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2030, una Agenda necesaria

Objetivos de desarrollo sostenible que marcarán la Agenda 2030.

Laia Bonet

Tercera tenienta de alcaldía de Agenda 2030, Transición Digital, Deportes y Coordinación Territorial y Metropolitana del Ayuntamiento de Barcelona —

En los últimos meses hemos asistido a un giro en la opinión pública a nivel mundial. La emergencia climática se ha convertido en la gran protagonista del debate gracias a las movilizaciones lideradas por los más jóvenes y a una evidencia científica que ya es imposible ignorar. Estamos ante el gran reto social y político de nuestros días.

Para afrontar este escenario será necesario dotarnos de nuevas herramientas que nos ayuden a diseñar medidas de gran alcance que, además, reduzcan la fractura social heredada de la gran recesión y se adapten a una incertidumbre permanente respecto al futuro de la economía en el corto y el medio plazo.

En esta coyuntura la Agenda 2030 adquiere aún mayor importancia. En el cuarto aniversario de la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) por parte de la Asamblea de Naciones Unidas, vemos como esta Agenda se ha convertido en el principal instrumento global para llevar a cabo políticas transformadoras que nos permitan trabajar para un futuro inclusivo, sostenible y resiliente.

Pasados estos cuatro años iniciales hemos aprendido algunas lecciones que deberían guiarnos en la década que tenemos por delante. La primera, que si buscamos resultados diferentes deberemos actuar de forma distinta. Por ejemplo, se ha hecho evidente que para revertir los efectos del calentamiento global será necesario cambiar nuestro enfoque y atrevernos a tomar decisiones drásticas y de solvencia contrastada.

Un segundo aprendizaje es que necesitamos profundizar en los compromisos y las coaliciones que harán posible cumplir con la Agenda 2030. Para ello será necesario identificar las áreas de actuación y priorizarlas, dotar de recursos suficientes nuestras medidas, aprender a medir su evolución, y generar espacios de encuentro para la colaboración de los distintos actores implicados. Un horizonte ambicioso al que solo será posible llegar gracias a una actuación transversal que nos implique a todos, empezando por los gobiernos locales.

El papel de las ciudades es una de las claves para que los ODS sigan desplegándose con éxito. La agenda urbana y la agenda global se han ido mimetizando hasta el punto que del éxito de las políticas urbanas depende en buena medida que podamos dar respuesta a los efectos de la crisis climática o al enquistamiento de las desigualdades sociales.

Desde Barcelona debemos asumir esta doble responsabilidad y entender que los retos que afrontamos son de carácter local pero tienen un impacto global. De ahí la doble importancia de actuar. Medidas como la reciente aprobación de la Zona de Bajas Emisiones van en esta dirección. La mejora de la calidad del aire en la ciudad no es solo una urgencia para los que vivimos en ella, también es nuestra aportación para paliar un problema que va más allá de nuestro territorio.

En Barcelona hemos adoptado los ODS como una herramienta y un incentivo para mejorar las políticas urbanas, también trabajamos en la coordinación y el intercambio entre instituciones, y en su difusión y promoción entre la ciudadanía. La Agenda 2030 es el mejor instrumento para conectar la ambición global con la acción locall, y nuestra mayor aportación es estar comprometidos con ella.

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