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“Que se cuestione la violencia contra la mujer es una involución muy preocupante”

Álvaro Baraibar, director general de Paz, Convivencia y Derechos Humanos del Gobierno de Navarra

Miguel M. Ariztegi

La de 2015-2019 se recordará como la legislatura de la memoria. La que dio el arreón definitivo para desenterrar de las cunetas las víctimas de la guerra civil, la que puso negro sobre blanco las “décadas de abandono institucional” en la materia, por utilizar las palabras de su responsable, Álvaro Baraibar Etxeberria, director general de Paz, Convivencia y de Derechos Humanos del Gobierno de Navarra. Profesor e investigador universitario, asegura que la de estos años ha sido “una experiencia muy positiva”. Salir del mundo académico a la gestión política le ha permitido practicar su “vocación de servicio” con más influencia. “La sociedad a mí me ha dado mucho, y me gusta poder devolverlo”, recalca. Con la guía de los derechos humanos y el rigor científico por bandera, ha convencido a cercanos y lejanos con su trabajo: “La memoria debe ser veraz, no puede tergiversar el pasado. Si la historia es el relato de lo que sucedió, la memoria es el recuerdo de lo que sucedió desde los valores del presente, para proyectarlo al futuro”, asegura.

Es autor del libro Historia y memoria de los símbolos de Navarra, un tema habitual de las campañas electorales. ¿Tenemos clara nuestra identidad en la Comunidad foral?Historia y memoria de los símbolos de Navarra

Sí, los símbolos de Navarra están claros, y se defienden. Otra cosa es que algunas personas pueden verse identificadas con otros símbolos además. Debemos aprender que en democracia las cosas no son únicas, la manera de pensar es plural, también la forma de entender la realidad, los proyectos culturales y políticos son variados… Soy muy crítico con esa tendencia a buscar en el pasado un momento con el que me siento especialmente significado y explica mi pensamiento. Las fotos fijas del pasado son muy irreales, buscan la justificación directa del presente en el pasado. Y las identidades son construcciones culturales, en cambio permanente.

Un discurso muy diferente al de Vox. ¿Le preocupa el auge de la extrema derecha?

Vemos con preocupación el auge de Vox. Todo lo que tiene que ver con los derechos humanos y su prioridad en las políticas públicas es importante. Aunque es una parte de nuestro trabajo menos conocida, trabajamos mucho por la convivencia en las escuelas, con los programas Escuelas con Memoria y por la Paz y la Convivencia. También en diversidad intercultural, un valor muy importante y que es necesario trabajar en Navarra. La debemos contemplar como un valor, un enriquecimiento. Nos preocupa la presencia de tics xenófobos y racistas en el debate público que culpan a las comunidades migrantes de manera totalmente injusta. Porque no es así, y lo demuestran los datos. Estos discursos de blanco y negro, simplistas, sobre el drama de la migración pueden hacer retroceder décadas de trabajo.

Pero no parece que en Navarra, por el momento, esto suceda

La convivencia en Navarra en este sentido es francamente buena, pero no quiere decir que no debamos estar vigilantes y trabajar por extender ese mensaje positivo en torno a la pluralidad. Lo mismo que ha ocurrido con el trabajo de la igualdad de la mujer. Conforme profundizamos en el tema hemos sido conscientes de actitudes que no eran explícitamente machistas, pero sí tenían una carga de profundidad muy importante. Quizá actitudes paternalistas…

Contra las políticas de mujer se posiciona Vox de forma nítida también

Que se cuestione la violencia contra la mujer es una involución muy importante. Debemos ser firmes y tener las cosas muy claras en un régimen democrático, mantener una actitud vigilante para evitar que algo que no es un problema comience a serlo. Tenemos el ejemplo de Europa y la falta de integración de las comunidades migrantes al lado…

ETA anunció su disolución en mayo del año pasado, pero todavía genera problemas de convivencia, como las disputas entre familiares de presos y víctimas alrededor de la ‘performance’ de las pasadas Navidades.

El trabajo en memoria reciente las dificultades son evidentes. Las víctimas del terrorismo de ETA ven algo difícil trabajar con Bildu. Pero también es importante buscar el consenso en la memoria reciente, aunque sea difícil. La deslegitimación de la violencia, la mirada crítica al pasado, la no-violencia, el respeto a los derechos humanos… es muy importante llegar a un consenso también en este tema.

La instalación de Sare contra la dispersión provocó quejas de las víctimas de ETA

Son temas complicados, dolorosos. Todas las personas tenemos nuestra opinión y nuestra forma de ver la realidad. Hay que buscar siempre una solución que respete a las víctimas y que no inflija más dolor a personas que ya han sufrido mucho. Desde el respeto absoluto a la libertad de expresión, debemos ser todos y todas muy cuidadosos con la forma en que expresamos públicamente reivindicaciones, por la forma en que puede afectar a las víctimas. Dicho esto, el acto tenía la aprobación de la Delegación del Gobierno, que es la competente en esta materia.

¿Debe el Gobierno cambiar ya la política de dispersión?

Sí, la situación requiere una nueva política penitenciaria. La dispersión está generando mucho dolor y tiene que ser revisada, pero dentro del cumplimiento de la ley. Hay que buscar que los derechos de todas las personas se puedan defender, pero sin ofender a nadie.

El Gobierno ha impulsado una nueva Ley de Víctimas de Extrema Derecha después de que el Tribunal Constitucional anulara la anterior

La ley fue aprobada durante la legislatura anterior por una mayoría más amplia que la del cuatripartito. Regulaba la creación de una comisión de reconocimiento y reparación, que estudiaría cada caso concreto. El TC, con varios votos discrepantes, tumbó esa comisión. El cuatripartito ha impulsado un nuevo proyecto de ley que dé cobertura a esas personas. Tenemos el ejemplo del País Vasco para buscar una fórmula que permita avanzar.

La memoria histórica ha sido una de las apuestas más claras del Gobierno del cambio. ¿Está satisfecho con los resultados?

Teníamos muy claros los objetivos, basados en los derechos humanos. Memoria y políticas de atención a víctimas. Lo hemos resaltado muchas veces, pero insistimos: hay que atender a todas las víctimas desde un punto de vista asistencial y memorial, y tiene que hacerse necesariamente por separado. Cada una en su propio contexto, sin mezclas ni diluciones de ningún tipo que pueden llevar a la compensación. Y eso es inaceptable. Ninguna víctima está nunca justificada, y tampoco un acto violento.

La estructura de su Dirección General imita la creada en el Gobierno vasco

Sí, era la única comunidad del Estado que tenía esa estructura gubernativa. Pero también nos hemos fijado en Catalunya, Andalucía… y también a Europa.

Ha situado a Navarra en la vanguardia de la memoria histórica en cuatro años de legislatura

Sí. Lo importante es el trabajo previo de los familiares de víctimas del franquismo. La conformación de las asociaciones a partir del año 2000 preparó el terreno. Pero es necesaria la voluntad, que debe traducirse en medios humanos y económicos. En este tema hay un consenso mayor que el del cuatripartito. La sensibilidad es muy importante a la hora de buscar la colaboración, explicar bien qué hacemos, que no es una revancha. Es memoria vinculada a los derechos humanos. Es necesaria una labor pedagógica. Imagina que es tu abuelo, tu familiar, el que está enterrado en una cuneta no sabes dónde. Hemos logrado un cambio profundo en memoria histórica porque hemos tenido en cuenta a las asociaciones y a otros partidos políticos.

¿Qué queda por hacer?

Muchas cosas. Han sido muchas décadas de silencio institucional en torno a la memoria histórica, y evidentemente en una legislatura no se puede dar por finalizado. Yo tengo la convicción clara de que el de la memoria es un trabajo permanente, no se hace y queda hecho. Y debe ser prioritario para las instituciones. Hay que seguir profundizando: reconocimiento y reparación a las víctimas, plan de exhumaciones, banco de ADN… todavía son muchas las personas que tienen un familiar por encontrar. Y conforme pasa el tiempo es más difícil, las fuentes son menos, y otros se ocuparon de ocultar lo que hicieron. Pero hay que seguir trabajando también en la democratización del espacio público y la retirada de simbología que exalta la violencia. Hemos dado pasos, pero faltan más todavía.

Ha contado con apoyos más allá del cuatripartito.

Sí, las fuerzas políticas que tenían una posición crítica con las políticas de memoria que estábamos haciendo se han ido acercando a nuestras tesis. Cabe recordar que en Navarra no hubo frente de guerra, se dieron desapariciones forzadas, producto de la represión, y sin juicio de ningún tipo. Es una cuestión muy importante, hablamos de fosas clandestinas y ejecuciones extrajudiciales. La Ley de Lugares de Memoria, por ejemplo, concitó el apoyo de todas las formaciones políticas, salvo la abstención del PP. Es muy significativo, y eso no ocurría al inicio de la legislatura.

¿Cuál es su opinión respecto al monumento a los Caídos? ¿Qué hacer con el edificio?

Seguro que el Ayuntamiento está implementando las medidas que considera mejores. Hay un respeto absoluto por nuestra parte. Es imprescindible el debate público. Cuando nosotros retiramos la laureada del palacio de Navarra teníamos la convicción de que era una exaltación de la violencia como instrumento político impuesta por Franco, y que era una afrenta a las víctimas. Lo explicamos a la ciudadanía, no lo retiramos una noche discretamente, sino con paneles informativos a pie de obra. Habrá gente que lo comparta, otra que no, pero nosotros aportamos razones y argumentos. Eso es fundamental en cualquier trabajo de memoria, en el caso de Caídos también. Evidentemente es un símbolo franquista, con esos frescos de San Francisco Javier de la Navarra guerrera, Navarra misionera. Un ideal del navarrismo franquista. Ante eso, hay que buscar un consenso social, cabe el derribo o la resignificación. Corresponde al Ayuntamiento.

¿Y las celebraciones mensuales de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz?

Pienso en el efecto sobre las víctimas, la revictimización. Creo que no todo cabe en el espacio público en democracia, debe estar regulado.

Su receta ha sido la de involucrar a la comunidad científica, la universidad

Sí, en todo lo que estamos haciendo acudimos a grupos universitarios de investigación para buscar ese rigor que el trabajo en memoria debe tener. Bueno, cualquier trabajo, pero en un aspecto tan sensible, con víctimas involucradas, más.

¿Continuarán los programas Banco de ADN y Escuelas con Memoria?

Tienen vocación de continuidad, por supuesto. Debemos seguir profundizando. El banco de ADN es una pieza muy importante para acompañar el plan de exhumaciones que hacemos junto con la sociedad de ciencias Aranzadi. Vamos a renovar el convenio este año. Ayuda a las identificaciones, pero no siempre se va a poder hacer. Es lamentable, pero es así. Han pasado muchos años. No hablamos de padres e hijos, sino de nietos y biznietos. En cualquier caso, tiene un valor muy reparador para las víctimas. Y un proyecto especialmente bonito es el de Escuelas con Memoria y por la Paz y la Convivencia. Permite la transmisión intergeneracional de la memoria para reparar a las familias y a la sociedad, para mejorar la convivencia, que para ser real tiene que ser justa. Y también para que las futuras generaciones recuerden lo que ocurrió, y desde una mirada crítica, democrática, desde los derechos humanos, reciban el mensaje claro de que no debe volver a pasar.

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