acciones. Cada persona es única y, por lo tanto, va a recorrer, un itinerario único. En nuestra organización hay una persona de referencia que les asesora y configura con él sus necesidades y las mejores opciones para salir de su situación. Intentamos integrar dos mundos que no se dan la mano: el social y el económico.

P. Su Federación fue precursora de las actuales empresas de inserción.

R. Cuando Sartu se puso en marcha estaba todo por hacer y hemos ayudado a configurar el entramado actual. Ya empezamos a crear empresas de inserción en el año 93 y en algún momento puntual hemos sido la organización con más empresas de este tipo. También hemos tenido otros proyectos innovadores, como centros de empleo y la aprobación del primer convenio laboral del sector.

P. Durante la legislatura pasada se concentró la gestión de las ayudas sociales en Lanbide para tratar de promover la formación y la búsqueda de empleo entre los perceptores. ¿Fue un acierto o un error?

R. La forma de gestionarlo ha sido un error. Ha creado muchos problemas. Hay cientos de quejas por la gestión que se está haciendo de la Renta de Garantía de Ingresos. Se ha trasladado el tapón administrativo que había en los servicios sociales con las ayudas sociales a Lanbide. Y eso ha provocado que el Servicio Vasco de Empleo se olvide de la orientación laboral. Los centros homologados nos hemos pasado un año y medio sin poder ofrecer orientación porque Lanbide no nos ha dotado de medios. Quizá la decisión de que Lanbide gestionar la RGI no era tan mala, pero la forma de ponerlo en marcha sí que lo ha sido. Se ha querido hacer muy deprisa y las prisas no ayudan.

P. ¿Sartu se plantea constituirse en cooperativa de iniciativa social?

R. Una de las organizaciones de Sartu ya se ha convertido en cooperativa y el resto lo tenemos en el horizonte. Nos gusta la idea, pero en estos momentos de incertidumbre hemos decido darnos un poco más de tiempo para pensarlo.

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