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El deporte que capacita

La escuela de baloncesto de Zuzenak promueve la inclusión mediante el deporte / Foto: eldiarionorte

Patricia Burgo Muñoz

Vitoria-Gasteiz —

Es viernes por la tarde, los jugadores de la escuela de baloncesto del C.D.Zuzenak llegan puntuales al entrenamiento semanal. Se saludan y cada uno va a por su silla de ruedas adaptada para comenzar el calentamiento. El entrenador da las primeras indicaciones y comienza la sesión. Hasta aquí todo normal. A primera vista llama atención la variedad del grupo. Están mezclados los chicos y las chicas y tienen edades muy diferentes. De hecho, abarcan de los siete a los 22 años. Pero hay más, hay un detalle que es el que hace de este equipo algo especial. Todos van en silla de ruedas pero algunos de los jugadores no tienen ningún tipo de lesión que les ‘obligue’ a elegir esta modalidad.

Es el caso de Sergio, un chico de 17 años que se desenvuelve sobre la silla sin ningún problema, “parece más difícil, pero una vez que le coges el truco, no lo es tanto” confiesa. Este joven deportista que siempre ha jugado a baloncesto asistió a una de las sesiones de ‘No te quedes sentado’- una campaña dirigida a escolares para acercar la realidad de la discapacidad a través de diferentes modalidades de deporte adaptado-, y decidió probar. Ha pasado un año y Sergio tiene claro cuál es la principal diferencia entre ambas modalidades: “¿Te digo la verdad?”, pregunta mirando hacia arriba desde su silla de ruedas, “sobre todo la gente. Es mucho más humilde, hay mucho más compañerismo, cuando vas a un campeonato, más que a jugar vas a relacionarte con la gente. Yo creo que es lo mejor que tiene este deporte”, reconoce convencido mientras sus compañeros siguen entrenando.

El entrenador, Lander Lozano, defiende “contra viento y marea” este sistema para conseguir una verdadera integración: “Si nosotros nos limitamos a entrenar con gente que tiene la etiqueta de discapacitado, sí, estamos prestando un servicio a ese colectivo, pero somos un gueto. Pero abrir este deporte a personas que no tienen ninguna discapacidad, nos parece la mejor manera de trabajar la inclusión de verdad”. Al principio la decisión de estas personas ‘sanas’ desconcierta a los jugadores, “en muchos casos se preguntan: ¿Cómo puede ser que ellos que pueden jugar al baloncesto normalizado, prefieran este?” dice Lozano, pero luego resulta muy positivo porque sirve para que “valoren ellos también, mira, hay gente que quiere hacer nuestro deporte”, dice el preparador.

Y no es poca, “hoy es el día que en que hemos tenido que decir que no a gente que no tiene ninguna discapacidad porque no podemos abarcar y no tenemos más sillas”, Lander reconoce que “para nada nos esperábamos hace dos años que estábamos con cinco o seis críos que íbamos a estar hoy con más de veinte”, que acuden cada semana de diferentes localidades de Euskadi y Navarra a las instalaciones del Centro de Actividad de Física Adaptada ‘Almudena Cid’ de Vitoria. Pero la realidad es que él tiene mucha culpa de ello, participa en la campaña de sensibilización de los escolares, y capta jugadores con algún tipo de discapacidad lo mismo en un centro comercial que por la calle.

Así llegó June al equipo “me encontré a Lander en un centro comercial y me comentó el tema, porque se ve mi dificultad al andar”, explica entre risas. June tiene 18 años y padece una enfermedad neurológica que afecta a los reflejos, la motricidad y el equilibrio. Hasta ahora la natación era su manera de fortalecer su espalda, pero en el baloncesto ha encontrado además un espacio en el que practicar deporte y pasarlo bien al mismo tiempo. “Al principio vine muy asustada, decía: qué pinto yo aquí”, pero enseguida se adaptó a la silla, “los balones, por reflejos, me cuesta más”, reconoce, pero “ahora estoy muy a gusto, hay muy bien ambiente”.

Con solo 11 años Iker se desplaza por la cancha con una agilidad que no le diferencia de los mayores. Es otro de los fichajes ‘fortuitos’ del entrenador, en este caso fue en un teatro, y parece que ha sido un buen fichaje porque en su primer año ya muestra aptitudes. Iker no pierde la sonrisa ni para explicar su lesión, “tuve un cáncer y no puedo mover las piernas”, explica con un brillo de inocencia en la mirada. El joven deportista, que también juega al 'ping pong', admite que el baloncesto en silla de ruedas “es bastante difícil, pero es divertido”, sentencia antes de salir a toda velocidad para participar en uno de los partidillos de seis minutos que ha planeado el entrenador.

El objetivo de las sesiones de la escuela es “totalmente lúdico y formativo” explica Lozano, pero confía en que algún día las federaciones reconozcan la posibilidad de fichar a jugadores sin discapacidad porque “alguien que tiene una rodilla mal, con alguien que no tiene nada, encima de la silla está en las mismas circunstancias”, defiende, “para eso existe un sistema que clasifica el número de jugadores que tiene que haber en la cancha según su lesión”, explica. Mientras seguirá trabajando por evitar la segregación de los discapacitados y favorecer la inclusión real.

‘No te quedes sentado’

Sergio llegó a la escuela de Zuzenak después de participar en una de las sesiones de ‘No te quedes sentado’, la campaña escolar que a través del deporte adaptado pretende concienciar a los jóvenes sobre la realidad de la discapacidad. “A parte de dar a conocer diferentes deportes adaptados, se transmiten una serie de valores complementarios a los que ellos ya tienen en la educación física de sus centros escolares, como el tema de la inclusión y la sensibilización o el alcohol y las drogas”, explica Lander Lozano, uno de los monitores que participa en la campaña. Este año han realizado 20 sesiones dirigidas a alumnos de la E.S.O. En cada sesión, que tiene una duración de tres horas, se ofrece una charla explicando las diferentes patologías, un vídeo sobre los Juegos Paralímpicos y un documental, para luego pasar a practicar diferentes deportes: baloncesto, goalball –un deporte para ciegos-, tenis de mesa, voleibol y balonmano.

“Muchos chavales vienen sin saber lo que se van a encontrar y salen encantados”, reconoce el educador, “a medida que van probando los deportes y se van metiendo en la piel de los participantes, probando la silla, poniéndose el antifaz, jugando al voleibol con el culo pegado al suelo… les van surgiendo las dudas, sobre todo de ese deporte, pero también las dudas más del día a día de ese colectivo” explica. El objetivo se cumple cuando alguno, como Sergio, descubre las posibilidades de un nuevo deporte y deja a un lado los estereotipos para simplemente jugar otro baloncesto.

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